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Ex trabajadores de Fabricaciones Militares reclamaron por las fuentes laborales y cuestionaron la decisión del Gobierno nacional de cerrar la planta.
En medio del acampe que llevan adelante en el Veredón Municipal desde el cierre de Fanazul a fin del año pasado, los ex operarios se juntaron para recordar un nuevo aniversario de la fundación de la fábrica y reafirmar la postura sobre su reapertura.
Al respecto, el fabriquero Omar Menchaca expresó que no podrán quitarles a ninguno de los despedidos "la ilusión de volver y reabrir Fanazul", y en ese sentido confirmó que seguirán adelante con el acampe hasta las próximas elecciones. "Este acampe es demostrarle a los políticos que tienen que hacer mucho más. Queremos que los jóvenes puedan volver a trabajar el año que viene o en 2020 en esta fábrica", explicó.
Por su parte, Juan Cacace, quien era delegado de los operarios de la fábrica local, cuestionó a las autoridades nacionales que cuando decidieron cerrar la planta no los dejaron ni ingresar a buscar sus pertenencias. "Rompieron todo para desmoralizarnos. Tuvieron un ensañamiento con los trabajadores", dijo sobre la situación de las 254 personas que se desempeñaban allí hasta su cierre a fines de diciembre del año pasado.
Cabe recordar que la semana pasada el interventor de la dirección general de Fabricaciones Militares, Luis Riva, quien anunció el cierre de la planta, renunció a su cargo. El cese de actividad provocó un fuerte conflicto en la ciudad bonaerense y la reacción de los vecinos, quienes realizaron diversas manifestaciones para exigir que el Gobierno dé marcha atrás con la medida, algo que no prosperó.
La Fábrica Naval de Pólvoras y Explosivos de Azul había comenzado a funcionar el 3 de octubre de 1946 en la Ruta Provincial 80, y en 1987 fue incorporada a la Dirección General de Fabricaciones Militares, y pasa a llamarse Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos.
Fanazul llegó generar 500 puestos laborales, aunque sufrió una fuerte crisis en los años 90, bajo la presidencia de Carlos Menem. Fue la única capaz de producir explosivos TNT en toda América Latina, hasta que en 2017 el por ese entonces interventor Riva ejecutó, por orden del Gobierno, un brutal ajuste en Fabricaciones Militares y cerró la planta local, dejando 254 trabajadores en la calle.
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