La conductora y cantante María Amuchástegui lo convocó para dirigir a cinco coros y 120 coreutas en la inauguración de la Plaza América de Puerto Madero. Renunció a la dirección del coro municipal de Pilar a fines del año pasado, pero sigue activo y vigente, con sus 81 años, dirigiendo las agrupaciones corales del Club Sportivo Pilar y el Coro Infantil de la Parroquia de San Francisco.
Alfredo Rogelio Quatrin nació el 7 de marzo de 1937en Malabrigo, provincia de Santa Fe. Es el segundo de ocho hermanos –seis mujeres y dos varones- de los cuales fallecieron dos. Su padre se dedicaba a las tareas de campo.
“Mi padre era labrador y falleció muy joven –tenía 41 años- dejó a mi madre viuda con 35 años y se hizo cargo de la familia. Gracias a la ayuda de un hermano, pudo criarme a mí y a mis otros siete hermanitos. Estudié hasta tercer grado en Malabrigo y a los 12 entré al Seminario de San Pablo en Florida. Corría el año 1950 y mi ingreso fue por sugerencia de un sacerdote de la congregación que recorría hogares en la provincia en busca de familias que quisieran que alguno de sus hijos siguiera la carrera sacerdotal. Hice cinco años del noviciado, me faltaban cuatro años más de Filosofía y tres de Teología que tenía que cursar en Roma. Pero mi director espiritual se dio cuenta que yo no tenía una fuerte vocación para ser cura. Entonces me dijo que saliera del seminario y fuera un buen cristiano, que prefería eso a que me convirtiera en un mal sacerdote.
¿Cómo se establece en Pilar?
Mi familia era conocida de la señora de Yanzi, que tenía un bazar al lado de la sastrería de Tono Aon frente a la plaza. Su esposo tenía una tienda. Ella se convirtió en mi madrina y lo primero que me consiguió fue una pensión para vivir en la casa de Luiso Lagomarsino en El Descanso. La señora de Yanzi fue además mi madrina en el seminario. También me consiguió un trabajo en la fábrica SIT, dedicada a telares y de que mi familia al tiempo viniera también a radicarse a Pilar.
¿Cómo empieza su relación con la música?
En el seminario, donde además aprendí varios idiomas, entre ellos francés, italiano y latín. Pero en la dirección coral empecé tarde. Tendría ya unos 30 años y Nélida Domenech, entonces directora de Cultura en el año 1967, se entera de que sabía música y que cantaba en la iglesia. Aunque aprendí música en el seminario, reconozco que mis conocimientos musicales los aprendí solo. Ser músico autodidacta, no es una gran virtud. Lo que un músico autodidacta aprende en cinco años, con un maestro lo aprende en uno. Es así que creo el Coro Mixto Municipal. A partir de ese momento nunca tuvimos un lugar fijo y adecuado para ensayar. Deambulamos por distintos lugares: la Escuela Nº 1, el Comedor Escolar, la Sociedad Española, el Club Atlético Pilar, incluso en mi casa o en la casa de algún integrante del coro. Los ensayos del coro siempre fueron una molestia para los lugares que nos ofrecían ya que había otras actividades simultáneas y nos entorpecíamos mutuamente. Recién después de 30 años, logramos un lugar fijo: la sede de la Casa de la Cultura en Ruta 8 y Tucumán.
¿Cuándo y dónde fue la primera actuación del Coro Mixto de Pilar?
Nuestra primera actuación la recuerdo perfectamente, fue frente a la Biblioteca Bartolomé Mitre, sobre la calle Belgrano, en el Salón de Actos del Colegio de Hermanas. Nuestro bautismo coral fue el 10 de octubre 1968. Compartimos el concierto con Mercedes Pomillio, una virtuosa concertista de piano. En aquel momento integraban la agrupación 40 coreutas, entre ellos, estudiantes del Instituto Verbo Divino y del Instituto Carlos Pellegrini. Una anécdota inolvidable de aquel debut fue mi reencuentro con Ángel Urriticoechea, con quien tuve una desavenencia cuando yo era secretario rentado de Bomberos de Pilar, cargo al que renuncié unos años antes. Desde ese momento no nos dirigimos la palabra. La gran sorpresa que me llevé la noche del debut del coro fue que entre los presentes estaba Urriticoechea que al finalizar me vino a saludar. Nos confundimos en un gran abrazo y recomenzamos una gran amistad que ya lleva más de 50 años.
A partir de ese momento comienza una gran época para el coro.
Exactamente, realizamos cientos de conciertos a nivel local, en escuelas, clubes, la iglesia, el municipio. Hicimos contacto con otros coros y comenzamos a salir del distrito, primero participando de encuentros corales con agrupaciones colegas de Exaltación de la Cruz, San Antonio de Areco, Mercedes, Lujan y José C. Paz, entre otras localidades. Recuerdo en 1979, un encuentro con la participación de siete coros en el club Sportivo Pilar, con la presencia del entonces intendente Ruiz Guiñazú, un gran entusiasta de nuestra actividad. En el año 1972 tengo el privilegio de conocer a Lolita Torres, en la casa del reconocido músico y gran amigo Miguel Ángel Castro. Su padre era celador de la Escuela 1 y cantaba en el coro como solista. Lolita aceptó ser madrina del coro mixto. Hicimos un concierto en el salón del Honorable Concejo Deliberante, para hacer la presentación oficial con la presencia de esta gran artista argentina. Ella nos llevó a sus espectaculares en canal 9, donde compartimos tres programas especiales: uno con música española, otro de tango y un especial de Navidad. En este último especial, mi ego superó todas las barreras, ya que Lolita interpretó como solista una obra mía: “Alabanzas”, cantico de estilo clásico con ponderaciones hacia el hombre, Dios, la naturaleza, el universo y todo lo que nos envuelve y nos rodea.
A lo largo de su vasta trayectoria creó infinidad de coros.
Así es, estando en el Club Atlético Pilar, el médico residente en el Country Lagartos, presidente de la Comisión de Cultura, Gustavo Shickendanz, me invita a dirigir la prestigiosa agrupación Chorus Country del emprendimiento, que después siguió Luis María Serra. En el Obispado de San Miguel creé los coros de niños, jóvenes y de adultos. Paralelamente creo el de la Municipalidad de General Rodríguez, con el que organizamos los clásicos Septiembres Corales, ciclo distinguido por la Cámara de Diputados de la Provincia que lo declaró de Interés Cultural Provincial. Los Septiembres Corales de Rodríguez siguen aún vigentes, después de 37 años.
Después que dejé el Coro de Lagartos, tomé la dirección de coros en otros countries: Tortugas, Golfer’s, Highland, Náutico de Escobar, Mayling y Campo Chico, entre otros. Comenzó a ampliarse el espectro musical para el coro y comenzaron los viajes a la Semana de las Artes en Basavilbaso, al norte de Santa Fe. En Avellaneda -también en Santa Fe- fuimos padrinos del primer Festival Friuliano que lleva el nombre de un dialecto italiano que se habla en el norte de la península, casi al límite con Austria. Con el coro de Pilar recorrimos toda la provincia, La Pampa; actuamos en Córdoba, Mendoza, y en Colonia, Uruguay. También recorrimos el sur del país: Gayman, Rawson, Trelew, Puerto Madryn.
En toda su trayectoria en Pilar como director del coro pasaron varios intendentes ¿cómo se llevó con ellos?
Con algunos mejor, con otros más o menos y con otros directamente mal. Recuerdo que un director de Cultura que tenía Luiso Lagomarsino se opuso a que el Municipio costeara nuestros viajes al interior del país, aduciendo que no había presupuesto para ello. Delante de él, Luiso dijo entonces: “en mi gestión vamos a seguir apoyando los viajes del Coro, que en Cultura es lo mejorcito que tenemos”. Logramos seguir viajando pero también me gané un enemigo en el funcionario del intendente que a partir de ese momento me hizo la vida imposible. A lo largo de mi gestión en la dirección del Coro Mixto Municipal pasaron 13 gobiernos municipales, en dos de ellos me tuve que ir. La primera vez cuando cumplía 25 años de actividad. El intendente en ese momento dijo que no era relevante que Pilar tuviera un Coro Municipal. Estuvimos tres años y medio inactivos. Suerte que yo siempre tenía trabajos paralelos y simultáneamente seguía dirigiendo varios coros, por lo que pude incluir a varios de los coreutas que habían quedado ‘en banda’ en distintas formaciones. En esa época también formé coros en colegios: el Modelo, el de Hermanas y el Verbo Divino, entre otros.
Otras etapas lindas fue cuando cree el primer Coro de Niños en Presidente Derqui. Para ello recorrí primero todos los establecimientos haciendo la convocatoria. Se anotaron 190 niños, de los cuales quedaron elegidos 90 chicos. Con ellos participamos en la inauguración de la Sala de Primeros Auxilios del barrio Los Cachorros.
Quiero reconocer a dos grandes directores de Cultura que apoyaron mucho al coro: Fernando Cea, con el que creamos el Coro de la Tercera Edad, con el que participamos ocho años consecutivos en las finales de los Torneos Bonaerenses en Mar del Plata, considerando durante todos esos años que el Coro Mixto Municipal de Pilar era una de las mejores agrupaciones corales de la Provincia de Buenos Aires. En la gestión de José Sánchez creamos el Coro de Tortuguitas. Durante todo ese tiempo hicimos relación con más de 120 coros de todo el país. También debo destacar la buena relación con Clarisa Bartolacci cuando estuvo a cargo del área.
¿Qué coreutas lo acompañan desde que se inició?
Hasta hace dos años de los que debutaron conmigo en 1967: Lucy Tegaldo de Oria y Betty Lucerre de Aon. También estuvieron muchos años Mirta Bonilla y Graciela Martinelli. Otro integrante, Gabriel, se inició conmigo en el coro de niños y participa actualmente en el Coro de Sportivo. Es enfermero profesional.
María Amuchástegui los llevó a Puerto Madero a una actuación frente al entonces presidente Carlos Menem.
Si, la recordada cantante y conductora de televisión María Amuchástegui hizo posible que el coro fuera a Puerto Madero, cuando se inauguró la Plaza América. Ella integraba en ese momento el coro del country Tortugas. Convoqué para esa actuación a 120 cantantes de siete coros que entonces dirigía. Agregamos también teclados, guitarra acústica y percusión. Recuerdo que el último ensayo general lo realizamos en el salón del Concejo Deliberante en Pilar. Interpretamos una sola canción: “América, América” de Armenteros que interpretara el inolvidable Nino Bravo. Cantamos frente al presidente Menem, al ministro Cavallo y otras autoridades nacionales y provinciales.
Sus tres hijos participaron y participan de actividades corales.
Sí, mi hija mayor Angélica, es la más activa. Estuvo mucho tiempo dirigiendo el Coro de Jóvenes en Pilar y continuó en Rodríguez con “Acuarelas”. Mis hijos varones Gerardo y Damián, también pasaron por el coro. Tengo un orgullo muy especial ya que el 18 de noviembre mi hijo Gerardo y mi nieto Nicolás cumplen un año integrando el Coro del Club Sportivo Pilar. Angélica se dedicó a pleno a la música: es musicoterapeuta e inspectora de escuelas en la modalidad música del área discapacidad. Es también profesional del Centro de Rehabilitación Pilares de Esperanza, y profesora en el Instituto Chopin, donde enseña a los futuros profesores de música como tratar a chicos con capacidades diferentes, en el ámbito de la músicoterapia.
En lo personal tiene una compañera de vida de muchos años.
65 exactamente. Mi señora es Ana María Centurión y sin dudas conocerla fue lo mejor que me ha pasado en la vida. Ella es de San Antonio de Areco y la conocí en la casa de Beto Funes donde había venido a pasear un fin de semana. El año pasado en una emotiva ceremonia renovamos nuestros votos matrimoniales en la Parroquia Nuestra Señora del Pilar.
Hoy sigue dirigiendo coros en Pilar.
Si, después de renunciar al Municipio a fines del año pasado, en febrero de este formé el Coro del Club Sportivo Pilar. Llevamos realizados desde su creación seis conciertos este año: tres en las instalaciones del club, en el Instituto Chopin, y en la localidad de Moreno. El próximo 18 de noviembre estaremos en San Antonio de Padua, participando de los Noviembres Corales que organiza Rodolfo Hernández, noviembres corales en la Catedral de San Antonio. En Pilar tenemos previsto un encuentro coral el 8 de diciembre Día de la Virgen, con un repertorio de villancicos navideños. Con el coro ensayamos los miércoles de 19 a 21 en el club y siempre esperamos a gente que se quiera sumar. Por otra parte, también tengo a mi cargo la dirección del Coro de Niños de la Parroquia de San Francisco, donde ensayamos todos los sábados por la mañana. Con ellos también estamos preparando un gran concierto para Navidad.
¿Qué otras actividades realiza?
Todas mis actividades están relacionadas con la actividad coral y la composición musical. Dedico el tiempo libre a elegir y armar obras al alcance de las voces que dispongo en los coros que dirijo. También me gusta escribir obras religiosas, clásicas, populares y de ritmos folklóricos. Tengo más de un centenar de obras propias escritas. Mis grandes amigos de Canto Dúo, que integran Miguel Ángel Castro y Lidia Vázquez, grabaron temas míos en Méjico y Japón.
Oscar Orlando Mascareño
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