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La desigualdad social que existe entre varones y mujeres es sin dudas, notable. A la distribución desigual de las tareas del hogar y del cuidado de adultos mayores o niños (que en su mayoría son puestas como responsabilidad del sexo femenino) y a la falta de oportunidades laborales o de crecimiento dentro de un mismo puesto de trabajo en comparación con un hombre, se agrega también la brecha salarial que históricamente ha dividido ambos géneros.
Es que, incluso teniendo el mismo puesto de trabajo y las mismas responsabilidades, las mujeres cobran un monto considerablemente menor en comparación con sus compañeros hombres. Incluso, se han registrado casos en donde, a pesar de tener mayor experiencia laboral, perciben menos dinero que un hombre que está iniciando su carrera laboral.
Los hombres cobran un salario 20,2 por ciento mayor que las mujeres, según se desprende del informe sobre la situación de género del tercer trimestre de 2019 del departamento de Estudios Estadísticos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT).
El informe, que abarca el escenario respecto a la exposición a riesgos, cobertura, accidentabilidad y litigiosidad, marca que la participación de hombres y mujeres en el mercado laboral continúa estructuralmente condicionada por el género.
El salario bruto promedio de trabajadores de unidades productivas es de 51.203 pesos, y el de las trabajadoras de 42.585 pesos. Las explicaciones se encuentran en la concentración de mujeres en sectores económicos como administración pública, defensa y seguridad social, enseñanza y comercio.
“Los estereotipos continúan reproduciéndose en la división de tareas en el mundo del trabajo. La división entre las actividades masculinizadas, en sectores como la construcción, la minería, las manufacturas, el transporte y el agro permanecen concentradas en los hombres. En tanto que, los sectores de servicios, fundamentalmente en sanidad y educación, son en los que se centralizan las mujeres. La naturalización de las tareas de cuidado, confección de prendas de vestir, tareas domésticas sigue teniendo correlación con lo que sucede en el plano laboral”, indica el informe que fue publicado en la página www.argentina.gob.ar.
En términos generales la población de varones es más joven, más heterogénea en su distribución por actividad económica y mantienen esa heterogeneidad a lo largo de todas las edades, lo que no ocurre con las mujeres.
Hay cuatro actividades que concentran el 58,5 por ciento de las trabajadoras. El 29,5 por ciento de las mujeres registradas y cubiertas se concentra en administración pública, defensa y seguridad social obligatoria, el 13 por ciento en Servicios de hogares privados que contratan servicio doméstico, el 12,4 por ciento en Enseñanza y un 3,6 por ciento en salud humana y servicios sociales.
En tanto, el informe también revela que el 3° trimestre de 2019 fallecieron 141 trabajadores por accidentes laborales: 120 hombres (85,1 por ciento) y 21 mujeres (14,9 por ciento). El 90,5 por ciento de los casos mortales de trabajadoras mujeres fue accidentes “in itinere”, es decir, durante el desplazamiento hacia el trabajo, mientras que en la población de hombres el 54,2 por ciento fue por accidentes de trabajo, y el 45,0 por ciento por accidentes de trayecto.
Se notificaron un total de 17.204 juicios al Registro Nacional de Litigiosidad. En el 79,9 por ciento de los casos los demandantes son hombres, y de éstos, prácticamente el 100 por ciento son trabajadores de unidades productivas.
El 29,2 por ciento de los expedientes judiciales en los que la demandante es una trabajadora, la contingencia reclamada es por un accidente in itinere, y en el 40,8 por ciento de los casos es por accidentes de trabajo. En los hombres las demandas por accidentes de trabajo representan el 53,4 por ciento de los juicios, mientras que por accidentes in itinere el 15,5 por ciento.
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