Por primera vez desde que asumió Axel Kicillof enfrenta un horizonte de conflicto que podría trabar el inicio de las clases, previsto para el 1° de marzo. El problema, sin embargo, no se generó entre su gobierno y los gremios docentes, con los que realizará una reunión de paritarias la semana próxima. Ocurre por una medida del Gobierno nacional, que priva de financiamiento al sector educativo en Buenos Aires y el resto de las provincias.
En efecto, el jueves la Provincia depositó los salarios de los 350 mil trabajadores de la educación, incluyendo una serie de fondos que están a cargo de Nación desde la década del 90, cuando se transfirió la educación a las provincias. El más conocido es el FONID (Fondo Nacional de Incentivo Docentes), pero también hay otros que se usan para Conectividad y para Material de Estudio. Representan el 12% de los sueldos e implican una inversión mensual de 14.000 millones.
Kicillof pagó porque Milei se negó a hacerlo. El Presidente dio la orden de suspender los envíos después de la votación negativa de la Ley Bases, una medida que afecta a todas las provincias, pero que no todas pudieron morigerar como Buenos Aires. “Es una medida de revancha contra los docentes, no contra el gobernador”, dicen en el gabinete. Se refieren a que, sin ese auxilio, los maestros hubiesen recibido un recorte de su salario nominal, ya mellado por la inflación.
Pero Kicillof no puede asegurar que esos fondos vayan a estar disponibles el mes próximo. El director general de Cultura y Educación, Alberto Sileoni, se sumó a un pedido que realizaron sus pares del resto de las provincias, pidiendo precisiones al secretario de Educación de Milei, Carlos Torrendel. El funcionario respondió que no puede asegurar que los fondos sean repuestos.
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