La invocación al pasado mágico enfrenta al ciudadano común con la posibilidad de un presente un poco más racional.
Todavía se hablaba del muy cuidado acto que realizara la ex-Presidente en el estadio del club de futbol Arsenal, cuando estalló el escándalo de La Salada. El acto político con el que se relanzó, estuvo enmarcado en una escenografía minimalista más propia del Pro que del kirchnerismo. Sólo banderas argentinas fueron requeridas en la ocasión, dejando de lado los estandartes de las agrupaciones que solían decir presente en los anteriores actos.
En el estadio de Julio Grondona, Cristina Kirchner presentó su nueva agrupación Unidad Ciudadana. El nombre de este grupo no puede resultar más contradictorio con todo lo pregonado y actuado por el kirchnerismo en especial a partir de la muerte de Néstor Kirchner. En la campaña para la elección presidencial que tuvo lugar en 2011, su líder y el kirchnerismo todo sostenían que en el nuevo período se iba a profundizar la mejora de las instituciones de la República. Lo vivido desde su reelección hasta diciembre del 2015 desmienten rotundamente esa consigna de campaña, resultando la frase “ahora vamos por todo” una cabal muestra de posiciones antisistema y contrarias al razonable funcionamiento de la institucionalidad.
En las afueras del estadio decenas de micros estacionados en largas colas daban cuenta de la capacidad material de movilización del kirchnerismo, aunque desecharon el estadio de Racing Club por considerarlo muy grande. Durante el acto varios argentinos y argentinas se acercaban a la ex- Presidente, a modo de timbreo inverso para contarle todas las desventuras que padecen las víctimas del gobierno macrista. Eso sí, ella sola ocupó el escenario dejando en un corralito tribunero a destacadas figuras de la política como Máximo Kirchner, Axel Kicillof, Andrés Larroque, Juan Cabandié, Aníbal Fernández, Juliana Di Tulio, Martín Sabatella, Sergio Berni, Hugo Yasky, el “gran radical” Leopoldo Moreau y el ex–gobernador bonaerense y candidato presidencial Daniel Scioli. No se detectaron entre los asistentes figuras del espectáculo.
El discurso de Cristina Kirchner resultó monotemático, poco fogoso pintando una realidad argentina apocalíptica y proclamándose la “candidata de los pobres” y señalando “que nos desorganizaron la vida”. Y tal vez, callando cierta desesperación porque el gobierno de la coalición Cambiemos no estalla, teniendo bien en claro la fenomenal hipoteca que le dejaron.
Qué ironía verdad, que Macri gobierna para los ricos, según el kirchnerismo, y ella defiende a los pobres. En realidad el gobierno que lidera el Presidente Macri administra el mayor presupuesto social de la historia argentina, para atender a los ciudadanos pobres que adquirieron esa condición en los últimos 12 años. Todos deseamos y esperamos que ese presupuesto llegue de manera eficiente y oportuna a las personas que más necesitan de la ayuda estatal. De esta manera, si el gobierno atiende en tiempo y forma la necesidad social, el resto de los sectores de la vida nacional pueda organizarse y contribuir a la tolerancia y la paz social.
El escándalo de la feria La Salada opacó el mencionado acto político. También ubicada en el sur del conurbano bonaerense en Lomas de Zamora, es el mercado negro de indumentaria más grande de América. La mencionada feria se sostuvo en el tiempo gracias al mercado laboral esclavo, a la adulteración de marcas, a la piratería del asfalto y al lavado de dinero. Es decir, un monumento a la informalidad y a la ilegalidad. Este modelo icónico liderado por Jorge Castillo, fue presentado en 2012 como un ejemplo en Angola por el ex–Secretario de Comercio durante la gestión kirchnerista, Guillermo Moreno. Alguna de las causas que generaron la caída de Castillo fue impulsada por Gustavo Vera de la Alameda. Curiosidades de la política vernácula hacen, que hoy Moreno y Vera compartan una lista del partido justicialista porteño con miras a las próximas elecciones. A todo esto, cabe agregar que el Intendente de Lomas de Zamora no pareciera hacerse cargo de semejante cuestión.
Las listas de todas las fuerzas políticas ya están cerradas para afrontar las próximas PASO. Tal como expusiera en la anterior columna, la inutilidad de esas elecciones es evidente. Fue un gran invento de Néstor Kirchner para que el Estado financie las internas, casi a modo de encuestas, de los partidos políticos. En estos días se estima que el costo de las PASO rondaría los 2.800 millones de pesos, cifra que por sí misma nos exime de otros comentarios. Asimismo, tengamos en cuenta para mejor fundamentación de lo señalado anteriormente, que una gran cantidad de candidatos que aparecen en las PASO no van a figurar en las elecciones de octubre. A ello, debemos sumar a algunos candidatos llamados “testimoniales”, de dudosa legalidad que aun resultando electos en octubre, no terminarían asumiendo los cargos para los que resultaren electos. Es decir, una burla a la voluntad de los ciudadanos de la República y por tanto un desvío significativo a corregir en el sistema democrático argentino.
FERNANDO ROBLES
ANALISTA POLÍTICO Y ECONOMISTA
www.fernandorobles.com.ar
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