Cada 8 de marzo el mundo entero recuerda a las 129 mujeres que murieron en un incendio en la fábrica Cotton, de Nueva York, Estados Unidos. Ellas estaban en huelga con permanencia en su lugar de trabajo reclamando una reducción de la jornada laboral a 10 horas, un salario igual al de los hombres que hacían las mismas actividades y mejoras por las malas condiciones de trabajo que padecían.
A más de un siglo de aquel hecho, hoy nos permitimos reconocer el trabajo profesional y solidario de una mujer pilarense que se dedica de pleno a la comunicación y al emprededurismo: María Fernanda Ipata. Directora de Quásar Comunicación, una consultora de prensa con oficinas en Pilar se especializa en asesorar a pymes y emprendedores para darle respuesta a todos sus requerimientos de comunicación y difusión, entendiendo que a partir de la misma podrán profesionalizar sus emprendimientos y alcanzar sus objetivos.
Muchas de sus acciones con los emprendedores son gratuitas y su profesionalismo y experiencia en la materia le permiten acompañar a quienes lo necesitan. Su agenda es apretada, pero aceptó dialogar con Resumen por casi una hora. Su verborragia y elocuencia hicieron de la entrevista un momento digno de ser compartido.
¿Qué es un emprendedor y a qué llamamos emprendedurismo?
Para nosotros un emprendedor es una persona que tiene una idea, o ya esa idea en marcha. No importa si es un emprendimiento cultural, solidario o si tienen un fin comercial de intercambio de dinero, todos son emprendedores. En un concepto amplio es toda persona con una idea o un proyecto en marcha, que lo quiere llevar adelante persiguiendo, obviamente, un objetivo ya sea comercial, solidario o cultural.
Y el emprendedurismo es todo un movimiento que se viene dando desde hace bastante, y hoy casi es una moda, está en boga y todo el mundo habla de emprendedurismo. Pero, el tema es qué consideramos realmente que es el emprendedurismo; la verdad es que no me puse nunca a pensarlo, aunque considero que es todo lo relacionado y vinculado al mundo de los emprendimientos. Nuestro objetivo es acompañarlos en este desarrollo, ya sea en la concreción de su idea en algo concreto y palpable, o en la profesionalización de la idea ya en camino que los emprendedores tienen en marcha. Esto lo hacemos a través de la capacitación, de herramientas, y de brindarles conocimientos necesarios para cada uno de ellos: como subsidios, alianzas con otros y tutorías. Para emprender la información es poder, ya que hay un montón de alternativas que por desconocimiento no accedemos a las mismas. El conocimiento para nosotros es fundamental como otro pilar además de la capacitación, y el acompañamiento ya que muchos emprendedores quedan en el camino porque se sienten solos.
Emprender no es fácil. El emprendedor además de tener ganas y conocimiento de lo que hace en sí, tiene que tener un gran poder de resiliencia y de tolerancia al fracaso porque es mucho más probable que te vaya mal a que te vaya bien.
Es muy duro lo que estás afirmando…
Es verdad y yo lo digo siempre, tenés más posibilidades que te vaya mal a que te vaya bien, pero qué mejor que sea haciendo lo que te gusta. El hecho de intentarlo te da una experiencia que te va a permitir hacerlo bien en algún momento. El fracaso ineludiblemente te lleva al éxito.
Señalaste que el emprendedurismo es hoy casi una moda, cosa que no lo era en el 2011 cuando comenzaste a recorrer este camino, ¿cómo surgió la idea de llevar adelante este proyecto?
Como todas las ideas, surgió medio de casualidad. Yo tengo mi empresa, me dedicaba a la comunicación en ese momento y me daba cuenta que muchos emprendedores se acercaban a Quásar Comunicación pidiendo asesoramiento, pero que con la comunicación sola no alcanzaba. Entonces comencé a dar capacitaciones y talles, primero sobre temas de comunicación que era lo que yo sé; y después me di cuenta que necesitaban ventas, que necesitaban saber de tecnología y de un montón de otras cosas que yo no las podía dar. Consideré asociarnos con profesionales de otras áreas y así surgió Pilar Emprende, que fue consecuencia de Pilar de Feria.
¿Con quiénes comenzaste a desarrollarlo?
En este momento viene a mi mente Julián Candermo, que inmediatamente vino a proponernos armar un ciclo de capacitaciones que dimos durante un montón de años, y que duraron hasta la pandemia, aunque las sostuvimos de manera virtual durante todo el primer año, ya no en el segundo. Y como a él convocamos a muchos amigos, porque la mayoría -por no decir casi todas- de las actividades son gratuitas; entonces teníamos que encontrar al profesional que tenga la buena predisposición de entregar su tiempo ad honorem. Con lo cual a nivel local no siempre fue tan fácil, entonces por lo general eran capacitadores de afuera. Me acuerdo de Ana Clara Ojeda, que dio toda una capacitación sobre el diseño y el manejo de la imagen; Alicia Verna, que vino desde la Capital a hablar sobre ventas; Romina Ávila, de Madre Emprendedora, que dio sobre marketing y moda. Hay muchos capacitadores (además de los mencionados) como Gabriel Bresler, la licenciada Natalia Romero, y Elizabeth Farías, que se coparon con la idea y formaron parte de este ciclo de Desarrollo Emprendedor, que fueron las primeras que dimos por fuera de las que yo ya brindaba.
Cuántas mujeres se vincularon con ustedes a lo largo de todos estos años?
Soy muy mala para las estadísticas, pero siempre son más mujeres. Yo no tengo una mirada sexista de estos espacios, no son exclusivos para mujeres, aunque lo cierto es que un alto porcentaje de todo lo que hacemos lo ocupan ellas. Hay muchas mujeres que emprenden por distintas razones: muchas se jubilaron y después de haber trabajado siempre bajo relación de dependencia todavía son jóvenes y hacen ahora lo que siempre tuvieron ganas de hacer (pintura, macramé o lo que fuese), mujeres profesionales que quizá dejaron su relación de dependencia para ser madres y en un momento tuvieron que volver al mercado y no es tan simple insertarse en un trabajo formal entonces comienzan a transitarlo de manera independiente, y también están las mujeres emprendedoras con las cuales trabajamos mucho en los barrios, yendo a los barrios, estando en sus lugares.
Recuerdo que Federico Achával todavía no era ni candidato a intendente cuando comenzó con estos talleres para mujeres emprendedoras en los barrios. He dado talleres en plazas, en veredas, en sociedades de fomento, llegando a cada lugar que se necesitaba con estas herramientas.
¿Vos te considerás una emprendedora de la comunicación?
Absolutamente. En un principio sin saberlo, porque cuando yo comencé en el 2005 no se si existía el término, pero yo siempre tuve dificultad y no creo que hubiera podido sostener el trabajo en relación de dependencia porque soy… la palabra correcta es revolucionaria, me cuestan mucho las estructuras. Y si bien trabajé con esta modalidad, mi experiencia fue en educación donde las estructuras -sobre todo en esas épocas- eran muy rígidas y ya los alumnos no eran tan rígidos como nosotros estábamos acostumbrados. Salvo experiencias puntuales, siempre trabajé de manera independiente. Hoy sí me considero una emprendedora.
¿Qué herramientas que brindabas en aquel momento cuando arrancaste sentís que cambiaron mucho?
Si, cambió mucho sobre todo por la influencia de la tecnología, que cambió muchos aspectos de nuestra vida y también la forma de emprender. En el 2011 no se vendía por Facebook, no existía WhatsApp ni Instagram. Parece que fue ayer, pero hoy hay muchas herramientas al alcance de nuestra mano que son gratuitas y que hace un tiempo atrás no se conocían. Recuerdo que los primeros talleres de periodismo que daba no teníamos ni siquiera internet por wifi. Cambió mucho, realmente mucho, aunque estamos hablando de 10 años nada más. Hoy básicamente todo está enfocado en lo digital, y más con la pandemia. A veces parecía una loca cuando enumeraba todo lo que un emprendedor tiene que tener: como Mercado Pago, monotributo y demás; y en la pandemia eso quedó clarísimo que si no lo tenías quedabas afuera, literalmente afuera.
Gran impacto el de la pandemia para el sector.
La pandemia dejó mucho más en evidencia cómo cambió todo eso y la necesidad de la capacitación y lo digital.
¿Cómo fue acompañar a los emprendedores durante la pandemia?
Eso fue para mí revelador y agotador porque yo no dejé de trabajar nunca, al contrario, no sólo con los emprendedores externos sino con mis propios clientes ayudándolos a digitalizarse a quienes no lo estaban. E inmediatamente comenzamos a planificar capacitaciones on line, por Zoom. Y dimos un ciclo de capacitaciones cubriendo las necesidades puntuales, además de promocionar las capacitaciones de otros. Muchos emprendedores aprovecharon esto, y a otros hubo que ayudarlos a reconvertirse. Y armamos una guía de repartidores con permiso para circular y después una de emprendedores que hacían delivery, siempre basándonos en la importancia de las alianzas para poder crecer. El trabajo en la pandemia fue muy intenso, en mi empresa personal, y con un gran acompañamiento a los emprendedores, y muy fuerte desde lo psicológico porque había gente que no la estaba pasando bien.
¿Cuáles son los retos futuros para los emprendedores?
Muchas veces hablamos de futuro, y eso ya está acá. Básicamente es el uso de la tecnología. Hoy somos analfabetos si no sabemos utilizarla. Lamentablemente hay muchos emprendedores en esta situación. Y, por otro lado, el trabajo colaborativo, ya no se concibe trabajar compitiendo con un otro sino colaborando, cooperando. Cuando entendés eso te vas aliando incluso con personas que hacen lo mismo que vos; y un claro ejemplo de esto es la Red de Costureras, que hacen todas lo mismo pero que aliándose pudieron superar, por ejemplo, la pandemia. Poder adaptarnos a los cambios no es fácil y también es todo un desafío; esa capacidad de readaptación inmediata porque lo que sabíamos ayer hoy ya no sirve. Hoy, más que nunca, no hay que quedarse, hay que informarse y capacitarse.
Interiormente te consultamos sobre tu rol emprendedor en el ámbito de la comunicación, ¿cuándo nace Quásar y cómo?
El inicio de Quásar también fue una casualidad, y se relaciona mucho con cómo ingresé al emprendedurismo, y es algo a lo que los emprendedores debemos estar atentos: detectar las necesidades. Yo ejercía el periodismo, tenía un medio de comunicación, y me daba cuenta que muchas de las personas que yo entrevistaba -sobre todo los que tenían algo comercial- necesitaban difundir eso que hacían, era una mezcla entre periodismo y publicidad. Y así fue como surgió Quásar Comunicación en el 2005, atento a las necesidades y buscando satisfacerlas, que es la esencia del emprendimiento.
En todos estos años la situación de nuestro país y los cambios comunicacionales fueron notorios y marcados, ¿pensaste alguna vez en bajar los brazos, en barajar y dar de nuevo?
Hechos que me sacudieron hubo un montón, pero en ningún momento pensé en bajar los brazos. Quásar Comunicación no es lo mismo que en 2005, hubo una reconversión. Es más, hace unos días le cambiamos el nombre a las redes sociales. Hoy somos más una agencia de comunicación digital que una agencia de prensa. En todo este tiempo nunca pensé en bajar los brazos, si en reconvertir lo que veníamos haciendo.
¿Qué desafíos tienen los comunicadores por delante?
Creo que el gran desafío es la profesionalización en nuestra tarea. Hoy cualquiera comunica, cualquiera te lleva las redes sociales, cualquiera es community manager; lo cual está buenísimo, pero se estudia para eso. El mundo de la comunicación es muy amplio y, como en todas las profesiones, se especializa cada una de las ramas. Ya no existe un comunicador que hace todo. El desafío está en profesionalizar y respetar el trabajo del que se encarga de cada una de las partes de la comunicación.
Y, por otro lado, diferencio al periodismo llevando adelante la tarea comunicativa. Considero que, desde hace un largo tiempo a esta parte, el principal desafío es poder discernir el periodismo militante del periodismo. El periodismo no es militante y hoy en día está todo mezclado, y es nuestra responsabilidad capacitar al público para que puedan diferenciarlos, darles todas las miradas, todas las ópticas posibles para que saquen sus conclusiones y no las cosas procesadas. Necesitamos tratar de ser lo más objetivos posibles y acercarnos lo más que podamos a la verdad; ser claros desde dónde estamos hablando y no engañar al otro con algo que no somos.
El tiempo pasa rápido, las palabras surgen y las ideas nos llevan de un tema a otro. María Fernanda Ipata es Licenciada en Periodismo y Analista en Medios de Comunicación Social. Dirije desde 2005 Quásar Comunicación y desde 2011 trabaja en el asesoramiento de emprendedores a través de la coordinación del proyecto Emprender Hoy y Pilar Emprende por el cual le brinda herramientas, espacios de networking y diversas acciones para ayudarlos a crecer con sus proyectos. Sus grandes pasiones se fusionan y la motivan a seguir dando lo mejor de sí cada día.
Clarisa Bartolacci
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