El índice de inflación del mes de enero sorprendió a propios y extraños situando a la Argentina en un lugar por demás incómodo.
Venezuela es el botín más preciado en lo político y económico del régimen cubano. Los hermanos Castro han logrado perdurar en el control del país caribeño. Primero con Hugo Chávez en el poder y luego con la versión titiritera encarnada por Nicolás Maduro. Éste, viene infructuosamente tratando de perdurar en el poder de una narco–dictadura. La catástrofe humanitaria que atraviesa la nación hermana tiene dos puntos clave que podrían marcar un punto de inflexión en el señalado proceso. Ello, luego que el dictador Maduro cerró el espacio aéreo venezolano y cerró la frontera terrestre con Brasil.
La primera cuestión es el concierto al que asistieron más de 30 artistas de renombre internacional llevado a cabo en la ciudad de Cúcuta. En esta ciudad colombiana, fronteriza con Venezuela, a partir de mediodía de ayer se llevó adelante el evento musical, que tiene por objeto recaudar 100 millones de dólares para ayudar a la población que sufre por la carencia de alimentos, medicinas y asistencia médica. Por supuesto, que al mejor estilo kirchnerista–cristinista, Maduro anunció la realización de otro concierto a llevarse a cabo en la ciudad de San Antonio sita a aproximadamente 15 kilómetros de Cúcuta. Por supuesto, al igual que la hotelera revolucionaria que lidera la mencionada facción vernácula, se trata solamente de un altisonante anuncio, ya que por supuesto se desconoce el nombre de los supuestos artistas involucrados en ese dudoso evento.
La segunda cuestión tiene que ver con el ingreso de la ayuda humanitaria que empezaría a fluir al territorio venezolano cruzando el Río Táchira hoy. Esta circunstancia adquiere ribetes dramáticos ya que los militares venezolanos–cubanos podrían impedir por la fuerza la entrada de las mercaderías, generando enfrentamientos armados. No merecen demasiado espacio los comentarios delirantes, cargados de vacía retórica ideológica del músico Roger Waters y del actor Sean Penn. Ambos declararon que no pasa en Venezuela lo que la prensa internacional muestra que pasa. Desconocen con fanatismo que más de 50 gobiernos democráticos del mundo han reconocido a Juan Guaidó como presidente de Venezuela.
En el orden local la gira del Presidente Macri por la India y Vietnam tiene marcada significación política y comercial. Asia tiene una población que representa el 60% del PBI mundial. La gestión de política exterior es sin duda alguna el mayor éxito de Macri desde que asumiera el gobierno hace tres años. Es un persistente propulsor de las exportaciones argentinas al mundo, que no es otra cosa que colocar productos argentinos en el mercado internacional. Estas ventas al exterior generan mayor producción local, implicando por tanto mayor inversión y demanda de trabajo. En el caso de esta gira se tratan de vender productos de la agroindustria, de la minería y del sector servicios. Vale la pena recordar que hoy en nuestro país de 136 sectores económicos, 132 exportan. El 65% de las exportaciones corresponde al sector agroindustrial. La tarea del gobierno argentino consiste en que muchos emprendedores se conviertan en exportadores. La plataforma gubernamental Argentina Exporta, lanzada en diciembre de 2017 fue utilizada por 660 Pymes para realizar aproximadamente 3700 exportaciones y ya logró que 260 exportaran por primera vez. Sólo en 2019 la plataforma generó 79 nuevos exportadores. El objeto central del programa Argentina Exporta es fortalecer a las Pymes, para que de las 9500 Pymes que exportan en la actualidad, se llegue a que lo hagan en un futuro a mediano plazo, 15000 Pymes. En estos días, Indonesia compró 1 millón de toneladas de trigo ya que la sequía que aqueja a Australia la ha dejado prácticamente fuera del mercado. Esto se suma, entre otros, a la venta de biodiesel a la comunidad europea, la venta de limones y carne a los Estados Unidos y la venta de carne y cerezas a China. A las claras la economía argentina debe producir dos revoluciones, una la exportadora y la otra vinculada a la actividad turística.
La inflación de enero de 2019 superó todos los cálculos esperados. Este índice hizo que el valor del peso se desenganchara de la coyuntura económica–financiera internacional, que popularmente se denomina “viento de cola“. Las reuniones entre dirigentes estadounidenses y chinos apuntan a superar las controversias comerciales. Asimismo, reuniones entre dirigentes de la dictadura norcoreana y funcionarios norteamericanos apuntan favorablemente a lograr un sólido proceso de desnuclearización. A estos avances políticos cabe sumar que no se han producido aumentos en la tasa de interés por parte del Fondo de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Estos son algunos datos que ayudan a mejorar ese viento de cola.
El desacople a que se hizo alusión en el párrafo anterior empujó el valor del dólar hacia arriba, obligando al Banco Central a aumentar las tasas de interés que paga por las letras que le vende a los bancos denominadas LELIQ. Estas letras son similares a las LEBACS, que según funcionarios gubernamentales de la secretaría de Hacienda y del Banco del Central, “eran una bomba a desactivar”. En realidad son peores, ya que el Central se las vende a los bancos a un plazo de 7 días, con lo que los bancos tenedores capitalizan semanalmente los intereses que ganan. Asimismo, tratando de evitar otra disparada del dólar el Central habría vendido “dólar futuro” con limitaciones y supuestamente entre las bandas, acordadas con el FMI, de precio de la divisa norteamericana. Es de desear que el Banco Central sea transparente en la difusión de sus operaciones. Todos recordamos la lamentable gestión del primer presidente del Central, allegado a Domingo Felipe Cavallo y especialista en el diseño de nuevos billetes. Me refiero concretamente a Federico Sturzenegger. Luego pasó por ese cargo Luis Caputo. Ambos aparecieron como más preocupados por las operaciones del mercado financiero, que por contribuir con una sólida política monetaria a colaborar en la baja de la inflación.
Creer que con medidas aisladas se logrará bajar la inflación, proviniendo la mayoría de ellas del Banco Central es no entender cómo funcionan ni la macro ni la micro economía. Tal vez puede serlo para una empresa privada, sea ésta una farmacia o un supermercado, pero no para la economía de un país.
El manejo de la economía de un país es por demás complejo y requiere de numerosas medidas que traten de armonizar las diversas actividades que se desarrollan en un país. Esto tiene que ver con el superávit primario logrado por el Tesoro argentino en el reciente mes de enero, dato por cierto auspicioso. El problema grave es que en ese mismo mes se duplicó el déficit financiero. A tres años de gestión de la coalición Cambiemos el ciudadano de a pie desconoce si sigue existiendo la secretaría de Comercio. Es decir, no se trabajó ni se trabaja este tema tan crucial para el bolsillo de los argentinos, como son los precios. Siguiendo la ley del menor esfuerzo, esa dependencia estatal continuó con los “precios cuidados” de la época de cristilandia. Concretamente no se trabajó ni se trabaja. Hay infinidad de artículos cuya cadena de producción está bombardeada por la carga impositiva y al mismo tiempo hay infinidad de productos que reciben subsidios. No estaría mal dedicarse a ordenar el tan distorsionado esquema de costos y precios. Otra línea de acción debería apuntar hacia las cadenas de supermercados. Estas cadenas son formadoras de precios pese a que éstas lo nieguen enfáticamente. Poner la lupa sobre los aumentos de precios por sobre la inflación podría ser una acción idónea direccionada a desacelerar la inflación.
El ministro Dujovne y su segundo, casualmente el ex –secretario de Comercio Miguel Braun, podrían enfocar su atención con trabajo e inteligencia sobre los precios, los impuestos y los subsidios. Y de una vez y por todas dejar de lado para siempre las amañadas distorsiones creadas por el experto en estadísticas y matemáticas, Guillermo Moreno.
El viernes 22 de febrero es el día de la Antártida Argentina. Hace 115 años que militares y civiles argentinos vienen desarrollando ininterrumpidamente con gran sacrificio tareas de construcción, estudio y relevamientos científicos sobre el hielo antártico. Nos han enseñado con su abnegación, magros sueldos y ejemplo como se ejerce la soberanía nacional. Vaya desde esta columna la admiración y el homenaje hacia todos nuestros héroes del continente helado.
Fernando Robles
Analista político y economista
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