Al contrario de ellas, las verdaderas preguntas que nos debemos hacer son: ¿Qué tanto sabemos de los alimentos que consumimos? ¿Realmente ingerimos lo que el cuerpo necesita?
Las redes y el mundo de la moda han instalado un estilo de vida imposible de alcanzar, lo que hace pensar que la felicidad se mide de manera proporcional a la cantidad de kilos que pierde una persona por mes. Un grave error.
Últimamente, se han hecho populares en redes sociales las cuentas de nutrición, donde se publican vistosos platos con recomendaciones positivas y otras no tanto, en especial las que incitan a dejar de lado alimentos, no sugerir el ejercicio físico o simplemente, comer una barra de cereal para quitarse el hambre reemplazando alguna de las cuatro comidas esenciales del día.
La estudiante de nutrición, Valeria Saglietti, es afortunadamente una de las excepciones. A través de su cuenta de Instagram (
https://www.instagram.com/valerianutrifit/), que ya cuenta con más 46 mil seguidores, enseña al público que la viene eligiendo desde hace dos años, como comer sin privarse, de todo y de manera saludable.
¿Cómo fue que comenzaste?
Empecé yendo al gimnasio y cuidándome, ya que tenía sobrepeso. Eran 80 kilos, pero para mi estatura y cuerpo, era mucho, se notaba y yo no era consciente de que mi cuerpo estaba pidiendo un cambio. Empecé a hacer las típicas dietas de dejar harinas y comer el típico pollito con lechuga y tomate, pero me pasó todo lo contrario y bajé un montón de peso, no fue nada saludable.
Me metí en un team de running y ahí comencé a priorizar mi alimentación, recurriendo a una nutricionista. Un día publiqué un almuerzo que estaba por comer y gustó, seguí publicando y cada vez más personas comenzaron a seguirme. Así decidí cambiar de carrera, dejando Ciencias Ambientales y empezando a estudiar nutrición.
¿Cómo fue el camino de adaptación?
Cuando uno está acostumbrado a comer tan mal, ve raro a las personas que comen bien, saludable o incluso que van al nutricionista. Piensan que van a darte solo una dieta para bajar de peso, pero no. Es enseñar a elegir mejor, que alimentos son mejores y que necesitamos para cubrir ciertos nutrientes, para tener energía y que funcionemos. Es difícil el cambio, pero hay que ir haciéndolo de a poco y siempre asesorado por un profesional.
Al comenzar una dieta, generalmente se cae en los alimentos “light”. ¿Qué tan reales son?
Es todo un tema. La realidad es que es todo marketing. Light significa que está reducido en algún componente, ya sea calorías, carbohidratos o sal, pero no deja de tener los mismos ingredientes que un producto común. La realidad es que normalmente, tienen demasiados aditivos y otros compuestos que le ponen para mejorar el sabor o aroma, incluso si le sacan grasa, deben incorporar algún otro compuesto para sumar textura. Está bien comer light, pero hasta cierto punto. La gente piensa que comiendo light puede comer la cantidad que quiera, pero sigue siendo lo mismo si seguís comiendo de manera excesiva. Siempre hay que priorizar cantidades en vez de productos light o no light.
Hay que ir con tiempo para leer las etiquetas…
Eso es lo que intento promover en mis redes, comer lo más natural posible y en el supermercado, encontrar lo que no podamos conseguir en otros lados, pero hay que prestar mucha atención. Todo lo que es lácteos y la mayoría de los ultra procesados, tienen algún compuesto que se lo agregaron innecesariamente. Tienen exceso de azúcar, o de sal, y volvemos a los aditivos. Nuestro cuerpo no está preparado para poder digerirlos bien ni tampoco es algo que necesite. Siempre hay que buscar los alimentos naturales, carnes, legumbres, verduras, y dejemos para momentos “especiales” los demás productos que venden en el supermercado.
Ojo, no significa que todo sea malo, para nada. Pero hay que saber leer los empaques, informarse y saber que estamos eligiendo y consumiendo.
¿Los supermercados cumplen la regla de ofrecer productos saludables?
No. Y no solo eso, tienen todo un plan de marketing de ponerte los productos de primera marca al alcance de tus ojos, que es lo que más atrae pero que no significa que por ser caros y conocidos, sean buenos. Los productos saludables están en un rinconcito donde prácticamente no se ven. Hay falta de oferta, siempre hay poca cantidad y cuestan mucho. Eso obliga a que tengamos que comprar en diferentes lugares, por ejemplo las dietéticas o mercados saludables.
Debido a la “moda” que se impuso en las redes para comer sano, abrieron muchos negocios naturistas en Pilar ¿Cómo los ves?
Muy bien, afortunadamente cada vez hay más. Pero todavía queda el pensamiento que comer saludable es caro. En parte es verdad, pero por otra no. Como hay poca demanda de esos productos, se venden a un precio elevado, pero hay cosas que no. Hay gente que por la comodidad de ir al supermercado y comprar todo, no van a la dietética, después a la carnicería y después a otro lado solo para buscar precios. El mercado está creciendo, pero falta que la gente comience a identificarlos y pueda adaptarlos a su vida.
A la hora de preparar un plato, ¿Qué hay que tener en cuenta?
Por ejemplo en una ensalada, lo principal que tenemos que tener en cuenta es incorporar las verduras, las proteínas: que pueden ser pollo, carne, atún, pescado, huevo o queso, y también la parte de carbohidratos, la parte que muchos le temen, que sería arroz, fideos, legumbres, lentejas, garbanzos. Con eso vamos a ir variando y al mismo tiempo que sea completa, porque siempre caemos en la lechuga o el tomate. Además se aplica a los platos en general, más allá que sea una ensalada.
Con el hambre entre comidas recurrimos al “picoteo” ¿Se puede combatir de manera saludable?
Sin dudas. Podemos comer unos tomates cherry, aceitunas, huevo duro o galletitas integrales con un poco de queso. Poder se puede. Lo ideal es hacer cuatro comidas y meter una colación, así no necesitarían comer algo entre comidas. Pero en el caso que nos dé hambre entre una merienda y una cena, siempre se pueden incorporar algunas opciones saludables. Más allá de todas las recomendaciones, tratemos de evitarlos, ya que la mayoría de las personas lo utilizan para el famoso “permitido”.
Tratemos de derribar mitos ¿Comes carne?
Hoy sí. Pero pasé por todo, por no comer harinas, por no comer carne y de cenar un yogurt con frutas pensando que era mejor que comer algo normal. Fui un año vegetariana, pensando que también eso era mejor, hasta que por fin encontré el equilibrio para poder comer mejor. Hoy en día no me privo de nada, pero siempre me manejo en las cantidades que yo necesito y en base al entrenamiento que hago.
¿Qué es mejor? ¿Milanesa de carne o de soja?
¡Uf! Todo un tema, No tienen los mismos aportes nutricionales. En principio, la soja en Argentina en su mayoría es transgénica. A menos que sea orgánica, yo no la recomendaría ni la consumiría. Lo que nos aporta son solo carbohidratos, pero si comes una milanesa de carne, estás consumiendo proteínas. No está mal ninguna de las dos opciones, pero los aportes son totalmente diferentes. De hecho, hablando en calorías, las proteínas y los carbohidratos aportan lo mismo. Volviendo a las de soja, generalmente vienen pre fritas, otra cosa que también está mal, pero hay que tener en cuenta que la carne nos va a dar más saciedad y siempre es mejor que la de soja.
Los cambios son también para el alrededor ¿Cómo manejaron tus amigos tu nuevo estilo de vida?
Bien. Es difícil, pero también aprovecho esos momentos que estoy con ellos y no me vuelvo loca. Me dejo esos días para los famosos permitidos y como lo que quiero. Somos personas, tenemos una vida social y tenemos que adaptarnos. Lamentablemente no te juntas a comer una picada saludable, te juntas para comer una pizza o tomar una cerveza. Pero es normal y en ese momento, la comida no es lo principal.
¿En cuánto puede influir una mala alimentación?
En todo. Un ejemplo es el ánimo. Si no comes bien no vas a tener energía. Al hacer esas dietas extrañas, te agarra ansiedad y entras en un estado de mal humor que no está nada bueno, ni para nosotros ni para los demás. Por eso mismo, es que hay que tratar de comer saludable pero también las cosas que a uno le tienta comer. Además no es saludable para la mente estar comiendo 100% todo
healthy. Se transforma como una obsesión y hay mucho de eso últimamente. Miedo a comer algo fuera de la dieta, a excederse… Lo digo una y mil veces, hay que buscar un equilibrio.
¿Qué les recomendas a las personas que recurren a dietas exprés?
Hoy en día hay demasiada información en las redes, más que nada de personas que publican recetas, que recomiendan dietas, polvos y pastillas mágicas, jugando con la gente en resultados milagrosos y no, la idea es buscar un hábito saludable y no solo un peso ideal. Por eso es que siempre recomiendo no estar solos, busquen un nutricionista para realmente informarse de lo que uno necesita.
¿Qué pasa con los suplementos? ¿Son buenos para el cuerpo?
Hay diferentes categorías. Están los que están aprobados científicamente y que tienen resultados, y los que no. Los que más se consumen, obviamente son los que no están aprobados, que son los que busca todo el mundo: para quemar grasas, los famosos polvitos mágicos. Pero hay que tener en cuenta que no todo el mundo lo necesita. Hay personas que van al gimnasio pero que no deberían consumir suplementos, porque su cuerpo no lo necesita. Para eso el nutricionista debe fijarse la alimentación que lleva uno y si debe incorporar un extra. Están hechos para cubrir lo que la comida no puede, pero en la mayoría de los casos los alimentos si pueden. Es por eso que el mercado informa mal y nosotros, a su vez, le creemos. Porque a la larga puede llegar a tener consecuencias.
¿Tus papás adoptaron el mismo hábito que vos?
Para nada (risas). En casa soy el patito negro, de hecho, en casa comen muy mal. Uno intenta que vayan cambiando al menos algunas cosas. Con mamá o mi hermana es un poco más fácil, pero papá es difícil. Cuando son grandes y ya llevan toda una vida comiendo así, es muy difícil. Si llegan a ver algo saludable, les produce un poco de rechazo, dicen que el gusto no es el mismo. A ver, consumen verduras y carnes, sí, pero también frituras, alcohol, sal, azúcar… cosas que uno intenta evitar todos los días.
En general la sociedad le teme a la palabra “saludable”, ¿Por qué crees que pasa?
Lo que pasa es que hay mucha información, pero mala. Lo toman como restricción de todo, de placer, de no poder comer, de que les van a sacar todo lo que les gusta. Ese es el rechazo que uno siente. La gente piensa que comer saludable es privarse, pero es un error. Hay que entender que comer saludable no es así, no es solo bajar de peso, sino priorizar la salud y estar bien por más años, no enfermarse y sentirse mejor.
¿Te imaginabas que tus redes iban a tomar tanta dimensión?
Jamás. Cuando sentía que había crecido y tenía mil seguidores, era como
wow¸ esta gente me sigue solo por subir el plato que comí al mediodía (risas). Pero después fue creciendo tanto, que uno debe tomarlo y hacerlo lo más profesionalmente posible. Hay que pensar que se puede subir, cómo se va a decir, sobre todo en ese punto hay que tener mucho cuidado y más como está todo hoy en día. Las fotos tratas que sean lo más profesionales posibles, porque después comienzan a contactarte marcas y a pesar de que no es remunerado, se termina volviendo un trabajo. Las redes son una responsabilidad.
Con esto de que uno puede poner lo que quiera, hay mucha gente que recibe esa información y no sabe qué hacer o los que creen enseguida. O mismo una foto de una chica, lo toman como modelo a seguir. Es complicado, cuantos más seguidores tenes, más responsabilidad se suma.
¿Cómo te sentís hoy en tu vida, con todos los cambios que has hecho?
El resultado fue para bien, muchísimo. Me siento mejor conmigo misma, segura y saludable, hace dos años que no me enfermo, con más energía, de mejor ánimo, pero fue todo un proceso. En el camino se van perdiendo algunas cosas, pero también algunas mejores. Vale la pena llevar una vida saludable, estoy feliz. Conocí más personas gracias a las redes, entrenamiento, me generó más trabajo y muchas cosas más.
Belén Gómez
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