La investigación por el crimen de Roberto Wolfenson (71) ha dado un giro sorprendente, centrándose ahora en la posible implicación de la empleada doméstica en un presunto plan para asesinar al ingeniero. Graciela Orlandi (70), viuda de Wolfenson, ha sido llamada a declarar por segunda vez ante el fiscal Germán Camafreitas, de la fiscalía N° 3 de Pilar, en busca de información crucial para avanzar en esta línea de investigación, que hasta el momento es la más sólida.
El fin de semana fue detenida en su casa de Rosalía Soledad Paniagua (34), la última persona que vio con vida a Wolfenson. Paniagua, quien apenas llevaba 20 días trabajando como empleada doméstica en la casa de Pilar, fue contratada por recomendación de José J., un portero del barrio La Delfina. Este último también ha sido parte de la investigación, aunque hasta el momento no se le ha acusado de ningún delito, consignó el diario Clarín.
Los indicios que apuntan a la posible implicación de la empleada son diversos. Se ha encontrado una correlación entre los movimientos de su teléfono celular y la activación del teléfono de la víctima. Además, un parlante bluetooth encontrado en la casa de Paniagua coincide con uno desaparecido de la residencia de Wolfenson, lo que ha contribuido a su detención.
Sin embargo, aún existen interrogantes en torno a este caso, como la fuerza necesaria para cometer el crimen y la ausencia de marcas defensivas en la primera declaración de la detenida. La investigación sigue en curso mientras se espera el resultado de pruebas de ADN y otros elementos recabados durante los allanamientos.
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