Jueves 21 de Noviembre de 2024

Fanatismo


  • Domingo 12 de Enero de 2020
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  Por Guillermo Pellegrini Maestro Normal – Lic. en Ciencia Política   Nuevamente nos vemos expuestos al terror, producto de la intolerancia de los fanáticos, el mundo mira azorado. Se siente perdido, no sabe que hacer y teme ser alcanzado, esta paralizado ante tanto horror, hasta dónde es capaz de llegar el ser humano por una idea que, solo el cree verdadera. El mundo se tambalea, existe una escalada violenta imposible de predecir donde terminará. El equilibrio que existía entre los Estados Unidos y la Rusia Soviética  desapareció. Muchos países liberaron sus colonias y surgieron nuevos estados, ahora tenemos el multilateralismo. A los intereses económicos y geopolíticos habría que sumarles el fervor religioso y el sectarismo actual que surgen otra vez. Vemos sangrientos conflictos en Ucrania, Irak, Franja de Gaza, Libia, Afganistán, Somalia, Malí, Sudan del Sur, República Centroafricana y Siria, solo en este último país, la ONU calcula 510.000 muertos en siete años. Se está rompiendo el orden internacional. China por el momento con su impresionante poderío en todos los sectores no le interesa ser el “team leader” y tener el liderazgo diplomático mundial. Debemos pensar en América, que descartando los focos subversivos y guerrilleros todavía existentes, mas algunas fuertes protestas y movilizaciones callejeras, “la sangre no llegó al río” comparándolos con otras masacres y magnicidios de hoy. Cuidémosla. El sectarismo mundial existente está cegando la juventud; junto a la institución base, la familia. Qué hace la comunidad internacional a favor de la misma sociedad y de la prevención del cuerpo social y de su salud. Es un misterio. Según Roger Ikor, (Fr.) hay tres tentaciones. La secta, que ofrece esperanzas y proporciona en apariencia, cálidos planes de hermandad y futuro. La droga, que ofrece alegría y exaltación personal. Y el suicidio que proporciona la ansiada paz y el olvido del sufrimiento. O sea tres hermanas unidas por una misma realidad destrucción y muerte. Los profetas del sectarismo nos prometen doctrinas salvadoras del mal, cambio y progreso. Pretenden tener dones divinos de sanación y profecía; lamentablemente surgen ante la crisis de la civilización actual, que es lo mismo que decir la crisis de los líderes de la actualidad, de la política de los últimos años y de la crisis de la fé. No nos dejemos colonizar con ideas raras, recordemos siempre que la buena educación en calidad e intensidad, es un blindaje contra los extremos que vemos en el mundo. Las cosas que ocurren a nuestro alrededor en forma cotidiana, nos deberían alertar para que teniendo presente la herencia, como acto tan importante de la humanidad, considerada por todas las religiones; intentáramos reconciliarnos, para revertir el desencuentro permanente en que está inmersa nuestra sociedad a través de la violencia diaria. Es un desacato a la fé y a la vida misma, emanada de lo más sublime que es lo frágil del nacimiento. Únicamente cuando estemos en un diálogo de construcción, unión y fe bajo el lema de la libertad, igualdad y fraternidad, como principios emanados de la Revolución Francesa podremos construir  el aparato social con los mecanismos lógicos y necesarios para evitar el delito, el crimen, la delación, la traición, la violencia generalizada y la guerra. Precisamente en la diversidad está la riqueza de lo universal, seamos tolerantes para crecer mediante el dialogo y la comprensión. Otra no hay. Las sociedades modernas desarrolladas descubren en seguida cuando el poder se desvía y deja de representarlos, de ser legítimo, cuando nos quieren convencer con dogmatismos extraños. Son ciclos terminados aunque en algunos lugares pretendan seguir existiendo, a sangre y fuego.   “…Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema”… Wiston Churchill

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