Viernes 29 de Marzo de 2024

Hablamos de más, hacemos de menos


  • Lunes 13 de Octubre de 2014
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Por Alberto Asseff, diputado nacional-UNIR- Frente Renovador   Es archisabido que el pensador Ortega y Gasset de visita por estos lares, hace 90 años, nos conoció sin intermediarios.  Vuelto a Madrid escribió loas a la Argentina, pero observó que nos faltaba “ir a las cosas”. Sigue intacta esa lastimosa verdad y ese acuciante llamado al realismo. Un país que promete y mucho, pero trabado por su tendencia a la dilapidación y a la inutilidad. Ser realista no significa ni ser relativista ni cínico. El realismo no riñe con el principismo moral ni con el idealismo. Es simplemente abdicar de esa funesta vocación por discutir todo – “no sé de qué se trata, pero me opongo” -,  inclinación a hablar hasta la verborragia, a relatar un escenario ficcional suplantando a la realidad, a postergar para mañana lo que hay que hacer hoy y otras deformaciones. Ese país de asignaturas pendientes que se acumulan hasta erigir parvas no puede aceptarse jamás. Digo ‘jamás’ en su estricto sentido etimológico, ‘ya más’. Veamos algunos ejemplos, tomados de memoria y casi al azar. En el sur mendocino hay que realizar las obras de Portezuelo del Viento. Será energía hidroeléctrica y regadío para esa tierra tan sedienta como productiva porque la habita gente emprendedora por antonomasia. Pues, el presupuesto 2015 prevé sólo 3 millones para impulsar esos trabajos. Es lo que gastan dos municipios del conurbano en ‘festivales gratuitos’, la única forma de interesar al pueblo. Claro que distrayéndolo, pero no asegurándole el trabajo, esa genuina dignidad y ese buen horizonte. Afortunadamente tenemos Vaca Muerta en Neuquén ¿Saben cuántas toneladas de tuberías e insumos habrá  que transportar desde Bahía Blanca para explotar ese yacimiento? 10 millones por año, pero hoy el tren sólo puede llevar 500 mil y la autovía de la ruta 22 está en veremos. Quizás, ¿otra vía en construcción? ¡Nada que ver! En el presupuesto no hay ninguna previsión al respecto ¿Cómo haremos? ¡Vaya a saberse! Mueren más de 7 mil compatriotas en mal llamados accidentes viales. Las salas de terapia intensiva de hospitales y sanatorios se ven colapsadas por lesionados graves a raíz de  estas colisiones, con muchos gastos. Sin embargo, el presupuesto 2015 no asigna recursos para las autovías de las rutas nacionales 3, 5, 7, 8, 11 – desde Santa Fe a Clorinda -, los puentes Goya-Reconquista y el segundo Corrientes-Resistencia y tantas obras carreteras fundamentales. Para colmo, tampoco se avanza en el proyecto de 10 mil km de autopistas sin desembolsos del Estado – con simultánea rehabilitación de algunas líneas ferroviarias – que hemos presentado y duerme  en un cajón de la Comisión de Obras Públicas. El tránsito porteño y del Gran Buenos Aires es literalmente infernal. Hay que peatonalizar el macrocentro, como en Frankfurt y muchísimas grandes ciudades. Naturalmente, ello requiere expandir la red subterránea como lo hizo Madrid. Lejos de esa faena ineludible, se anuncia que para hacer la estación Facultad de Derecho – el túnel ya está excavado – tardarán casi tres años ¿Por qué Madrid pudo construir 10 km por año y nosotros demoramos tres años para abrir una estación? ¿Será porque Ortega caló allá con su pensamiento, pero acá se lo llevó el viento? ¿Qué aguardamos para radarizar toda la frontera Norte y para construir – en concurso con la iniciativa privada y las entidades libres de la sociedad (ONGs)- una vasta red de institutos de rehabilitación de adictos? ¿Cuándo afrontaremos la materialización de las doce  grandes reformas que reclama nuestro país, desde la educativa hasta la política, pasando por la estatal? ¿Cuándo decidiremos afirmar ideales, valores y apego a la ley a la vez de abandonar ideologías y dogmas que nos atrasan y hasta paralizan? ¿Nos daremos cuenta pronto que la prosperidad no proviene de emitir papel moneda a lo loco, sino del ahorro igual inversión, fórmula  movilizadora de los recursos y generadora de más trabajo y más producción. ¿Estará próximo el día en que el atril presidencial – y las videoconferencias – se usen para estimular la unidad y la capacidad emprendedora de nuestro pueblo en lugar de emponzoñar el escenario con enmohecidas doctrinas? ¿Lograremos sacar la mugre que se ha incubado en parte grande de la dirigencia y de ese modo encauzar los recursos hacia la transformación social y económica de la Argentina? ¿Veremos hecha realidad esas 12 Políticas y Acuerdos de Estado – pacto de San Nicolás siglo XXI mediante – y de esa manera marginar confrontaciones estériles y ponernos manos a la obra? Por ahora hablamos de más, y hacemos de menos. Pero va a cambiar.

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