Rosalía Paniagua fue condenada a prisión perpetua por el crimen de Roberto Wolfenson
El Tribunal Oral en lo Criminal N° 4 de San Isidro condenó a prisión perpetua a Rosalía Paniagua por el asesinato del empresario. La empleada doméstica había confesado el crimen durante el juicio, y la Justicia consideró acreditada su responsabilidad.
El Tribunal Oral en lo Criminal N° 4 de San Isidro condenó este jueves a prisión perpetua a Rosalía Paniagua, la empleada doméstica acusada de asesinar al ingeniero y empresario Roberto Wolfenson en su vivienda del country La Delfina, en Pilar, en febrero de 2024. El fallo se conoció en el marco del juicio que comenzó el 3 de noviembre y que tuvo un giro decisivo en la tercera audiencia, cuando la imputada confesó el crimen ante los jueces.
Paniagua llegó al debate oral imputada por robo calificado por el uso de arma en forma impropia en concurso real con homicidio criminis causa, una figura que prevé la pena máxima del Código Penal. En la audiencia del 5 de noviembre admitió su responsabilidad: "Se me fue todo de las manos", afirmó ante el tribunal, al relatar que la víctima la habría sorprendido mientras intentaba robar un teléfono celular.
Según su declaración, Wolfenson la descubrió en la habitación de huéspedes y la amenazó con denunciarla, lo que derivó en un violento enfrentamiento. Paniagua describió que primero le dio un cabezazo, luego lo arrojó al piso, lo pateó en el pecho y finalmente utilizó un colgante para asfixiarlo. También dijo que había tomado el celular por pedido de la esposa del empresario para "ver en qué andaba", aunque esa versión fue descartada por fuentes del caso, que la consideraron falsa.
Pruebas forenses y testimonios que sellaron la acusación
La autopsia practicada al cuerpo de Wolfenson resultó clave para reconstruir el hecho. Los peritos hallaron ADN de Paniagua bajo las uñas de la víctima, un indicio contundente de un forcejeo. La perito criminalística Débora Paula Albornoz señaló en su informe que no existían señales de participación de una tercera persona y que los cabellos encontrados en la escena correspondían a un desprendimiento producto de una pelea.
Durante la investigación, dirigida por el fiscal Germán Camafreita, se determinó además que Paniagua habría aprovechado su acceso al domicilio para robar dinero, objetos de valor y pertenencias de la familia. Entre los elementos sustraídos se contaban un teléfono celular, un parlante bluetooth, un cuchillo de cocina, un candelabro de bronce tipo Menorah, guantes de limpieza, joyas de plata, cerca de $900.000 y 300 dólares. La mayoría de estos bienes fueron hallados posteriormente en su casa.
Los investigadores también constataron que no había rastros de violencia en las cerraduras ni accesos forzados, lo que reforzaba la hipótesis de que el responsable era alguien de confianza del entorno familiar. Las cámaras del country registraron a Paniagua retirándose en su horario habitual de trabajo, entre las 8 y las 13, sin que su mochila fuera verificada al salir. Luego, las imágenes de la estación de tren de Presidente Derqui la mostraron manipulando el celular de Wolfenson e incluso retirándole el chip. El mismo teléfono, según el expediente, fue ofrecido a la venta por la pareja de la acusada.
El candelabro de bronce robado también fue localizado: un comerciante dedicado a la compra de metales lo reconoció y confirmó que lo había adquirido de manos de la imputada.
Con la confesión de Paniagua, los peritajes, los testimonios y la evidencia material recolectada, el tribunal integrado por los jueces Esteban Andrejín, Victoria Santamarina y Osvaldo Rossi dio por acreditado que la mujer actuó sola y que asesinó a Wolfenson para asegurar el robo, encuadrando su conducta en el homicidio criminis causa.
Paniagua permanecía detenida desde marzo del año pasado, cuando se ordenó su captura. Tras el veredicto de este jueves, quedó formalmente condenada a la pena de prisión perpetua.

