Sábado 20 de Abril de 2024

Reflexiones para una mejor sociedad


  • Domingo 22 de Noviembre de 2020
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Por Guillermo Pellegrini

Licenciado en Ciencia Política

Que siente una persona cuando no es del lugar   …”No es de acá”

Hemos señalado en estas columnas que para formar una mejor sociedad como elemento impulsor necesitamos de la virtud, la dignidad, el trabajo, la excelencia, el respeto, la vocación, la solidaridad, el buen liderazgo, la libertad, la fraternidad, la igualdad y la responsabilidad, esta última como valor muy importante y necesario para nuestra época, que está en la conciencia de la persona, que le permite reflexionar, administrar, orientar y valorar las consecuencias de sus actos.

Nos abocamos ahora a un tema que nos quedó pendiente, no muy desarrollado en general, que pasa y que siente una persona, una familia al llegar y radicarse en otro lugar, puede que sea un barrio, un pueblo o una pequeña ciudad. Primero dice…”I’am not de place”…no soy del lugar y el resto de los parroquianos dirán… “no es de acá”.

Algunos, trascurrido un tiempo, después de sentir la aceptación (meses,  años o lo que fuere), explotan de entusiasmo y alegría… “la tierra prometida”… Otros al sentir la distancia, el velo frío, la observación calculada, desconfiada, suelen decir con tristeza… “No soy mala hierba, solo hierba en mal lugar”.

A veces existe frialdad, crueldad, egoísmo, en alguna gente es tan innata, como la bondad y la solidaridad en otras. Existen grupos cerrados que en general no admiten con facilidad el ingreso de uno de afuera aunque la persona tenga cualidades, salvo excepciones donde el sujeto debe exigirse en un esfuerzo importante y realizar  el “baile tribal de la aceptación”, de todos o de los más.

Y cantar como dice el tango… “soy de un lugar de luna y de malvón, de cielo sin balcón, sonrisa y madrugada. Donde las cosas guardan el aroma de aquellos que enamoran la casa con su andar. Vengo de una primavera, donde la amistad era un mantel para demorar la sobremesa”.

Las personas violentas, agresivas, intransigentes, poco sociables que rechazan sin conocer a un forastero y su familia, son personas generalmente de poco mundo, de formación limitada, que no han sabido dominar sus miedos, sus celos, su inseguridad.

Se llama Xenofobia, Neofobia, Misoneísmo el rechazo al otro, porque es de afuera, no se crió junto a nosotros, es amarillo, afro americano, negro, polaco, judío, ruso,  boliviano o rosarino para enumerar algo.

Todas las protestas, todos los clamores, todas las proclamaciones contra el racismo y la xenofobia son justos y necesarios, dice José Saramago.

Es el miedo, hostilidad y rechazo al forastero con manifestaciones que van desde la antipatía manifiesta, hasta el desprecio y las amenazas o expulsiones sin un verdadero motivo real; solo porque “no es de acá”.

En los países occidentales, tradicionalmente han sido y son las formaciones de ultraderecha las que alimentan el sentimiento de xenofobia.

Desde la Psicología podemos decir, que en  los casos más extremos, lo realizan pues sobrevaloran su cultura, su folklore, sus costumbres, su terruño, sus tradiciones, aman sus prejuicios, sus anécdotas, historias y recuerdos como cosa sagrada. Experimentan una simpatía, aprecio, indulgencia, amiguismo y seudo amor por lo conocido y familiar lo que implicaría ante el forastero y su familia situaciones fuera de lo común, amenazantes y los lleva a desarrollar estrategias defensivas, más en grupo que cuando están solos, se rechaza lo nuevo, lo que es diferente, aunque no lo conozcan, aunque pueda ser mejor, no le suelen dar oportunidad.

¡Cuidado! Así no construimos una mejor sociedad, debe haber igualdad de oportunidades en la diversidad con equidad, eso es civilización y progreso; es cohesión e inclusión social, de la cual tanto se habla.  La diversidad de la especie humana es nuestro mejor patrimonio. De ahí surgirá después el desarrollo de los pueblos y el bien común.

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