Hace cinco años se mudaron y los robos comenzaron inmediatamente. La víctima aseguró que la policía le explicó que, como los autores serían menores, “no se puede hacer mucho”.
Un nuevo robo sacudió a una familia de la localidad de Zelaya el pasado lunes durante horas de la madrugada. Fue cerca de las 3 de la mañana cuando José Morales regresaba a su hogar ubicado en la calle González, entre Carrión y Belliera y, tras ver las luces encendidas y la puerta abierta del fondo, decidió dirigirse directamente hacia la comisaría.
“Llegaba con el auto y vi todo abierto, entonces seguí de largo. Cuando llegué a la comisaría, me hicieron esperar porque no había móviles. Cuando llegaron, nos dirigimos a mi casa y estaba todo revuelto”, contó en diálogo con
Resumen, el vecino damnificado.
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Los ladrones rompieron una ventana, revisaron cajones, tiraron ropa y arrancaron un televisor. En el fondo del predio, los efectivos encontraron una mochila con pertenencias que los malvivientes no llegaron a llevarse: auriculares, una tablet, electrodomésticos, cosméticos, entre otros.
Sí lograron llevarse dinero en efectivo, el control remoto de la televisión, un gas pimienta de bolsillo, y artículos personales que incluyeron, extrañamente, un cepillo de dientes. “El miedo es que se hayan preparado para entrar de vuelta”, añadió Morales.
José se mudó a Zelaya hace cinco años y este es el quinto robo. Cuando aún estaba en plena mudanza sufrió el primer robo en donde se llevaron las cajas embaladas. La segunda vez, lo desvalijaron. La tercera, robaron herramientas del fondo. La cuarta, se llevaron una computadora que estaba cerca de una ventana.
“Estoy preocupado porque ya pasó cinco veces y volverá a pasar. Luchamos para estar un poquito mejor y cada golpe de estos es muy duro. No sé qué más hacer, no estamos bien económicamente y un sistema de alarmas es costoso” explicó Morales.
“Luchamos para estar un poquito mejor y cada golpe de estos es muy duro”
Sobre el trabajo de la policía, comentó que no le otorgaron soluciones: “Nos dijeron que no podían hacer nada, que no sabían quiénes habían sido. Nos pidieron que hiciéramos la denuncia y que no tenían móviles porque no se los mandan”.
Más tarde sí le dieron una pequeña teoría de quienes serían los autores. “Me dijeron que creen que son unos rateros del barrio, pero que son menores y no pueden hacer mucho. Una solución, no nos dan. Yo les pedí que investiguen, que haya movimiento de las autoridades”.
Por último, afirmó que tanto él como su madre trabajan para “estar lo mejor posible” pero que los continuos robos los desaniman. “Uno se encuentra con que la respuesta de la policía de que nada se puede hacer porque son menores. Queremos una investigación, porque nosotros es como si estuviésemos esperando ya el próximo golpe”, cerró José.
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