Por la Dra. Gabriela Renault
Decana de la Facultad de Psicología y Psicopedagogía de la USAL
La noticia de una muerte no puede ser más importante que la de la vida, no podemos estar hablando de vacaciones, de jóvenes que salen a la noche, que son adultos, y que dan muerte.
Pero la dimensión matar, de dar muerte, de asesinar, de realizar un homicidio, y repito de homicidio, no tiene amortiguación en la carga del espanto.
Fernando y miles de Fernandos, que mueren asesinados, jamás pueden ser, la noticia que inaugure el verano.
Quizás debemos reflexionar y no naturalizar las palabras, decir “manada de jóvenes”, ¿no son grupos de jóvenes?, porque las manadas son de animales y los mismos no matan sin una condición que amenace su existencia y aun así no es tan común, ¿hechos violentos?, no son los hechos los violentos, violencia es la acción que ejerce la persona o las personas sobre otro, “la diversión y las drogas asociada a diversión”, ¿es que no existe otra forma de divertirse?, el “descanso asociado a ruido intenso”, es que ¿el silencio no es diversión?, “la especie humana como depredadora de la naturaleza”, ¿no es que debemos cuidar a la naturaleza?
El tema es que, si naturalizamos estos temas, se nos aleja la sociedad tan añorada del futuro.
Queda claro que al espanto se le suman las excusas escuchadas de los que participan activa o pasivamente en estos hechos, como puede decirse, no sé qué pasó, estábamos alcoholizados, ¿fue otra persona?, como no hacerse cargo de las acciones cometidas, de lo ejecutado, como podemos como sociedad ver que se pegan, se patean y no entender que esas acciones no son las que corresponden.
La palabra parecería haberse destruido, el lugar quedó más para lo corporal, la fuerza, lo salvaje, ser humano es tener palabra, la palabra aclara, explica, ayuda a pensar, si no hubo palabras, poco es lo excusable.
Pero la palabra también quedó devaluada, la acción tomó una dimensión no esperada, entonces, el uso de la razón no está de moda, el derivar la culpa, es un principio, el evadir las responsabilidades parece vender más, que el hacerse cargo, el respetar al otro se ha dejado de lado.
Millones de artículos se escriben sobre el futuro, es más hay museos futuristas, pero sin embargo la sociedad parece más primitiva, que, de avanzada, quizás deba corregir, en la edad de piedra seguro no se mataba por diversión.
No es la ley lo que ha fracasado, la ley está escrita, es la humanidad que fracasa a no dar cumplimiento de la misma.
No podemos hablar de derechos, sino acatamos nuestras obligaciones. Porque si no de lo que hablamos es de privilegios.
Por eso. Será un error, si no nos detenemos a reflexionar, a poder aprender, que no se mata, que no se acosa, que no se abusa y que no podemos como humanidad, no ser sujetos que habitan para el bien de todos los seres.
Si no reflexionamos como sociedad, en una semana la noticia desaparece, y ya se hablará de otras cosas, no es responsabilidad de los medios, la reflexión, ellos solo informan, somos nosotros los que debemos hacerlo, somos nosotros los responsables, de recordar, de aprender, de incentivar, de que valga más hablar, que el silencio sea solo para descansar y no para callar.
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