Jueves 21 de Noviembre de 2024

13 años del femicidio de Rosana Galliano: su hermana habló sobre sus hijos

Nehuén y Gerónimo tenían 3 y 4 años cuando su madre fue asesinada en su vivienda de El Remanso. Mónica Galliano habló sobre aquella noche y sobre cómo fueron estos años para ambos chicos.


  • Jueves 24 de Junio de 2021
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Nehuén y Gerónimo tenían 3 y 4 años cuando su madre fue asesinada en su vivienda de El Remanso. Mónica Galliano habló sobre aquella noche y sobre cómo fueron estos años para ambos chicos.

El 16 de enero de 2008 Rosana Galliano era asesinada en su vivienda del barrio El Remanso, ubicado en nuestro distrito. La joven tenía tan solo 29 años y era madre de dos hijos fruto de su relación con José Arce.

A 13 años del crimen de su hermana, Mónica Galliano, recordó aquel día. “Sentí un ruido como que se reventaba una lámpara y el grito desgarrador de ella ¡'Ay, ay’!, que había salido a hablar por teléfono. Corrí a la puerta, le estaban disparando y la violencia de los proyectiles hicieron que cayera dentro de la casa. Ahí comenzó la locura, la desesperación, no sabía qué hacer mientras veía a mi hermana desangrándose a mis pies”, recordó durante su charla con La Nación.

A las 22.50 el teléfono de Rosana sonó y del otro lado le hablaba José Arce, su esposo y a quien le había pedido el divorcio. La mujer esperaba a Nehuén y Gerónimo, sus hijos, de tan solo 3 y 4 años en aquel momento. Arce tenía que llevarlos con su madre en la tarde, pero con diversas excusas, logró llevarlos de noche, llamar a su ex para obligarla a salir del hogar y asesinarla con un sicario.

En 2014 Arce y su madre, Elsa Aguilar, fueron condenados a prisión perpetua por “homicidio triplemente calificado por el vínculo, por alevosía y por haberse cometido con el concurso premeditado de dos o más personas”.  En 2015 obtuvieron la prisión domiciliaria y los hijos del matrimonio volvieron a vivir con ellos. En 2018 Arce murió tras sufrir un ACV y su madre falleció al año siguiente.

“A partir de la muerte de mi hermana, los chicos quedaron con el padre y la abuela, no los pudimos ver por mucho tiempo. Mi mamá después logró un régimen de visita; y si bien ella pidió automáticamente la tutela, pero nunca se la dieron. Sí los podía ver, pero los tíos no. Ellos querían visitarme porque estaban acostumbrados a estar conmigo. Gerónimo le dijo al papá que quería encontrarse conmigo y los autorizó a venir al cumpleaños de mi nieta. Yo los llevaba al psicólogo a través del Sennaf (Secretaría Nacional de Familia). Así fue hasta que murió el papá”, relató Mónica sobre sus sobrinos.

CuandoArce murió, Nehuén y Gerónimo quisieron irse a vivir con su tía. “Los dos me dijeron que querían venir a vivir conmigo, entonces les pedí que le avisaran a la abuela. Yo tenía que hablar con la abuela pese a todo lo que pasó. Para mí era muy difícil. Tuve que dejar de lado lo tremendo que hicieron con mi hermana para preservar a los chicos. Por eso seguro ellos se aferraron tanto a mí, porque no los molestaba ni les preguntaba si tenían ganas de hablar; los escuchaba. Mi objetivo siempre fue contenerlos y darles tranquilidad”.

 “No me preguntan nada sobre el día del hecho ni qué pasó, sí hay cosas que se acuerdan. Nehuén tiene 16 años y Gero 18. El más chico se acuerda de los dibujitos que veía con la madre. Nunca me preguntó qué pasó y yo tampoco se lo mencioné. La psicóloga me dijo que el día que me consulten es porque ellos van a estar preparados para escuchar. ‘Mientras no te consulten, no los fuerces’, me recomendó de manera muy simple, y así hago. Mi familia y yo siempre estamos para ellos. Todos extrañamos a mi hermana, su madre, el dolor no se va a ir nunca y lo enfrentamos como podemos, con mucha angustia pero con responsabilidad, porque está la salud de mis sobrinos en juego, y eso para mí es un tema serio”, concluyó.

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