El abogado que representa a la familia de Roberto Eduardo Wolfenson Band, el ingeniero electrónico jubilado hallado asesinado el viernes pasado en su casa del country La Delfina, aseguró hoy que la investigación aún no pudo determinar cuál fue el móvil del homicidio, aunque afirmó que confía en el trabajo de la Justicia para poder identificar a los asesinos.
Se trata de Tomás Farini Duggan, quien desde ayer se constituyó como el letrado del particular damnificado en representación de los dos hijos -un varón y una mujer-, que la víctima tuvo en su primer matrimonio, y emitió un comunicado de prensa que envió a Télam, en el que afirmó que “a la fecha no es posible determinar el móvil del homicidio”.
“Con ese propósito he ofrecido distintas medidas probatorias, cuya naturaleza y contenido no puedo referir en este momento, para no alterar su resultado. Sin embargo, confío que a través de esa prueba se logrará identificar a él o los autores materiales de la muerte del Sr. Wolfenson Band”, señaló el abogado.
Al inicio del comunicado, Farini Duggan explicó: “En nombre y representación de los hijos de quien en vida fuera Roberto Eduardo Wolfenson Band, me he presentado como particular damnificado en la causa donde se investigan las circunstancias en que se produjo su homicidio, con el propósito de lograr la condena de quien o quienes sean los autores de su muerte".
A su vez, reveló que ”la familia” le encomendó que los represente “en la investigación y ante los medios, pues las permanentes consultas de las que son objeto alteran el duelo que deben atravesar”.
En tanto, fuentes judiciales indicaron a Télam que el fiscal de la causa, Germán Camafreita, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 3 de Pilar, trabajaba desde esta mañana en la fiscalía delineando diversas diligencias y en reuniones con otros investigadores.
Uno de los ejes de la pesquisa es tratar de confirmar si Wolfenson recibió alguna visita el día previo al hallazgo de su cadáver, tal como le anunció a su empleada doméstica.
El dato surgió de la declaración testimonial de la empleada que, en principio, fue la última persona en verlo con vida el jueves pasado por la tarde, cuando como todas las semanas fue a trabajar al domicilio.
La empleada doméstica declaró ante los investigadores que ese jueves Wolfenson, un asesor de empresas dedicadas a sistemas energéticos y experto en baterías de litio, le pidió que limpiara porque iba a recibir “visitas”, por lo que el fiscal intenta establecer si esa o esas personas que el jubilado esperaba realmente llegaron al domicilio y si puede estar relacionado al asesinato.
Allegados a la víctima contaron luego a Télam que la empleada doméstica "hacía menos de un mes" que trabajaba en la casa del ingeniero y explicaron que el fin de semana uno de los hijos de la víctima tenía pensado ir a visitar a su padre, por lo que tampoco se descarta que esa "visita" a la que hizo referencia la empleada posiblemente sea la que iba a realizar su hijo.
Otro dato que es materia de investigación es una sábana que los pesquisas encontraron ya lavada en el tambor del lavarropas, y que la empleada aseguró que ella no la puso allí, sino que estaba colocada en uno de los cuartos que preparó.
También se analizan las cuentas bancarias del ingeniero jubilado, ante la posibilidad de detectar algún movimiento sospechoso.
El fiscal Camafreita se entrevistó ayer con la viuda de Wolfenson en la casa donde ocurrió el crimen, el lote 397 de La Delfina, y más temprano con uno de los hijos y otros allegados y testigos.
La mujer aclaró que había hablado por última vez con su marido el miércoles 21 -cuando ella estaba de viaje-, que luego intercambiaron algunos mensajes con fotos por un regalo y que la última vez que tuvo contacto vía WhatsApp fue el jueves 22, cuando él le preguntó por una cuestión de la casa, cuando estaba la empleada.
Según los registros de la línea, que pertenece a la empresa Claro, el viernes último, alrededor de las 14, fue la última vez que el celular de Wolfenson estuvo en línea en WhatsApp antes de ser hallado fallecido.
De acuerdo a lo que pudieron reconstruir, Wolfenson estuvo la semana pasada unos días solo en su casa del country La Delfina, ya que su esposa se había ido de viaje con amigas y al regresar no volvió a su casa, sino que fue a lo de una hija en el barrio porteño de Villa Devoto.
El ingeniero electrónico jubilado de 71 años y asesor de empresas multinacionales, fue hallado muerto el viernes por su profesor de piano, que llegó a las 17 para su clase habitual, y cuando nadie le abrió la puerta, avisó a la guardia, entraron a la vivienda y encontraron el cuerpo en una habitación de huéspedes.
Si bien el primer médico policial tuvo el error de conjeturar que se trataba de una muerte natural, por los problemas cardíacos de la víctima, el primer fiscal que intervino, Andrés Quintana -con experiencia en la investigación del famoso crimen de María Marta García Belsunce en el country Carmel-, ordenó la autopsia que develó un día después que se trataba de un homicidio.
Wolfenson murió asfixiado en el marco de una maniobra de “estrangulamiento a lazo” con un elemento compatible con un cordel, cable, soga o hilo muy delgado, que le dejó un surco de ahorcadura y hasta unos cortes en la parte posterior del cuello, sobre la nuca.
Los forenses también determinaron que Wolfenson luchó mientras su asesino lo estrangulaba, ya que le detectaron lesiones de defensa, entre ellas, marcas lineales en sus dedos compatibles con que intentó aflojarse del cuello el hilo con el que lo estrangularon y que no fue hallado porque el asesino tuvo la precaución de llevárselo consigo o de descartarlo en algún sitio.
Si bien aún no se descarta ninguna, el robo no es la principal hipótesis del caso, ya que solo se llevaron el celular de Wolfenson y en la casa había una caja fuerte con dinero, relojes de marcas y otros elementos de valor que estaban intactos.
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