En 1995 el querido colegio de Pilar ardía una madrugada del 12 de abril. El hecho parece haber quedado olvidado pero conmocionó durante mucho tiempo al pueblo pilarense.
El 12 de abril de 1995, el pueblo de Pilar amanecía con la chocante noticia del incendio del Instituto Modelo, preciado establecimiento educativo de nuestro distrito. En aquel entonces, el colegio ya contaba con 37 años de trayectoria y había dejado su marca en el corazón de los cientos de alumnos y alumnas que pasaron por sus instalaciones.
"Los directivos apechugaban y trataban de rescatar entre las cenizas, lo que se pudiera. Las maestras no tenían consuelo. Los alumnos lloraban y los padres no podían dejar de mostrar su indignación ante semejante hecho", expresaba Resumen en sus páginas.
"Los gestos y declaraciones de repudio tampoco se hicieron esperar, los mensajes de solidaridad fueron llegando uno a uno a quienes tienen la tarea de regir los destinos de esta tradicional casa de estudios pilarense", resaltaba la crónica.
A pesar de que la Policía afirmaba que no había señales de que el siniestro haya sido intencional, Resumen había hecho sus averiguaciones entre la comunidad e informaba que "trascendidos y versiones de buena fuente, señalaban que podría haberse tratado de un incendiario de 14 años que se encuentra en nuestra ciudad y que ya contaría en su haber con algunos hechos por los cuales no fue penado".
"Hechos como estos deben esclarecerse para que no vuelvan a suceder", explicaban los ciudadanos pilarenses. "¿Por qué?" se preguntaba Héctor Facino, vecino que volcaba en nuestras páginas su sentir por la institución.
"El instituto Modelo guarda muchos recuerdos de nuestra infancia. ¿Cuál será el castigo para alguien que incendia un colegio? Ante semejante crimen sólo queda reclamar que se encuentren a los responsables y se haga justicia", señalaba Facino, uno de los tantos vecinos dolidos.
Mientras tanto, los alumnos de la institución debían asistir a la sedes provisorias del instituto que se repartían en: Chacabuco 861 para los estudiantes de primaria, en Fermín Gamboa para los de secundaria y los niños de Jardín de Infantes debían ir a los salones de Ruta 8 y Almirante Brown.
Comenzaba lentamente la reconstrucción del establecimiento mientras la bronca general por la falta de respuestas desaparecía poco a poco. Ahora, el colegio funciona normalmente y sigue siendo una parte importante de nuestra localidad.
En tanto, el tiempo pasó y las heridas de aquel dolido momento parecen haberse curado para siempre. Aunque el hecho nunca fue esclarecido y las versiones han variado a lo largo del tiempo entre la voz popular.
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