Por Martín Calveira, economista e investigador del Área de Economía del IAE Business School de la Universidad Austral
Ya finalizado el año 2018, la economía doméstica dista de mostrar signos de recuperación. La incertidumbre generada en torno a nuestro país se estableció en un sendero de fuerte contracción económica, aumento del índice promedio de precios, profundización de la volatilidad cambiaria y financiera, y el sustancial aumento de la deuda externa dada la necesidad de matizar los efectos de la salida de capitales. Las dificultades cambiarias se tradujeron en la necesidad de líneas de financiamiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) con efectos de estabilización. Por lo tanto, la tasa de interés internacional es un factor importante ya que determina el costo de financiamiento (deuda externa).
Ese costo está conformado por la tasa de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) es decir, la tasa de los bonos del tesoro (libre riesgo), más otro factor denominado prima de riesgo soberano o riesgo país. La prima de riesgo determina el sobrecosto de financiamiento que enfrentan las economías de mercado emergente como consecuencia del riesgo estimado que un Estado no cumpla con los servicios de sus pasivos (deuda externa, bonos, letras). El caso argentino ha sido muy volátil marcado especialmente por incertidumbre y crisis económica y política.
Factores de alteración del índice
La determinación del riesgo está asociada a factores externos e internos. Uno de los factores externos está expuesto en la modificación de la tasa de interés de la FED, los cuales encarecen el costo del crédito a los países emergentes generando un aumento de la carga futura de los pasivos. Un mayor nivel de tasa de los activos libre de riesgo determina mayores niveles de interés en las emisiones de títulos emergentes. Esto se evidenció con el aumento de la tasa de la FED en diciembre de 2018 de 2,25 a 2,5 por ciento.
Otro factor es la coyuntura económica de los países emergentes. Ante eventos de volatilidad cambiaria y estancamiento en el crecimiento económico; la generación de liquidez para afrontar el pago de deuda comienza a notarse con dificultades y perspectivas de dificultades sobre pago de deuda: economías en recesión y volatilidad deben enfrentar posibles aumentos en sus índices de riesgo. Durante el segundo semestre de 2018, la volatilidad en Turquía se replicó en la región a lo que se agregó la incertidumbre electoral de Brasil y la descoordinación de la política económica en Argentina.
Las condiciones macrofinancieras y el contexto político doméstico afectan la confianza del mercado respecto a las economías. Nuestro país evidenció un mayor crecimiento del riesgo a causa de la fuerte devaluación, la desaceleración de la actividad económica y el aumento de la deuda, estableciendo incertidumbre en la generación de liquidez futura dado el déficit de cuenta corriente (restricción externa) y cierta probabilidad de iliquidez.
Efectos de un aumento del costo del financiamiento
Un aumento del índice de riesgo país se traduce en un aumento del costo del crédito. Para el caso reciente de nuestro país, el aumento respondió a la modificación de la política de tasa de interés de la FED y a los niveles de incertidumbre y perspectivas económicas negativas en el país. En ese orden estuvieron la súbita salida de capitales y el inicio de la devaluación de tipo de cambio con el salto nominal abrupto de agosto-septiembre.
Un costo elevado del crédito genera mayor necesidad de liquidez para afrontar los pagos de los servicios de deuda: necesidad de asignación de recursos para el pago de deuda restringe planes de inversión, consumo y recaudación impositiva. Mayores obligaciones financieras constituyen efectos recesivos dado que las partidas posibles destinadas a inversión (construcción de rutas, puentes, escuelas) se deberán reasignarse para el pago de deuda.
Por lo tanto, existen posibles ajustes disruptivos para los cuales la política económica tiene cierto desconocimiento. Dinámicas consistentes con aumentos de deuda, volatilidad e incertidumbre en la percepción del mercado, generan escenarios que demandan ajustes en las cuentas públicas con efectos sobre la actividad económica. Ajustes del sector público demandan ajustes en el sector privado a través de mayor presión tributaria, especialmente en los sectores productivos, es decir, un contexto que demanda un doble ajuste: público y privado.
En suma, efectos conocidos en la historia económica argentina reciente siempre tienen un límite. La convergencia hacia un punto estable dependerá del éxito de la política económica.
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