La hija de la ex presidenta se encuentra en Cuba por cuestiones de salud, y para su viaje debió obtener una autorización judicial por parte del Tribunal que tiene a cargo la causa de lavado de dinero de Los Sauces y Hotesur.
La Justicia Federal ordenó a Florencia Kirchner que se presente una vez cada 30 días ante la embajada argentina en La Habana, Cuba, como una forma de controlar su estadía y estado de salud, ya que se encuentra allí con una autorización judicial.
La decisión fue tomada por el Tribunal Oral Federal 5, que tiene a su cargo el juicio por las causas unificadas de lavado de dinero de Los Sauces y Hotesur, que envió a través de la Cancillería para que se notifique a la hija de la ex presidenta Cristina Fernández que tendrá la "obligación" de presentarse ante la delegación argentina de la capital cubana.
Florencia Kirchner se encuentra en Cuba desde marzo, con autorización judicial, donde está siendo asistida por el Centro de Investigación Médico-Quirúrgicas dependiente del Ministerio de Salud de la República de Cuba (CIMEQ). La ex presidenta y actual senadora se encuentra junto a ella desde ayer y permanecerá hasta el 10 de julio, según le informó al Tribunal Oral que la juzga por el caso de corrupción en la obra pública de Santa Cruz.
La orden del tribunal responde a un pedido del fiscal de la causa, Diego Velazco, en medio de la controversia por la salud de la hija de la ex presidenta. Por ahora, la Justicia sostiene que no hay urgencia para su regreso, ya que el juicio contra CFK, sus hijos y otros allegados se iniciará hacia fines de año. Sin embargo, el fiscal pide que la información de la salud de Florencia Kirchner "debe ser más clara".
El diagnóstico inicial de la joven es "trastorno de estrés postraumático, indicándose como otros diagnósticos los siguientes: síndrome purpúrico en estudio; Polineuropatía sensitiva desmienilizante de etiología desconocida; amenorrea en estudio; bajo peso corporal y linfedema ligero de miembros inferiores de etiología no precisada".
La ex presidenta ya concurrió en dos oportunidades a Cuba para visitar a su hija, y en ambas ocasiones debió pedir permiso a los tribunales que la juzgan por casos de corrupción.
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