Jueves 21 de Noviembre de 2024

Huertas escolares, una historia verde que ya cumplió tres décadas en Pilar


  • Domingo 13 de Octubre de 2019
Imagen del articulo
  Por el profesor Fernando D’Auria Allá por 1987, después de dos años de nacida nuestra querida Escuela de Enseñanza Media Nº2, ‘La Media 2 de Derqui’, pasa del turno vespertino que dos años desarrollara en las Primarias 11 y 27 a su definitivo predio en el barrio El Cascote y con el cambio de Plan Pedagógico comienzo, por ofrecimiento de la  primera directora que tuvo la escuela, la profesora Patricia A. Miguez, el Taller Optativo de Huerta. Ya en terreno propio, en la Eva Perón derquina, comencé a desarrollar estas prácticas hortícolas que traía de Agronomía y que a nuestros alumnos le otorgaban no solo más conocimientos válidos para su vida, sino también, la propia observación de que las prácticas en huerta aumentaba en ellos los valores de respeto, compromiso, responsabilidad, trabajo en equipo y bien común; sin obviar asimismo que en territorio de aula ‘a cielo abierto’ se aplicaban también conocimientos de Naturales, Sociales, Matemática, Lengua y Literatura,  con el maravilloso aporte de las familias, muchas inmigrantes de nuestras provincias norteñas, mesopotámicas y de otros países limítrofes que me traían simiente de sus pagos y nos ayudaban a puntear el suelo, preparar la compostera y los almácigos, y disfrutar de la cosecha de maíces de distintos colores de grano, variedad incalculable de zapallos, hasta conocer el ciclo del algodón. Ninguna epopeya pedagógica la de entonces, cada familia de la comunidad educativa barrial que nutría la matrícula de la Media 2, tenía su huerta, su quintita, de donde sacaban,  día a día, hojas de acelga, ramitos de perejil o albahaca, algún tomate o calabacita, casi siempre en torno a un limonero y gallinas ponedoras que andaban picoteando alrededor. Todo esto fehacientemente comprobado, al hacer un trabajo de mapeo de las huertas familiares en torno a la escuela. Ahí nace mi proyecto: “La Huerta como Recurso Técnico-Didáctico para la Enseñanza”, basado en la sencilla tarea de obrar un espacio dedicado al cultivo de hortalizas en el espacio del escenario escolar, donde el alumno aprenda con la práctica, recupere valores y los sentidos afloren con el olor a tierra mojada o al fregar un ramito de orégano, aguzando otros sentidos al escuchar las hojas secas crujir en otoño o los pájaros trinar en primavera, saborear un tomate fresco o una dulce frutilla, mirar detenidamente las múltiples formas vegetales y los variados coloridos, además del verde de fondo y sentir y acariciar en nuestras manos, la tierra, o “Pacha mama” me decían los chicos, que me enseñaron a pedirle ‘permisito’ para usar la pala o plantar en ellas plantines de verduras. El tiempo siguió  pasando y así, el año pasado surgieron los ABPs, o Aprendizajes Basados en Proyectos. Desde mi inicio de gestión como consejero escolar y sobre todo como presidente de la Comisión Ambiente Escolar, decidí que nuestras escuelas públicas pilarenses tengan huertas, compartiendo el espacio con las clases de educación física, porque ambas disciplinas trabajan en ‘aulas a cielo abierto’ y con juegos de destreza. Experiencia esta que se prolongó a los areneros de los jardines de infantes. Así llega la huerta escolar como proyecto innovador, recuperando valores humanos, dejando por un ratito la informática escolar para recuperar los sentidos a través de  los estímulos que llegan del ambiente; aumentando el presentismo de los alumnos, que participan entusiastamente cuando les tocan estas clases hortícolas, donde ellos mismos  producen alimentos de calidad nutricional, colaborando de esta manera con la cocina del Servicio Alimentario Escolar;  reciclando residuos orgánicos para producir humus en la abonera o inorgánicos para construir un simpático espantapájaros; otorgando un lugarcito verde a tantos patios escolares cementados, dando más oxígeno respirable a todos los actores del edificio escolar o tan solo un rinconcito de juegos “verde”. Por eso,  mi proyecto de huerta como recurso técnico didáctico para la enseñanza hoy es un ABP VERDE. De esta manera surge, en noviembre de 2018, la “Primer Expo Huerta Escolar”. Desde la co-gestión de la Jefatura de Inspección Distrital y sus equipos de inspectores areales, la Subsecretaría de Educación, Agencia de Residuos y Participación Ciudadana municipales; el INTA Pro-Huerta de la Región Norte Bonaerense; el Rotary Club Pilar, y el Consejo Escolar de Pilar, los visitantes pudieron comprobar, recorriendo los distintos stands, como los infantes, niños, jóvenes y adultos trabajan este tema, que forma parte importante de su vida pedagógica escolar. Este ciclo lectivo 2019, con el desafío de un año pedagógico superador, la huerta escolar aquella que dejé un día en mi sentida y querida Media 2, se multiplicó por 100, sí, más de un centenar de escuelas públicas y también privadas de los niveles Inicial, Primario, Especial, Secundario, Adulto, y Técnico poseen huertas escolares. La zona de Del Viso, Manuel Alberti, Lagomarsino, Los Cachorros, Pinazo, Los Tilos, La Lonja, están trabajando la huerta escolar como “Proyecto de Articulación”. Se trata de un proyecto tendiente a allanar la brecha que diferencia el paso de los chicos a los distintos niveles educativos, por ejemplo, para que nuestros infantes al pasar del jardincito a la Primaria no sientan el cambio de ámbito pedagógico, mientras hayan recursos escolares que no cambian, como en mi caso: “La Huerta”. Para finalizar, estamos en equipo de gestión, construyendo la “Segunda Expo Huerta de Pilar”. Más de 100 escuelas con miles de alumnos están trabajando este recurso, desde sus tiempos pedagógicos, y hasta los padres de la comunidad de aprendizaje, como en mi experiencia en la Media 2 de Derqui, colaboran con su trabajo y puesta en marcha, para que sus hijos, nuestros alumnos, aprendan este noble conocimiento de la huerta propia, “siempre y cuando la ‘Pacha Mama’ nos autorice a hacerlo”.

Dejar un comentario

Los campos marcados son requeridos *

También te pueden interesar