Por Silvia Villamagna
Junta de Historia de Pilar
Acercándonos a este año de bicentenarios tan importantes para nuestro querido Pilar, el sábado pasado en la localidad de Mariano Benítez del partido de Pergamino se conmemoró el de la primer batalla de Cepeda.
Un nutrido programa abarcó desde las palabras emotivas de autoridades locales a la colocación de una placa en el monolito que el Fortín Pergamino (centro tradicionalista) a orillas de la Cañada de Cepeda. El historiador Eduardo Lazzari rescató las conmemoraciones a nivel mundial, como por ejemplo la del Holocausto, en la cual todos se unen para participar. Recordó que la batalla de Cepeda, en un minuto (pues Rondeau se rindió inmediatamente ante las fuerzas federales) cambió un siglo.
En 1819 San Martín intentaba evitar que esa batalla se librara, y así recuerda la placa colocada: “Dirigiéndose a Estanislao López le pide: ‘Unámosnos paisano mío, pues divididos seremos esclavos’”.
Curiosamente la batalla fue un día sábado, tal como va a suceder el domingo 23 de febrero cuando se conmemore el Tratado del Pilar.
¿Qué nos interpela Cepeda ante el Tratado del Pilar?
Laureles y olivos… la gloria y la Paz. Es oportuno contextualizar en estos momentos aquellos avatares en los que se debatía nuestra recién independizada Nación. Dos proyectos que no acordaban un rumbo, el del centralismo porteño y el federalismo de las únicas cuatro provincias que lo cuestionaban.
Esta batalla dos semanas después genera la Provincia de Buenos Aires, que festejará sus 200 años el 16 de febrero, con un primer gobernador, Manuel de Sarratea.
Sin duda, un debate demasiado actual, al que todos estamos convocados a repensar.
Esperemos este Bicentenario del Tratado del Pilar evocando entonces aquellas palabras de San Martín.
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