Domingo 24 de Noviembre de 2024

¿En qué se basa el éxito del Yoga?


  • Domingo 23 de Febrero de 2020
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  Por la profesora Patricio Manestar, de la Tecnicatura Universitaria en Yoga de la Universidad del Salvador El Yoga es una ciencia con un basamento metodológico interdisciplinario. Su origen milenario se encuentra en la India más recóndita, pero por el éxito de sus teorías, sus técnicas y sus elaboraciones prácticas, su sabiduría se diseminó rápidamente por todo Oriente. En su expansión alcanzó a Occidente donde fue permeando con mayor o menor visibilidad diferentes tradiciones espirituales y filosóficas, y, ya en tiempos contemporáneos, distintas ciencias del hombre. Los postulados, intuiciones y afirmaciones del Yoga, se encuentran presentes tanto en las corrientes místicas y religiosas como en las científicas. Cada vez es más frecuente encontrar profesionales de diversas disciplinas médicas, deportivas, artísticas y de educación física, que buscan enriquecer su actividad utilizando los valiosos recursos que brinda el Yoga. Además de la difusión del Yoga entre los saberes más tradicionales, en la actualidad la intensa actividad del Yoga como práctica viva, se encuentra desarrollando su propia visión de avanzada sobre la ecología, la sociedad, la psicología, la antropología. En Occidente las técnicas Yoga más conocidas son las vinculadas con el Hatha Yoga, que desarrollaron una gran variedad de técnicas para resolver todo tipo de tensiones psicofísicas. Sin embargo, el yoga es mucho más que técnicas psicofísicas, su horizonte se extiende hacia la interioridad humana, con el propósito de una realización plena que integra el orden personal y comunitario. En las prácticas se invita a recitar la palabra “Shanti” tres veces. Shanti es un término sánscrito que se hace siempre presente en las fuentes literarias más tradicionales de la India, que significa “Paz”. Esta triple recitación tiene el objetivo de generar un estado de paz física, mental y espiritual, tanto en el orden personal como en el orden comunitario.  ¿En qué se basa el éxito del Yoga? En lo eficiente que son sus prácticas y propuestas a la hora de aliviar el sufrimiento humano, estimular el desarrollo pleno del hombre en consonancia con la naturaleza y promover la construcción de la paz. Existen diferentes vías del yoga que se orientan a la resolución de las diferentes problemáticas del hombre. Frente a los beneficios innegables que resultan de este ejercicio, tanto en Oriente como en Occidente, se generaron importantes espacios para que toda la sociedad pueda acceder a sus aportes. Ejemplo de ellos, se puede ver que el yoga está encontrando espacios cada vez más relevantes en fundaciones, instituciones gubernamentales y no gubernamentales, instituciones académica y de la salud. Este gran movimiento de expansión que se visibiliza hoy en día recibió un primer gran impulso a través de la fundación del Ministerio AYUSH el 9 de noviembre de 2014, con la intención de asegurar un óptimo desarrollo y propagación de sistemas para el cuidado de la salud, donde se interrelaciona el yoga con la Naturopatía, prácticas milenarias para la prevención y el cuidado de la salud como Unani, Siddha y Homeopatía. A modo de ejemplo, recomendamos una práctica simple que aporta muchísimo en el orden físico y mental. Los antiguos yoguis reconocieron la importancia de la respiración para restaurar la energía vital y serenar la mente. A tal fin, pueden seguirse los siguientes pasos:
  • Siéntese en una postura cómoda y agradable. Permanezca en estado de quietud. De esta manera permitirá que se relaje la función motora.
  • Cierre sus ojos. Deje que descanse la actividad sensorial.
  • Oriente la atención a la observación respiratoria en los pasajes nasales. Por unos momentos siga el curso natural de la respiración, posibilitando el reposo de la mente.
  • Mantenga unos momentos de silencio. Permita que se restaure toda su personalidad.
  • Realice esta práctica varias veces al día y en la sencillez de estos momentos, al poco tiempo, se encontrará con una transformación profunda de su ser.
Nos despedimos con el saludo habitual de los que practicamos yoga: ¡Namaste!

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