Miedo, indignación, hambre, preocupación, desconfianza, bronca y desocupación son algunos de los términos que se escuchan en las voces de quienes recuerdan los hechos ocurridos en diciembre de 2001 en Argentina. Hace 20 años la situación política, económica y social de nuestro país desencadenó en el estallido del 19 y 20 de diciembre con un saldo de 38 muertos, cientos de heridos y miles de detenidos en todo el territorio, y con ello la renuncia del entonces presidente de la Nación, Fernando De la Rúa.
Pilar no fue ajeno a lo acontecido, en sus calles las cacerolas se hacían oír, algunos comercios sufrieron los saqueos por parte de quienes tenían hambre y necesitaban comida, muchos otros bajaron sus persianas por seguridad al conocer lo que estaba sucediendo, y otros tantos vecinos dimensionando lo que se vivía optaron por reforzar su seguridad personal; inclusive en las páginas de Resumen se reflejaba que en Villa Rosa había “comerciantes que armaban a sus empleados con escopetas - y ellos mismos portaban un revólver en la cintura - en procura de defender “lo que me llevó 20 años construir”.
Estanislao Álvarez tenía 25 años, había asumido como edil de Pilar el 10 de diciembre de 2001, y en diálogo exclusivo con Resumen recuerda aquellos días con total claridad.
“Los ediles anteriores habían hecho una quita de la dieta porque no se llegaban a cubrir los sueldos"
¿Cuánto repercutió la crisis política, económica y social de la Alianza en nuestra ciudad?
“Toda aquella crisis repercutió muchísimo en Pilar. La crisis económica se venía sintiendo hacía mucho tiempo. Recuerdo que asumí con 25 años como concejal y los ediles anteriores habían hecho una quita de la dieta porque no se llegaban a cubrir los sueldos, los empleados municipales no cobraban, los comercios estaban casi todos devastados, comprando la mercadería justa y viendo cómo hacían para pagar las deudas que tenían. Había mucha preocupación. Y también recuerdo que se dieron muchos casos de suicidio. Así llegamos al detonante del 20 de diciembre que fue un caos total. Y en Pilar repercutió muchísimo porque había un gobierno que poco y nada hacía por la gente, por las clases sociales más bajas. Era muy preocupante y nos dejó a todos devastados”.
“Los primeros actos de saqueos en el distrito se produjeron el miércoles 19 minutos antes de las 10 de la mañana en una carnicería ubicada en Meisner y Alfaro , en la localidad de Presidente Derqui”, narraba Resumen en su edición del sábado 22 de diciembre de 2001 al tiempo que aseguraba que “este hecho derivó en que todos los negocios del centro comercial de esa ciudad bajaran las persianas para resguardar sus mercaderías”.
Pese a que muchos comercios habían decidido no trabajar, aquel miércoles 19 de diciembre cuatro supermercados sufrieron este accionar, dos de ellos de la localidad de Lagomarsino, uno de Presidente Derqui y otro de Del Viso. Como consecuencia de lo ocurrido, los comercios no sólo padecieron la pérdida de la mercadería llevada sino también el destrozo en sus instalaciones.
Según los informes policiales de aquel momento los primeros episodios de saqueos se produjeron por parte de personas que buscaban comida, aunque después fueron aprovechados por algunos grupos que se infiltraron tratando de utilizarlos políticamente.
Fueron momentos de cacerolas y saqueos, ¿qué medidas o acciones se llevaban adelante desde el Ejecutivo local o desde el legislativo?
“Nosotros habíamos asumido el 10 de diciembre, recuerda Estanislao Álvarez (concejal mandato cumplido), y éramos un bloque opositor al gobierno, que estaba en ese momento con uno de los peores intendentes (Sergio Bivort) de la historia, y las medidas habían sido muy pocas, salvo agarrar mercadería y repartirla en algunos lugares, no habían hecho nada. Entonces las distintas fuerzas políticas habíamos tratado de contener en los distintos comedores (que había muchísimos), en las esquinas nos parábamos con camiones y conteníamos a la gente para que no se acercaran a saquear a los comercios; la policía era poca y no daba a basto, entonces todos salíamos a contener a la gente. Eran olas de personas que se acercaba de a poco, y como se decía en aquel entonces parecían tiburones que acechaban y se acercaban despacito y sigilosamente, y de pronto desmantelaban un comercio”.
Según Álvarez, “la contención fue de la mano de cada uno de los dirigentes políticos buscando paliar la situación que se vivía en ese momento. A nivel gobierno local poco y nada”.
“Tres personas intentaban levantar una persiana, cuando esto ocurre, una de ellas ingresa su cuerpo y otro, que estaba ayudando a levantar la persiana, le roba las zapatillas”
¿Hubo algún hecho o situación que recuerdes en particular de ese momento?, alguna imagen grabada a fuego.
Tengo imágenes muy presentes que eran tremendas, más allá de la problemática que se venía suscitando en ese momento, las imágenes más fuertes que me quedan son de los momentos de los saqueos porque como concejales de aquel momento salíamos a recorrer y a tratar de apaciguar porque no queríamos que se implicara la fuerza ya que la policía llegaba con postas de goma para evitar disturbios. Recorriendo Pilar encontrábamos los fogones en cada esquina, gente que andaba armada, gente que electrificaba las persianas y personas apostadas en los techos de los comercios Pero hay una imagen muy fuerte que me quedó grabada de cuando estábamos tratando de apaciguar un saqueo con dos policías y otras personas, inclusive de otros partidos políticos, en la puerta del supermercado Día de Derqui donde les pedíamos por favor que recapaciten, que se vayan, que evitaran males peores; y en un momento un grupo de tres personas intenta levantar una de las persianas, cuando esto ocurre una de ellas ingresa su cuerpo y otro, que estaba ayudando a levantar la persiana, le roba las zapatillas. Hubo de todo: hubo hambre, hubo vandalismo, hubo quizá alguna incitación a la violencia.
Las instituciones, de todo tipo y color, fueron fundamentales para acompañar y contener en aquel diciembre tan caótico y devastador. A cargo de la Parroquia San Antonio de Padua, ubicada frente a la plaza central de Presidente Derqui, estaba desde 1994 el Padre Oscar Iglesias, quien trae al presente imágenes, emociones y sentimientos de ese diciembre que desea no tenga que volver a vivir el pueblo argentino.
“Lo que recuerdo es mucho y poco a la vez, porque la memoria emotiva a veces quiere borrar lo que no es grato y va quedando fuera del recuerdo lo que guardamos y no sacamos más a la luz o por angustia o por temor. Eso es lo que me pasa hoy cuando me haces esta pregunta”, asegura el padre Oscar.
¿Qué recuerdos quedaron en tu memoria de los hechos vividos en diciembre de 2001?
Algunas cosas puntuales recuerdo en este momento, como la tensión política y social de la que se hablaba y se podía palpar sobre todo en los barrios de la Parroquia (esos días con Cáritas trabajamos intensamente) pero cuando el caos se desató recuerdo que estábamos preparando un pesebre hermoso -que todavía lo tenemos- con imágenes muy grandes, pero esa preparación era especial porque la hacíamos en el salón grande que da a la Avenida de Mayo, no tengo presente la hora exacta -pero serían las 15- cuando se desató una horda que fue in crescendo y de repente pasaron no menos de 100 personas por las ventanas del salón y se dirigieron directamente al local de la esquina (hoy frente al Banco) donde había una casa de deportes; parecía que estaban bien organizados o sabían lo que hacían. Entonces salimos con las dos personas que me estaban ayudando y vimos cómo de un solo movimiento estrellaron la cortina (que era de hierros entrelazados) contra el vidrio, se vino todo la estructura vidriada abajo, y comenzaron a sacar todo lo que podían; al final rompieron la puerta y desvalijaron el local. Detrás de ellos corría un policía (uno solo) al que casualmente se le cayó el celular delante nuestro, lo levantó y siguió, pero se quedó parado como un expectante más igual que nosotros (qué podía hacer uno contra 100). Allí comenzó todo, volvimos a cerrar el portón y comenzamos a ver cómo pasaban corriendo personas a pie o en bicicleta con bolsas de lo que se te ocurra, recuerdo que una bicicleta llevaba un bolsón de papel higiénico, eso quedó en mi memoria porque fue como medio sarcástico, pasaron un par de horas y los dos supermercados tenían sobre sus techos hombres armados. Esa noche me fui a descansar a la casa de unos amigos (pero no dormimos) porque en el barrio todos estaban en vigilia porque se decía que venían de José C. Paz a seguir saqueando (no sé qué) pero todos los vecinos de la cuadra se habían juntado, y yo con ellos, alrededor de un fuego (recuerdo bien esa escena).
“La tensión política y social de la que se hablaba se podía palpar sobre todo en los barrios de la Parroquia”
Al otro día temprano volví a la Casa Parroquial pensando que quizá hubiera pasado algo porque teníamos el depósito de Cáritas aquí, aunque días antes habíamos repartido toda la mercadería que nos quedaba, pero gracias a Dios no había pasado nada. Todo estaba más tranquilo y a media mañana la Gendarmería comenzó a recorrer las calles por lo menos de los alrededores de la Parroquia, eso calmó un poco los ánimos porque hubo en ese día varios intentos de llegar a los supermercados antes mencionados.
Cáritas diocesana se reactivó y enseguida nos mandaron más mercadería, porque los días posteriores (incluso Navidad) recuerdo hasta las misas haber recorrido con el auto de la Parroquia y los servidores varias familias de los barrios llevando esa mercadería entregada.
En síntesis fue un tiempo difícil, un mes que ya digo traté de borrar de mi mente y mi corazón haciendo el esfuerzo que se podía hacer para ayudar como institución; pero diciembre fue un mes que Dios no permita a nosotros, los argentinos, volver a vivir.
Clarisa Bartolacci
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