Jueves 21 de Noviembre de 2024

Pedro Bottarelli: “Yo soy muy caradura para pedir plata para las instituciones y la gente cuando ve obras colabora”


  • Domingo 14 de Julio de 2019
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Pedro Bottarelli es un reconocido comerciante en el rubro familiar de agencia de venta de automotores, pero además tiene una larga trayectoria en participación en instituciones de bien público en nuestra comunidad. Su primer cargo directivo fue como presidente del Pilar Cicles Club cuando tenía 19 años. También formó parte de la Comisión Directiva del Círculo de Amigos del Automovilismo Deportivo de Pilar.  Fue dos veces presidente del Club Atlético Pilar y una vez de la Cámara de Comercio de Pilar. También incursionó en política en la línea Nacional de la Unión Cívica Radical, sin llegar a haber ocupado cargos electivos. También integro el directorio de Video Intercable Privado (VIP), uno de los dos canales de cable que tuvo Pilar a principios de los ’90 e integra desde hace más de 20 años la Comisión Directiva de Bomberos Voluntarios de Pilar  y es protesorero del Club Unión de Pilar. Pedro Oscar Argentino Bottarelli nació en San Nicolás de Los Arroyos, el 29 de junio de 1934. Llegó a Pilar con su familia cuando cumplió los 5 años. A los 6 comenzó primer grado en la Escuela 1. La familia se radicó en una casa de la calle Buenos Aires, hoy Hipólito Yrigoyen. Hijo de una familia dedicada a la horticultura, actividad que siguieron desarrollando en Pilar.
Los pilotos no me convocaban tanto por mis conocimientos de manejo sino por mis dotes de mecánico”
“La especialidad de mi padre era la agricultura. En San Nicolás se cosechaba mucho y mi papá se dedicó entre otras cosas al cultivo de la frutilla, por aquellas épocas una fruta casi exótica. Nos mudamos acá con la idea de continuar con la frutilla, en La Lonja. Cuando llegamos a Pilar nos estacionamos en la Granja San Lorenzo entonces en el medio del campo, sobre la calle Catamarca, donde termina justo la avenida Tomas Márquez, derecho hacia la calle Uruguay. Después se remató todo ese campo que era de don Jacinto López y mi padre compró y se hizo la casa ahí, donde vivimos hasta que me casé. Somos tres hermanos: Mi hermana Gilda que cumplió 86 años y Pinky (Jorge Alberto) que cumplió 79. Mi padre cuando joven estaba en la Brigada de Investigaciones de Rosario y en un tiroteo mataron a un compañero que era su íntimo amigo que se llamaba Oscar Argentino y en honor a él me puso su nombre y mi agregaron Pedro. Mis padres tenían el mismo nombre: Francisco y Francisca. El apellido Bottarelli es originario de Parma, Italia. El padre de mi mamá era de Boulogne Sur Mer, Francia, donde vivió sus últimos años el General San Martin”, comenzó la charla con Resumen. ¿Dónde cursaste tus estudios? Empecé en la Escuela Nº1. Después nos mudamos a La Lonja, así que me anotaron en la Escuela 16, de la que nunca me voy a olvidar en mi vida, porque era una escuela rural  donde había mucha humanidad. Estaba la señora Tica de Vergani, esposa de Emilio Topazzini y Chocha Aon, esposa del sastre Aon. Nos tenían en jaque, pero en un ambiente muy familiar. Cuando estaba en cuarto grado nos mudamos nuevamente a Pilar en forma definitiva y egresé en el año 1947 en la Escuela 1. Después hice hasta segundo año en la escuela industrial de Muñiz, ya que siempre estuve pegado a los fierros donde estaba medio pupilo. Abandoné los estudios porque quería trabajar  y me anoté en la agencia Ford Tarsia de Pilar, donde hoy está el Centro Cultural. Tuve de capataz de taller a don Atilio Frola. Estaba a punto de cumplir 16 años y ganaba 1,20 pesos que era un platal. Con mi primer sueldo me compré la bicicleta, con lo que comenzó también mi afición por el ciclismo.  Cuando cerró la agencia Ford, me fui con Frola a la Mercedes, donde trabajé hasta los 20 años, cuando decidí independizarme. El 1º de noviembre de 1955, alquilé un galpón justo frente al Automóvil Club donde instalé un taller mecánico con mi hermano Pinky, donde aparte de atender a los autos también compré un par de ‘chatarras’ que arreglé y después puse a la venta. Ahí empezó lo que después sería mi ocupación principal: la compra venta de vehículos. Arranqué con una vaque Ford T, un Chevrolet 28, y un camión Dodge 26. Cuando mi hermano cumplió los 18, lo ingresé a la firma y así nació Botrarelli Hermanos que continuó hasta el año 1984, con su slogan “Bottarelli hermanos…y está todo dicho”. Habíamos adosado al taller una casa de repuestos de autos que después le dejé a él. A mí me gustaban los autos y en esos años la referencia para todo fierrero que llegaba a Pilar era el Automóvil Club. Ahí conocí a los hermanos Gálvez y a muchos otros corredores. En el año 1989 mudé la agencia a la esquina de Belgrano y Pedro Lagrave. Ahí conocí a un estudiante de medicina que se llamaba Michel Loud, un inglés que después llegó a ser director del Hospital Británico, del cual me asocié a su obra social y de la que soy socio desde hace 41 años. ¿El Pedro Bottarelli deportista nace con el ciclismo? Mi pasión siempre fue al automovilismo, pero como a los 16 años tuve mi primera bicicleta, Douglas Moran, el abuelo de los Moran que tiene la misma bicicleteria de su padre en la calle Independencia crea el Pilar Cicles Club. Entré a la comisión siendo menor y a los 19 fui presidente de la entidad, que organizó carreras memorables, tanto que la Federación Argentina de Ciclismo nos reservaba el primer domingo de octubre en honor a nuestras fiestas patronales una fecha en el calendario nacional.  Se corría desde el Carlos Pellegini hasta El Cazador, para terminar en el Paraná de Las Palmas. Un circuito que era todo de tierra. Participaban más de cien corredores que venían de todos lados a participar. Participaste de carreras en el viejo Turismo Carretera. Como sería de grande mi pasión que en el Gran Premio de Caracas en el año 1948 , cuando vuelca Fangio y se mata Urrutia que era su acompañante, que a la madrugada como un sonámbulo me llevé la radio portátil afuera de casa para seguir el estado del copiloto de Fangio. Mi papé me sacó la radio y me llevó a la cama de vuelta. Después tuve la oportunidad de acompañar a Piccolo en el año 1965, donde tuvimos el famoso vuelco en Mendoza, donde por poco me mato. Al año siguiente tuve la gran satisfacción de acompañar a Dolera. Los pilotos no me convocaban tanto por mis conocimientos de manejo sino por mis dotes de mecánico. Y mi experiencia en todo tipo de autos. Con Dolera hicimos las seis etapas. Salimos 11 en la general  y novenos en nuestra categoría con un Fiat 1.500. Con ese mismo auto, ganó después ‘Larri’ (Enrique Larreta). En la categoría mayor corría el ‘gallego’ Castro con un Chevrolet 400. ¿A qué edad te casaste? Yo me casé a los 23 años con Elida Alicia González, a quien conocí en uno de los famosos ‘copetines’ de Sportivo , el Día de la Primavera, esa noche recuerdo que fui con mi gran amigo de la vida que es Alfredo Smith. Nos vimos una vez más en la plaza concretamos en un baile de la clase 35 en Atlético. Tuvimos dos hijos Oscar y Mabel, que son los que siguen con la agencia en ruta 8. Yo los reemplazo cuando ellos salen de vacaciones. Tengo seis nietos y seis biznietos. La familia creció mucho, tanto que en el festejo de mis 85 años éramos 21 personas en una reunión ‘intima’ que hicimos en casa. ¿Fuiste dirigente de Club Atlético Pilar? Fui ocho veces presidente de instituciones de Pilar, entre ellas del Círculo Amigos del Automovilismo Deportivo de Pilar y de ADA, una federación regional de automovilismo. De Atlético fui presidente dos veces y también de la Sociedad de Comerciantes, Industriales y Afines de Pilar (SCIPA). En ambas instituciones me tocó bailar con la más fea, ya que por ejemplo asumí en Atlético cuando la institución quedó acéfala con ocho juicios encima, la cancha de bochas sin techo desde hacía nueve años y la pileta del club en la sede inactiva desde hacía dos. A los dos meses de gestión estábamos reinaugurando la cancha de bochas. Yo soy muy caradura para pedir plata para las instituciones y la gente cuando ve obras colabora. Pudimos solucionar el problema de los juicios, donde tuve mucha ayuda del recientemente fallecido doctor Jorge Álvarez. Al club Atlético le regalé dos años de mi vida. Al empezar el segundo año de gestión, me viene a ver la gente del básquet preocupada porque los iban a echar de la liga ya que la cancha del club no tenía techo. Empezamos a organizar loterías familiares para recaudar plata, pero gente que estaba en el negocio del juego y tenía mucho poder nos hizo suspender los bingos. Habíamos llegado casi al final de obra, pero nos faltaba dinero para finalizar. Los fui a ver a los Guida y salí con un cheque de 800 dólares de la cuenta particular de René Guida. Con esos recursos y otros aportes pudimos inaugurar el gimnasio cubierto el 1º de mayo de 1986. Después volví de nuevo en el ’90. En cuanto a SCIPA, la Cámara estuvo intervenida durante el Proceso por ser una entidad gremial. Había quedado a cargo un gerente y me convencí que algo había que hacer ya que había renunciado a la presidencia Rafael Guida. Hablo con Carlitos Poggi y le digo, o seguimos el camino de Rafael o agarramos nosotros la manija ya que sospechábamos que el gerente se quería quedar con la propiedad. Nos juntamos con varios amigos e hicimos un asado, donde conminamos al gerente a renunciar amenazándolo con llevarlo a la Justicia donde debía justificar de qué vivió los últimos ocho años y con qué plata se estaba haciendo un chalet. Al otro día renunció por escrito. Salimos a buscar un presidente, pero nadie quiso agarrar y tuve que hacerme cargo de la Cámara donde se me elige presidente. Estuve al frente durante casi un año y medio, pero ya estaba cansado así que una noche le propuse a Oscar Martínez ir a ver al panadero Víctor Maroñas para tentarlo con seguir con los destinos de la institución. Y así fue, hicieron una excelente gestión. También incursionaste en la política. Te puedo decir que desgraciadamente sí. Fue después de la época del Proceso Militar con la llegada de la democracia. Fui presidente de la vieja línea Nacional del radicalismo que venía de Illia y de Balbin. Estaba con Oscar Arana a quien llevamos de candidato, Martignone, Beltramo, Aceña, el Negro Quintana. Yo fui candidato a concejal en la interna que ganó finalmente Renovación y Cambio, con quienes después terminamos uniéndonos. Perdimos por 180 votos. Cómo llegaste a integrar el directorio de Video Intercable Privado (VIP). Fue toda una sorpresa ya que Arotce con Cormery, Pagani y Quintana le compran a un empresario salteño llamado Capobianco las acciones de un canal de televisión que comenzaba a instalarse en Pilar. Un día viene Lito Quintana y me dice que tenía que comprar unas acciones de un canal que se iba a poner en Pilar. Me insistió que fuera a hablar del tema con Mario Cormery, con quien ya había tenido relaciones comerciales. Me convence Mario y ahí arrancamos con Video Intercable Privado, del que fui su director. Era un área totalmente desconocida para mí, pero que me entusiasmó mucho. La época del canal fue cuando mas plata gané en mi vida, ya que como gerente cobraba 3 mil dólares por mes, mas el alquiler del local de Belgrano y Pedro Lagrave que tenía en sociedad con dos socios más, Lito Quintana y Afonso. Llegó después la época de la unificación de los canales de cable en Pilar y decidí renunciar, cosa que mis socios no aceptaron. Finalmente apareció Multicanal y le vendimos nuestra parte, una parte al contado y el resto en cuotas en dólares. Oscar Orlando Mascareño

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