Bonos de Impacto Social: innovación financiera aplicada a políticas públicas de desarrollo
Por Mag Gustavo Giacomo, economista. Profesor de economía de la Universidad Austral
La necesidad de captar recursos, cada vez más escasos debido a las restricciones presupuestarias por la crisis económica, y la mayor exigencia de mostrar resultados ha obligado a muchas administraciones públicas a buscar nuevas fórmulas de financiamiento que ofrezcan al contribuyente información sobre los resultados alcanzados. El sistema de subvenciones para financiar acciones sociales de gran impacto no sólo merma por la falta de recursos, sino también por culpa de posibles errores sistémicos en la gestión de políticas públicas, los incentivos, la transparencia y la rendición de cuentas.
Cabe mencionar que el mecanismo de financiamiento y articulación púbico-privada para la puesta en marcha y testeo de programas sociales se presenta como una novedosa y colaborativa manera de avanzar hacia mayores niveles de innovación social, flexibilidad, impacto y transparencia en las políticas públicas, dándole respuestas efectivas a las problemáticas sociales aún pendientes y no resueltas.
Por ello, lo que parece indudable es que los BIS han iniciado una senda de cambio, a nivel global, en la cultura de la administración pública moderna y el gasto social efectivo; un camino hacia la responsabilidad en la consecución de resultados; y han abierto un sano e interesante debate sobre cuál es la mejor forma de resolver financieramente los problemas sociales.
En cuanto a la novedad de este modelo, se encuentra no sólo en vincular la financiación a la obtención de resultados, sino a que el gobierno, mediante su compromiso de pagar a cambio de resultados, logra incentivar la participación de inversores privados en la financiación de los programas sociales.
¿Qué son los Bonos de Impacto Social?
Los bonos de impacto social son un mecanismo de financiamiento innovador para programas sociales que condiciona el pago al impacto que los programas logren. Como tal, estos incrementan el enfoque en resultados medibles, aceleran la opción de innovación social e incentivan operadores de alto rendimiento. Al medir los resultados mediante una evaluación rigurosa e independiente, los financiadores de estos programas saben que es lo que su dinero está comprando, lo que le permite descubrir y adoptar programas de alto impacto y medir costo-efectividad de manera más eficiente.
A diferencia de los contratos tradicionales, el pagador de programas sociales, normalmente el Gobierno, algún banco multilateral de crédito o alguna fundación, pagará a los operadores del servicio sólo si alcanzan los resultados esperados. Por ejemplo: en lugar de pagar a una organización sin ánimo de lucro trabajando en un proyecto de nutrición infantil por el número de chicos que asisten al comedor y finalicen el programa, el contrato sería pagado de acuerdo a una medición rigurosa que consistiría en la cantidad de niños que al final se encuentren en peso y talla ideal para su edad.
¿Cómo funciona este bono? A través de un novedoso mecanismo de financiación llamado Bonos de Impacto Social (BIS) funcionan como otros títulos de deuda, ofreciendo una tasa de retorno, pero esa ganancia está sujeta a un objetivo social o medioambiental concreto que pueda ser evaluado.
¿En qué cosiste el BIS? El Bono de Impacto Social (Bis) consiste en un contrato de pago por éxito entre la administración pública y el sector privado, destinado a financiar programas sociales de alto impacto. Las partes interesadas colaboran en identificar el problema social concreto que desean abordar y la población objetivo, definen los resultados que se proponen alcanzar, y especifican los indicadores que se utilizarán para cuantificar y medir el éxito alcanzado.
Los fondos aportados por los inversores sociales se emplean en el pago del costo del programa de intervención diseñado a tal efecto. Si el resultado del programa es el esperado, la administración pagará a los inversores, además del capital inicial, una rentabilidad financiera previamente acordada y asociada al grado de éxito del programa. Por regla general, se fija un objetivo mínimo a conseguir y un retorno máximo, en el caso de que los resultados superen los objetivos fijados a priori. Dado que, la administración pública paga sólo si la intervención es exitosa, estos bonos ayudan a mitigar el riesgo de que los programas elegidos no generen los resultados esperados y suponen una gestión más eficiente del gasto público.
¿Qué ventajas tiene este bono? La gran ventaja con este tipo de mecanismo de financiamiento para el Estado o municipio es que paga solamente por resultados. Además, hay que destacar que sirve porque permite probar soluciones alternativas a los problemas sociales sin desembolsar fondos de entrada ya que se paga al final y en función al resultado.
¿Por qué tendría que interesarle a un inversor? Lo interesante de los BIS es que son una solución sustentable y eficiente en el tiempo. Teniendo en cuenta que cuando una empresa quiere ayudar normalmente lo hace a través de una donación, pero eso está muy lejos de darle sustentabilidad en el tiempo al proyecto que quieren apoyar.
En cambio, con los BIS como la empresa recibe una ganancia puede reinvertir en el proyecto y además sus áreas de RSE pueden trabajar en alianza con el Estado, las ONGs y las universidades (en el rol de evaluadoras del resultado del proyecto), y al tener metas claras, concretas y medibles, se hace más eficiente ese proceso.
Principales actores
- Administración pública. Define los resultados sociales a obtener y por los cuales remunerará a los inversores sociales con la devolución del capital inicial más una tasa de rentabilidad acordada según los resultados obtenidos.
- Inversores sociales. Proporcionan el capital inicial necesario para financiar la intervención y asegurar el éxito de la operación con el objetivo dual de obtener rentabilidad social y financiera.
- Proveedores de servicios sociales. Implementan una serie de intervenciones enfocadas en una población objetivo con la finalidad de alcanzar los resultados trazados.
- Gestor del proyecto. Reúne a los distintos actores interesados en el problema y actúa como gerente del proyecto, organizando el diseño, la estructura, la negociación y la ejecución del contrato entre el Gobierno, los proveedores del servicio y los inversores.
- Evaluador independiente. Determina si el programa financiado ha logrado alcanzar el impacto social preestablecido, de cara al pago de los inversores sociales

