En una reciente entrevista televisiva, el abogado Omar Saker calificó el asesinato de Claudia Schaefer, perpetrado con 74 puñaladas en la casa de la pareja en el country Martindale, como un hecho “lamentable” que no habría ocurrido si Fernando Farré no hubiera estado “medicado”. Según el abogado, Farré tenía un exceso de sertralina, un antidepresivo, en su organismo.
“Cuando una persona toma este medicamento en exceso, pierde la capacidad de discernir entre el bien y el mal”, explicó Saker. Además, subrayó que después del juicio surgieron informes “concretos” de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que desaconsejan el consumo desproporcionado de este fármaco debido a los riesgos de comportamientos violentos.
Saker también criticó la pericia psicológica realizada a Farré, calificándola de “desastre” y argumentó que los investigadores debieron esperar unos días antes de efectuarla para permitir que Farré saliera de su estado de shock.
Fernando Farré y Claudia Schaefer, casados y con tres hijos, estaban en medio de un conflictivo proceso de divorcio. Este incluía una denuncia de Schaefer en la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia y una orden de exclusión del hogar para Farré del domicilio que compartían en Recoleta. El 21 de agosto de 2015, Schaefer fue a su casa de fin de semana en el country Martindale para recoger algunas pertenencias, acompañada por su abogado.
Ese día, Schaefer entró al vestidor para retirar su ropa cuando Farré la atacó con dos cuchillos que había tomado de la cocina. El crimen tuvo como testigos a la madre de Farré, una de sus abogadas y el abogado de Schaefer, quienes escucharon o vieron lo ocurrido desde la puerta del vestidor y una ventana que daba al jardín trasero de la casa.
La autopsia reveló que Schaefer fue asesinada con 74 puñaladas, de las cuales 66 fueron heridas de arma blanca, y la causa de su muerte fue un degüello.
En 2017, dos años después del asesinato, Farré fue sentenciado a prisión perpetua por el Tribunal Oral Criminal (TOC) de San Isidro. Además, se le privó de la potestad sobre sus tres hijos y de la administración de sus bienes mientras cumpla su condena.
La defensa de Farré ha solicitado que se lo declare “inimputable” o que se atenúe su condena bajo el argumento de “emoción violenta”.
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