El ministro de Economía, Luis Caputo, volvió a cuestionar las políticas industriales aplicadas en décadas anteriores y sostuvo que la única vía para recuperar la competitividad del país es lograr la estabilidad macroeconómica. En ese marco, minimizó el impacto del cierre de la planta de Whirlpool en Fátima -que dejó sin trabajo a 200 empleados- al asegurar que se trató de un proyecto impulsado por la brecha cambiaria y no por un verdadero plan productivo.

En declaraciones periodísticas recogidas por la Agencia Noticias Argentinas, Caputo señaló que "las políticas industriales del pasado no funcionaron" y cuestionó los modelos de desarrollo aplicados durante los últimos 60 años. "Yo escucho estos dichos de la política de modelo de desarrollo productivo y pasaron 60 años y no somos una potencia industrial ni un país desarrollado", remarcó.

Respecto del caso Whirlpool, afirmó que la radicación de la empresa en el país no respondió a una estrategia sostenible: "Fue una empresa que se generó en 2022 y 2023 por la brecha cambiaria, no por un plan productivo". Para el ministro, este tipo de inversiones -aprovechando condiciones coyunturales- terminan generando distorsiones y no consolidan empleo genuino.

Caputo defendió el enfoque del Gobierno basado en la búsqueda de equilibrio fiscal, disciplina monetaria y reglas previsibles, asegurando que ese es el único camino para que Argentina pueda atraer inversiones reales. "La mejor política industrial es la estabilización de la economía", sostuvo.

Además, apuntó contra los modelos proteccionistas: "Ese es el modelo que siguió Argentina con la excusa de proteger a los trabajadores. ¿Qué mayor injusticia social puede ser que no haya nuevo empleo?". Según el ministro, la apertura, la competencia y un marco macroeconómico estable son las herramientas que "funcionaron en el mundo" y que permitirán recuperar la actividad productiva.

Mientras continúan las repercusiones por el cierre de la planta de Whirlpool, el Gobierno reafirma que la prioridad es alcanzar la estabilidad macroeconómica, aun si en el corto plazo ello implica tensiones en sectores sensibles de la industria.