La mayor parte de los ciudadanos de a pie sufren no solamente por el virus y la cuarentena sino por la angustia que genera la incertidumbre de carecer de un razonable y protectivo plan estatal.
La pandemia del coronavirus causa estragos en las principales economías del planeta con el consiguiente deterioro social sobre sus habitantes. Vale la pena tener en cuenta algunos datos sobre algunos países de occidente, para dimensionar en su justa medida los efectos del virus. La referencia a las naciones occidentales obedece básicamente a la carencia de información respecto de China, Rusia y de otros países asiáticos y africanos. La Unión Europea considera que este bloque sufrirá la peor recesión de su historia. Estiman una disminución del orden del 7,5% en su Producto Bruto Interno. En los EEUU el índice de desempleo alcanza al 14,7% ya que quedaron desocupados algo más de 22 millones de trabajadores en los últimos dos meses. Recordemos que el país del norte registraba antes de la pandemia el índice de desempleo más bajo de su historia, del orden del 3,7%.
A través de los tiempos la historia ha demostrado que las guerras son demasiado importantes como para dejarlas sólo en manos de los militares. Y también las economías resultan tan transcendentes como para que se ocupen de ellas sólo los economistas. Los hechos que vienen sucediéndose en nuestro país nos demuestran que el manejo de la emergencia sanitaria, ocasionada por el coronavirus, es lo suficientemente serio como para dejarlo sólo en manos de infectólogos, epidemiólogos, clínicos y pediatras.
Queda claro que si nos encerramos, cuarentena mediante, en nuestras casas por un tiempo indeterminado difícilmente nos contagiemos o contraigamos alguna enfermedad. El más elemental sentido común así lo indica. Este maldito virus originado en China, notificado al resto del mundo con bastante retraso por parte del gigante asiático, no tiene antecedentes en los más prestigiosos registros científicos internacionales. Pese a ello, durante la cuarentena en curso el CE, Comité de Expertos médicos que asesora al Presidente Fernández, y los medios de comunicación masiva bombardean a la ciudadanía con información sobre la pandemia. Dan cuenta de personas infectadas, recuperadas, fallecidas, curvas de contagio, aplanamiento de curvas y picos de contagio en Argentina y el resto del mundo.
En lo que se refiere a picos de contagio, vale la pena mencionar que según la opinión de médicos de reconocido prestigio, no se dispone de evidencia empírica que permita su determinación. Y particularmente en lo que a nuestro país se refiere estos expertos dan consejos a la población, la instruyen sobre el sistema sanitario y aconsejan al Presidente sobre la crisis provocada por este desconocido virus. El resultado no es otro que prolongar la cuarentena atenuada y la caprichosa discriminación para con las personas mayores de 60 años, sobre todo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El comité de expertos médicos que asesora al Presidente, estaría liderado por el infectólogo Pedro Cahn director de la Fundación Huésped. Una humilde sugerencia, ya que no se trata de mi profesión, al Comité de Expertos médicos, es que impulsen un significativo aumento de los testeos por millón de habitantes ya que hoy la Argentina figura en el puesto 8 de entre 9 países sudamericanos. Y asimismo que encaren el estudio del porqué este virus asesino ataca a ciertos lugares y perdona a otros, en algunos casos vecinos. Otro factor digno de estudio científico es la capacidad de mutación del virus. Desarrollar estas tareas de investigación ayudaría significativamente al Presidente en esta lucha sanitaria.
Ahora bien, teniendo en cuenta la información económica que viene de la Unión Europea y los EEUU parece conveniente atento al impacto que sufre la economía argentina, tal como fue sugerido en anteriores columnas, que el Presidente Fernández convoque a la formación y funcionamiento de un Consejo Económico y Social. Fue el mismo Alberto Fernández, poco después de su asunción como primer mandatario quien habló acerca de su creación. En aquella oportunidad trascendió que se le iba a ofrecer la presidencia del mencionado ente al facilitador serial de los triunfos peronistas-kirchneristas, Roberto Lavagna. No estaría mal consultar al Presidente y a Lavagna sobre el particular. Es decir, que el Presidente disponga de un sólido equipo multidisciplinario en el que interactúen infectólogos, economistas, filósofos y psiquiatras entre otros.
Lo señalado en el párrafo anterior asume una mayor importancia toda vez que la actividad económica en nuestro país cayó un 2,2% interanual en el mes de febrero antes de la cuarentena. El Producto Bruto Interno argentino tiene el mismo nivel que el del 2010. La brecha entre el dólar oficial y el dólar bolsa genera incertidumbre en el mercado y caída en el nivel de reservas del BCRA. Ello llevó al Banco Central a ajustar el cepo sobre la divisa americana restringiendo el acceso a la misma a empresas y a cerrarlo para algunas plataformas.
En materia de ayuda crediticia a las empresas y contribuyentes la operatoria anunciada por el Gobierno no es para nada fluida, producto de la inacción del Banco Central, la ineficiencia del sistema financiero argentino y la creación de obtusas y complejas disposiciones por falta de la AFIP.
Por otro lado, el Gobierno sólo pudo comprar el 34% de los alimentos que licitó, luego de los escándalos por compras con sobreprecios en el Ministerio de Desarrollo y el PAMI entre otros. Sin duda ello dificulta la posibilidad de hacerle llegar estos productos a los comedores comunitarios.
Este proceso está atravesado por la negociación que lleva adelante el Gobierno con los acreedores, tenedores de bonos argentinos en dólares emitidos según ley extranjera. Esta gestión de refinanciación de deuda tiene por objeto evitar que la República Argentina caiga en el noveno default de su historia. La oferta hecha por el ministro de Economía Martín Guzmán fue rechazada en primera instancia por los tenedores de bonos. En apoyo de no caer en default, el lunes pasado algunos miembros del campo empresarial y sindical asiduos practicantes del panquequismo concurrieron a Olivos para sacarse una foto con el Presidente. Asimismo, con el objeto de apoyar la oferta de canje propuesta por la actual administración, esta semana se conoció una carta de apoyo de un conjunto de economistas, muchos de ellos desconocidos, encabezada por el premio nobel Joseph Stiglitz antiguo amigo del kirchnerismo y preceptor del actual ministro de Economía. La carta hace mención a la importancia “de actuar de buena fe” en el desarrollo de la negociación. Algo inentendible. Se trata de inversores que pusieron plata en bonos argentinos y la quieren recuperar. No estaría de más que tengan en cuenta los firmantes de esa nota, que en la negociación lo más importante es el valor de la palabra. Esa palabra adquiere mucha mayor relevancia, para un país que como la Argentina la incumplió en ocho ocasiones.
La actual pandemia facilita notablemente la negociación de esta deuda, porque se estima que alrededor de 40 países podrían caer en default. Eso sí, a muchos de ellos tal vez les ocurra por primera vez. En las actuales circunstancias no caer en default sería un logro que podrían alcanzar hasta un grupo de pasantes en cuestiones económico-financieras.
El futuro se nos viene encima y hay que salir progresiva y ordenadamente de la cuarentena cuidando al máximo la salud de los argentinos. Un Gobierno necesita siempre y hoy mucho más en la emergencia, funcionarios que trabajen a pleno en la eficacia y eficiencia de la gestión.
La inacción del Congreso Nacional y del Poder Judicial son ya monumentos a la falta de voluntad por desarrollar el trabajo por el que la comunidad, al pagar los impuestos, hace posible que cobren sus remuneraciones. Ya se olvidaron en la Cámara de Diputados de la propuesta del diputado Mario Negri de bajar las dietas un 20% y de la contrapropuesta del diputado Sergio Massa quien elevó la potencial rebaja al 40%. Por el contrario Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa lejos de bajar las remuneraciones en ambas cámaras, implementaron un aumento de sueldos de $2300 diarios para cerca de 300 agentes administrativos, informáticos, de seguridad y limpieza de las dos cámaras. En tanto, en algunos centros privados de salud privada se propone rebajar el sueldo del personal sanitario en medio de la lucha contra el virus.
Como diría la entrañable María Elena Walsh estamos no en el mundo sino en “El País del Revés”. En la Cámara de Diputados se siguen ensayando, hasta hoy con escaso éxito, las tan “esperadas” sesiones remotas. En la Cámara de Senadores en tanto, la presidencia de la misma decidió, luego del pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre su consulta, por cierto sobre una cuestión no judiciable, que se le avalaban las sesiones remotas del cuerpo. Lo expuesto nos lleva a inferir que tal vez antes que termine la cada vez más flexible cuarentena hagan “el esfuerzo” y sesionen.
Fernando Robles
Analista político y economista
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