El crimen del ingeniero electrónico Roberto Eduardo Wolfenson Band, de 71 años, cometido el pasado viernes 23 de febrero sigue en investigación y, recientemente, se dio a conocer que los investigadores iniciarán esta semana una serie de estudios complementarios forenses.
Se intentará, entre otras medidas, obtener el ADN de un cabello hallado sobre el cuerpo de la víctima, analizar si son orgánicos los restos que se obtuvieron en diez hisopados de cada una de las uñas de las manos del hombre asesinado y comenzar con la apertura de las dos computadoras secuestradas.
Germán Camafreitas, fiscal que lleva la causa del homicidio recibió en las últimas horas la noticia de que comenzó el análisis del rastro capilar que fue levantado sobre el pantalón de Wolfenson y que no pertenece a la víctima, con el fin de poder obtener un ADN que, en caso de ser posible, compararlo con el patrón genético de algún sospechoso.
Es que, para poder obtener ADN de un cabello, es necesario que ese rastro tenga el bulbo, es decir la raíz, lo que ahora será clave para los peritos.
También se analizarán diez hisopos con restos subungueales que se obtuvieron durante la autopsia realizada el sábado 24 de febrero pasado, donde los expertos intentarán encontrar material genético con el cual también se pueda obtener un patrón genético.
Todo esto servirá en un futuro para poder compararlo con el ADN de algún sospechoso en caso de tenerlo, dijeron las fuentes.
Según las fuentes judiciales, el próximo martes comenzarán los estudios complementarios de las muestras extraídas en la autopsia al cadáver de Wolfenson, especialmente de anatomía patológica, los tacos de piel y los toxicológicos.
La intención del fiscal Camafreitas es poder achicar la ventana sobre la data de la muerte, ya que la última vez que fue visto con vida el ingeniero fue el jueves por la empleada doméstica y su cadáver fue hallado el viernes a las 17 por su profesor de piano, un vigilador del barrio y un vecino, que ingresaron a su casa con autorización de la esposa de la víctima.
Hasta el momento, la data de muerte -siempre aproximada en materia forense y a la espera de estudios complementarios- fue estimada entre 18 y 24 horas previas a la autopsia que se hizo a las 13 del sábado 24 de este mes, lo que lleva el reloj a que el crimen fue entre las 13 y las 19 del mismo viernes 23 en el que fue hallado asesinado.
Pero como el hallazgo del cadáver fue a las 17, la franja horaria a investigar fue acotada por el fiscal entre las 13 y las 17 de ese viernes.
Sin embargo, algunos elementos y declaraciones de testigos hacen creer que el crimen también pudo ser el día anterior: un amigo del barrio y vecino de Wolfenson aseguró que el jueves le escribió un mensaje de WhatsApp para acordar un encuentro con el fin de ir a caminar, pero nunca le llegó a la víctima: "Tenía una sola tilde", dijo.
Ese mismo día, pero más tarde, reiteró otro mensaje para invitarlo a cenar, pero tampoco le llegó ni obtuvo respuesta, lo que lo hizo conjeturar a ese vecino que el crimen de su amigo se había producido ese jueves 22.
Finalmente, los investigadores arrancarán con la apertura de las dos computadoras que fueron secuestradas en la casa de la víctima, una notebook y un CPU que pertenecía a la empresa a la cual asesoraba en temas vinculados a baterías de litio, tema del cual era experto.
Por el homicidio del ingeniero, aún no hay un móvil ni un sospechoso claramente identificado y, por el momento, el fiscal tiene a todos bajo investigación, tanto familiares, como allegados y empleados.
En el marco de la causa, ya declararon la viuda Graciela Orlandi, uno de los hijos, la empleada doméstica, el jardinero y piletero que estuvo en la casa el mismo viernes 23 y el profesor de piano que entró a la vivienda y halló el cadáver.
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