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El aumento continuo y un tanto apresurado de las tarifas de gas, luz y agua desnudó la precariedad del diálogo político entre el gobierno y la oposición.
En el plano internacional latinoamericano vale la pena rescatar la decisión que tomaran seis países respecto de su participación en la Unión de Naciones Sudamericanas. En efecto, la Argentina, Brasil, Chile, Perú, Colombia y Paraguay se apartaron temporalmente del engendro castrista Unasur que fuera desarrollado en su momento por sus aventajados alumnos, Hugo Chávez y Néstor Kirchner. Esta determinación obedeció a las recurrentes críticas de toda índole al régimen que hoy conduce el dictador Nicolás Maduro. Un simple dato nos da una idea de lo que les toca vivir a nuestros hermanos venezolanos. Amén de sufrir todo tipo de privaciones, en materia de alimentos y medicamentos tal como es de conocimiento público, a mediados de abril hacían falta 22 millones de bolívares para comparar 50 dólares. Una semana y media después los 50 dólares se compraban con 29 millones de bolívares. Como se ve alguno de los resultados “prodigiosos” de la revolución bolivariana.
En el ámbito local el aumento, a mi juicio a un ritmo apresurado, de las tarifas de agua, luz y gas dejaron al descubierto la falta de memoria y la precariedad de diálogo de los dirigentes políticos oficialistas y la oposición. Las tarifas de los mencionados servicios heredadas del kirchnerismo-cristinismo, eran como disfrutar de vacaciones permanentes sin tener que pagar prácticamente nada por ese disfrute. ¿Había necesidad de un ajuste? Sin duda que la había. La adecuación de las mismas resultó una de las cuestiones más relevantes que se le plantearon al gobierno de Cambiemos al asumir. Pero la secuencia de esos aumentos genera inquietud y significativa molestia a muchos argentinos. ¿Se podrían concretar esas subas a otro ritmo? Entiendo que si era posible hacerlo más pausadamente. Es aquí donde entran en acción los legisladores de los espacios que se oponen al gobierno.
Resultó paradigmática la propuesta de la actual senadora Fernández de Kirchner de retrotraer el precio de los servicios en cuestión a valores de enero de 2017. Extraordinario ejemplo de amnesia política. La hoy senadora propone soluciones para lo que generó su gobierno cuando ella lo presidía; tarifas por el suelo y escasez creciente en el suministro de esos servicios. Frente a este panorama, desde el gobierno nacional se sinceraron los montos de impuestos que incluyen las facturas de los servicios. Y se sugirió una baja de esos impuestos provinciales y municipales con el objeto de atenuar los incrementos de tarifas.
Al día de ayer accedieron a seguir la solicitud presidencial, la Provincia de Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Santa Cruz, Entre Ríos, San Juan, Corrientes, Misiones y la intendencia de Córdoba capital. El tema es por demás complejo y novedoso. Seguramente la solución requerirá de una trabajosa negociación entre las provincias y la Nación y de las provincias con sus intendencias. Pero el miércoles de la semana pasada en una sesión de la Cámara de Diputados, los legisladores opositores plantearon bajar la tasa del Impuesto al Valor Agregado como una forma de represalia contra el Estado Nacional. Este impuesto es recaudado por la Nación y coparticipado a las provincias. Lo que nació como una queja en el seno de Cambiemos, se transformó en un planteo casi delirante de los legisladores de la oposición, sin evaluación seria a la vista. Los tiempos que vienen darán cuenta si el Gobierno puede mantener la fidelidad de la a veces cambiante pero sufrida clase media argentina.
En lo que se refiere al intervenido Partido Justicialista por la jueza federal Servini de Cubría, su interventor Luis Barrionuevo a la espera de la apelación de las autoridades desplazadas José Luis Gioja y Daniel Scioli manifestó: “Vamos a abrir las puertas del peronismo y a ponerlo en marcha para ser alternativa de poder en serio. A Macri le iba muy bien porque no había oposición. Ahora será distinto”. Y agregó: “que vengan todos al peronismo, hasta Cristina con su prontuario”.
Además mencionó que una auditoría llevada a cabo en la administración del intervenido partido, encontró un Convenio de Cooperación de Capacitación y Formación Pública que habría sido contratado con una ONG de irregular desempeño. Esta asociación civil habría cobrado, según Barrionuevo, millonarias sumas de dinero aún no determinadas. Esta entidad denominada Instituto Gestar, que hace cinco años que no presenta sus balances a la Inspección General de Justicia, estaría vinculada a Mauricio Mazzón hijo del operador político del peronismo Juan Carlos “el chueco” Mazzón. Es de esperar que el justicialismo no consuma energías disputándose, tal como señaló el encuestador y analista político Jorge Giacobe (h) en un reportaje radial, la gorra del capitán del Titanic. Es el deseo de los peronistas y no peronistas, que esa fuerza política actualice sus propuestas políticas, económicas y sociales y confluya en una interna en la que participen todos los sectores. De esa forma trabajando sin miedo por observar, medir las gestiones y realidades de nuestro país desde la llegada de la democracia en 1983 a hoy, se pueda transformar en un partido político, que aporte a una democracia civilizada y madura en la que aspiramos vivir la mayoría de los argentinos. Los peronistas tienen la palabra.
Fernando Robles
Analista político y economista
www.fernandorobles.com.ar
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