El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación se refirió a los problemas que encontró al asumir, fue crítico con la anterior gestión, y planteó los proyectos en los que se trabaja a futuro.
En medio de la Misión Saocom, la más compleja de la historia aeroespacial de Argentina y que permitirá poner en órbita otro satélite clave para la producción agrícola, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, Roberto Salvarezza, hizo un repaso sobre los problemas con los que se encontró al asumir en su cargo y una proyección de lo que espera para los próximos cuatro años.
El funcionario fue muy duro con la gestión de Mauricio Macri y de su predecesor, Lino Barañao, y se mostró optimista de cara al futuro. De hecho, destacó que tras el Saocom, las energías estarán puestas en el proyecto Sabia-Mar junto a Brasil, un satélite fundamentalmente integrado al proyecto Pampa Azul cuyo objetivo será ofrecer información vinculada con la protección del Mar Argentino, la industria pesquera y el avance del cambio climático. Pero también se apunta a reactivar para 2023 el Arsat 3, dedicado principalmente a facilitar el acceso a la banda ancha en todo el país.
¿Cómo se trabaja para recuperar la confianza en un sector que ha sido castigado en los últimos años?
Se trabaja con gestos y hechos. Gestos hemos tenido muy claros. Por ejemplo la creación del ministerio. Si bien la estructura de la secretaría estaba presente, elevarlo al rango de ministerio significa jerarquizar la situación de la ciencia dentro del Gobierno nacional. En hechos concretos, tuvimos el incremento de los montos de las becas del Conicet y de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, que en junio van a tener un valor superando la línea de pobreza. También el refuerzo de ingresos al Conicet, que vamos a casi duplicar los de 2019. Y un refuerzo del 25 por ciento en los proyectos de investigación. Esto demuestra que el Gobierno apuesta a la ciencia y tecnología como lo hizo en el período 2003-2015.
¿Es importante para ustedes dar esos mensajes para que el sector se sienta contenido?
Claro. El otro día estuvimos con el ministro de Salud, Ginés González García, anunciando un desarrollo para la detención temprana de dengue. Esto también es un mensaje a la comunidad científica del interés, de la importancia que le da este Gobierno a la sociedad del conocimiento.
¿Estos casos sirven para que la ciencia esté más cerca de las demandas sociales?
Por supuesto. Hay dos temas. Por un lado recomponer el sistema científico que en sí mismo necesita mayor financiamiento, mejores becas, más cargos para funcionar correctamente. Por otro lado, el sistema debe ser abierto a las necesidades de la sociedad. Lo del dengue, o la participación en el programa de emergencia alimentaria con desarrollos informáticos que se han desarrollado, son claros ejemplos.
¿Es complejo para usted y su equipo marcar prioridades en un año financieramente difícil para el país?
Nosotros teníamos como prioridad que los jóvenes investigadores no se vayan al exterior. Sabemos que Argentina retrocedió en la cantidad de recursos humanos en el sistema científico. Lo importante de nuestra emergencia es que no se vayan los jóvenes, que sepan que hay un Gobierno que valora la ciencia, e hicimos los gestos iniciales para que este mensaje sea recibido. Hay que hacer un esfuerzo mayor, porque todo lo que hicimos no alcanza para tener el sistema como estaba en 2015. Sin científicos va a ser difícil tener una Argentina competitiva.
Hay que cambiar la percepción de que no se puede hacer ciencia, algo que se instaló durante los anteriores cuatro años, en los que trabajó el Gobierno de Macri para achicar el Estado y afectó profundamente al sistema de ciencia.
¿Todo esto que usted marca que se destruyó en cuatro años, podrá recuperarse en el gobierno de Fernández?
Eso dependerá del contexto económico y social del país. Nosotros buscamos cambiar las variables. La magnitud de la recomposición dependerá de muchos factores, principalmente de la situación económica. Si hay una reactivación, como todos creemos, uno podría pensar que tres años de crecimiento permitirán una recomposición del sistema de ciencia y lograr una inversión cercana a la que teníamos en 2015. En un escenario más negativo vamos a demorar más.
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