Trezidavomartiofobia. Esta palabra de enredada ortografía designa el miedo irracional al martes 13, una fecha que mucha gente cree que está asociada a la mala suerte y a las desgracias. De todos es conocido el dicho: “Martes 13, no te cases ni te embarques ni de tu casa te apartes”. Pero, ¿cómo empezó esto?
En principio, el número 13 está universalmente asociado a todo lo funesto, en oposición al luminoso 7. En la “smorfia”, es decir, la interpretación de los sueños para jugar a la quiniela, el 13 es “la yeta”, la mala suerte.
Por otra parte, se habla de que en la Última Cena había 13 personas a la mesa y una murió, Jesucristo. Todavía se suele señalar ese detalle en las reuniones, cuando se juntan por casualidad esa cantidad de personas.
Se puede continuar con la historiografía cristiana para señalar que en el libro más enigmático de la Biblia, el Apocalipsis (palabra griega que significa “revelación” y no tiene relación con el fin del mundo), en el capítulo 13 se habla de “la bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo”. Esta “bestia” que domina el mundo tiene un número grabado relacionado: “El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis”.
Mientras tanto, en la baraja del Tarot, un juego de cartas que se utiliza en la adivinación que llegó a Europa en la Edad Media y de origen desconocido, el Arcano Mayor número 13 es nada más ni nada menos que la Muerte. En la mayoría de las representaciones, se la dibuja como un esqueleto, munida de su clásica guadaña. Esta carta, de todos modos, en el simbolismo del Tarot es de buen augurio, ya que representa el cambio, la mutación.
Los hoteles, sabedores de esta superstición, no suelen tener piso 13, ni tampoco hay fila 13 en los aviones.
A pesar de todo, para el conocimiento esotérico el 13 es un buen número. Los masones que diseñaron La Plata, por ejemplo, hicieron que por el centro de la ciudad pasen la avenida 13 y el boulevard 52, número producto de multiplicar 13 por 4.
La Última Cena, el apocalipsis, la muerte. Todo eso está asociado al 13. ¿Y el martes 13?
Marte era el dios romano de la guerra. Así, el día martes está regido por la destrucción, la sangre y la violencia, por lo que en las culturas latinas es un día funesto. Y que un martes sea justo 13 en el calendario potenciaría ambas cualidades siniestras.
Una leyenda popular, por otra parte, asegura que Constantinopla, la capital del Imperio Romano de Oriente, cayó un martes 13 del año 1453, hecho que marcó el fin de la Edad Media. Pero eso es imposible, ya que la ciudad fue tomada un 29 de mayo, lo que quedó registrado por los historiadores con mucha precisión porque ocurrió después del eclipse lunar total del 22 de mayo.
Otra historia aún más incomprobable dice que un martes 13 Yahvé envió la confusión de lenguas a la Torre de Babel.
Lo cierto es que se suele asociar el martes 13 del mundo hispanoparlante con el viernes 13 anglosajón, y de hecho la famosa saga de películas de terror llamada “Friday the 13th” en inglés se tradujo como “Martes 13” en castellano.
La diferencia es que en el caso de la cultura inglesa y estadounidense se recuerda una tragedia histórica que sucedió un viernes 13. El 13 de octubre de 1307, que cayó viernes, fueron detenidos todos los caballeros templarios de Francia en un operativo ordenado por el rey Felipe IV, “el Hermoso”, y el papa Clemente V, que veían tambalear su autoridad política y financiera frente a la poderosa Orden. Más tarde los templarios serían torturados y exterminados.
Un detalle que surge de las matemáticas: ningún año puede tener menos de uno ni más de tres martes 13. Este 2022, de hecho, tiene dos, y el segundo será en diciembre.
¿Qué hacer un día como hoy, entonces? Para muchos será un día más; otros extremarán sus precauciones y saldrán a la calle con herraduras, patas de conejo o manos de Fátima; mientras que otros más desafiarán la superstición y se casarán un día como hoy, fecha en la que estadísticamente se registran más bodas que de costumbre. Creer o reventar. (DIB)
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