Sábado 23 de Noviembre de 2024

“Siempre me ha gustado hacer algo por mi pueblo y traté de estar presente, ayudando desde mis conocimientos y ganas de hacer cosas por Pilar”


  • Domingo 19 de Enero de 2020
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  Titular de la empresa constructora ‘Arquinova’, Alfredo Alberto Llosa, tiene una aquilatada experiencia en instituciones de bien público en las que incursiona desde su juventud. Fue socio fundador de la Cámara Junior de Pilar, integra comisiones de la Sociedad de Comerciantes, del Club Atlético y Rotary Club Pilar. Participó de la realización del primer circuito automovilístico de nuestra ciudad en Carabassa, ganando la primera competencia corrida en el trazado con un Fiat 600. Fue uno de los fundadores del mítico bailable Cuernavaca. Actualmente colabora con su esposa ‘Mima’ en la Fundación “Creciendo en Pilar” y es un activo colaborador de la Asociación Civil “Un Hospital para Pilar”. Fue funcionario municipal en el gobierno de Ricardo López Herrero y fue un activo militante radical, llegando a serpre candidato a intendente municipal. En el Reportaje de la Semana, Resumen recorre hitos en la vida de este pilarense nacido y criado en Pilar. “Soy pilarense, descendiente de pilarenses desde 1730, fecha en que llegaron mis primeros familiares acá. Manuel de Pinazo era cabeza de las cinco primeras familias que se afincaron en el Pueblo Viejo, así que desde ahí, pasando por Tomas Márquez y mi abuelo Alonso Reyes comienza mi parentesco por el lado materno. Formo parte seguramente de una de las familias más antiguas afincadas en Pilar”, así comenzó el diálogo con este pilarense ‘NyC’, recordando algunos de sus ancestros.
La política y la función pública son dos cosas distintas. La función pública es un trabajo como cualquier  otro, trabajar en la política es otra cosa”
“Éramos cuatro hermanos, uno de ellos falleció, el resto viven en Hurlingham y Buenos Aires. Yo en realidad viví poco de chico en Pilar porque fui al colegio como pupilo en Luján, hice si los primeros grados de la primaria con la querida hermana Sor Ermita en el Colegio de Hermanas y después cursé en la Escuela Nº 1. Promediando el secundario fui al colegio Bunge en San Miguel y más tarde en la Facultad en Capital Federal. Mis padres se mudaron a Hurlingham cuando yo tenía 18 años, hice la conscripción y cuando terminé me vine solo a vivir la casa de mis tías abuelas acá en Pilar donde me quedé en forma definitiva. Tengo una rara casualidad: seis de mis bisabuelos eran criollos, o sea que casi no tengo ascendencia europea, aunque mi apellido es de origen catalán, solo dos de mis abuelos son europeos, uno francés y otro alemán”, contó durante la entrevista. ¿Comienzan en ese momento tus actividades en la comunidad pilarense? Si obviamente, comenzando por Cuernavaca que fue una de las primeras cosas que hice, además de las primeras obras que hice para algunos amigos, aun siendo estudiante de arquitectura. Siempre me ha gustado hacer algo por mi pueblo y traté de estar presente siempre, ayudando desde mis conocimientos y ganas de hacer cosas por Pilar. ¿Cómo surge Arquinova? Haciendo esos primeros trabajos, aun como estudiante, conocí a un gran tipo que era el “gordo” Fito Pandolfo, con quien me asocié. Con él empezamos a hacer casas para vender, aprendía mucho haciendo eso. Así arrancó Arquinova, primero a nivel local después de un hito importante que fue cuando pasé por SCIPA y trajimos del Instituto IDEB, a analistas, gente de management y comercialización que hicieron para mi empresa lo que se llama un ‘diagnóstico asistido’ que me hizo trascender las fronteras de Pilar. En ese momento yo tenía también una empresa de carteleria y publicidad, corrían los finales de la década de los ’80. Finalizado el estudio me dicen que venda la agencia de publicidad y me dedique a full a la construcción de casas. El técnico que me hizo el estudio utilizó una metáfora que siempre recuerdo: “párece en el Obelisco y empiece a gritar” o se me estaba diciendo que abra el mercado. Eso hizo que surgieran las primeras obras en Nordelta, después Tigre y  Escobar, mas tarde una sucursal en zona sur. Nuestro fuerte fue la construcción de viviendas, aunque también incursionamos en industrias, pavimentos y obra pública. Pero finalmente lo que ganó más fue la construcción de vivienda individual. Hemos construido muchas casas y en distintos lugares del Gran Buenos Aires.
Yo trabajé mucho dentro del radicalismo y le dediqué muchos años, mucho tiempo y mucha plata, algo de lo que no me arrepiento"
Por otra parte elegimos un nombre para la empresa que tiene ‘impregnancia’, justamente el analista que hizo el estudio de mi empresa me dijo, “usted tiene un nombre específico, especial: Arquinova, que significa Arquitectura Nueva; un nombre que representaba en aquella época, ser pioneros en traer nuevas formas de construir, nuevos materiales, con una tipología novedosa que resultó y funcionó. Por esa misma época  habías incursionado en la política y la función pública. Me tocó ser secretario de Planificación del Municipio, hasta que llegó la democracia. Yo había realizado un viaje a Europa, donde comprobé en carne propia que era la libertad, que era la democracia. La sentí caminado por las calles de París y otras grandes ciudades. A los pocos días de haber vuelto a Argentina, me toca escuchar a don Raúl Alfonsín y eso me marcó para siempre. La política y la función pública son dos cosas distintas. La función pública es un trabajo como cualquier  otro, trabajar en la política es otra cosa. Yo trabajé mucho dentro del radicalismo y le dediqué muchos años, mucho tiempo y mucha plata, algo de lo que no me arrepiento. Ahora estoy bastante alejado y desilusionado también. Mi participación en la política me hizo incursionar mucho también en la comunidad, tratando de ayudar como por ejemplo en la construcción de salas de primeros auxilios, sociedades de fomento, colegios. Fui candidato a intendente con una línea propia, la “23 de Marzo”, a principios de los ‘90. Tuve la satisfacción que me acompañaran todos los viejos radicales como suplentes, entre ellos Yayo López, Tropiano, Tutuca Giménez, Manuel Martignone fue el candidato a primer concejal. Fue una elección interna que perdimos por 24 votos en una interna que fue la que mayor cantidad de votantes tuvo del radicalismo en Pilar, unos 2800. Movilizamos mucha gente nueva, hicimos seminarios, congresos para hacer una nueva plataforma política, todas cosas muy interesantes, que no creo se haya repetido en el radicalismo local. Fuiste fundador de muchas instituciones, entre ellas la Cámara Junior de Pilar.
Cuando uno juzga mirando desde el pasado hay que comprender que las cosas han cambiado, algunas para bien y otras para mal”
Es lamentable que no se le haya dado continuidad a la Cámara Junior, ya que fue una institución de jóvenes dirigentes que se formó como una escuela de dirigentes. He participado también en SCIPA en distintas comisiones. Me tocó hacer el edificio, entregándolo con un presupuesto muy bajo que se llevó unos pesos míos también, pero es una obra que me enorgullece. En otros rubros, en el automovilismo deportivo participé de la comisión que construyó el primer circuito de Pilar en Carabassa, donde gané la primer carrera que se corrió. Fue una de las épocas gloriosas del automovilismo pilarense que marcó además la simiente para la creación del Círculo de Amigos del Automovilismo Deportivo de Pilar. Allí estaban Aníbal Diyorio como presidente, Pocho Rodríguez, Pablito Ruiz, Bocha Mazzarelli, el ‘grupo AVA’ (Alberini, Vidal, Arana), algunos de los doce integrantes de aquella primera comisión. Algunos de nosotros además éramos socios de  la Asociación de Automóviles Sport, por lo cual oficiábamos de banderilleros en las carreras del autódromo. Nos gustaba el automovilismo ‘sin techo’, autos de fórmula y sport. Esa primera carrera que gané, fue con un Fiat 600 Estándar, ahí nació después la Categoría Asociación Libres Mil Agrupados (ALMA). También estuve muy vinculado con el Club Atlético Pilar, integré la comisión de Tenis. Me dediqué un tiempo largo al tenis como deporte, hasta que las rodillas me dijeron basta y me pasé a otra vieja pasión que es el golf, que aun sigo practicando. En SCIPA sigo siendo socio después de haber integrado distintas comisiones. En Rotary también sigo siendo socio. Ingresé en el año 1978 de la mano de Rodolfo Tomasi, un gran amigo, y llegué a ser presidente de una entidad que quiero mucho y que hace mucho trabajo en silencio. Mi padre fue rotario y mi abuelo, el doctor Alonso Reyes, fundador de Rotary Club Pilar. Soy el único socio que tiene tres generaciones en sus filas. Algo curioso y digno de mencionar es que fui presidente de la Comisión de Madres del Jardín de la ‘Negra’ Domenech. Cuando tuvimos que dejar el Colegio de Hermanas, se juntaron todas las madres de los chicos para hacer la comisión pro construcción del nuevo Jardín de Infantes y me designaron a mí como presidente. Levantamos el edificio en siete meses, con la colaboración de toda la comunidad y al siguiente ciclo lectivo, los chicos pudieron estrenarlo. ¿Te casaste joven?
Es una vergüenza que todos los partidos linderos tengan estructuras ideales para atender a su gente y acá tenemos al Sanguinetti que no da para más”
A los 25 años. Con Mima tuvimos dos chicos, nos conocemos desde muy chicos. Ella era de Mercedes, la madre de ella era de apellido Martitegui, hermana de Manuel, el odontólogo y ex intendente de Pilar. Siete años después tuvimos a nuestros hijos, Tomas y Martina. Nos dieron dos nietos cada uno. Tomas trabaja conmigo y mi hija que también pasó por la empresa, hoy se dedica a sus hijos y también es diseñadora grafica. El 15 de febrero cumplo 75 años de vida y en mayo 50 de casado. Tengo un matrimonio muy feliz, disfrutamos mucho de la vida de pareja nuevamente, después de muchos años de estar con la familia. Mima es una activa colaboradora de la Fundación Creciendo en Pilar, donde yo también les doy una mano. ¿Cómo ves a la sociedad hoy, teniendo en cuenta tu experiencia de vida? Ha cambiado mucho el mundo y sobre todo en estos últimos años. Es una nueva civilización donde uno va empezando a entender los cambios. Lo que antes era mala educación hoy no lo es, cambiaron los valores, los modelos, la moral, las costumbres, el sentido del matrimonio. Hoy comprendimos que los chicos no sufren mas integrándose a familias ensambladas, antes había muchos prejuicios al respecto. Entonces a esta altura de la vida uno se pregunta qué es lo que está bien y lo que está mal, cuando uno juzga mirando desde el pasado hay que comprender que las cosas han cambiado, algunas para bien y otras para mal. Por lo tanto, ceo que hay que juzgar desde la óptica actual, para lo cual uno no está del todo preparado para hacerlo, porque se tienen preconceptos, debido a la formación que hemos recibido. Se hace difícil entonces  evolucionar al ritmo de los cambios que son muy rápidos. De alguna forma hay que tratar de tener expectativas favorables. Tratar de vencer el escepticismo que muchas veces nos invade, cuando creemos que todo se pierde. Hay que buscar el lado positivo de los cambios, ver y valorar a esa parte de nuestra sociedad que forma parte de esta trilogía de posibilidades: la gente que no sabe lo que pasa ni le interesa; la gente que sabe lo que pasa pero que tampoco le interesa y por último la gente que hace que las cosas pasen, que son los que hacen que el mundo se desarrolle. Yo he tratado en la medida de lo posible, de integrar ese grupo de personas que hacen que las cosas pasen. Hoy tenés una actividad muy importante en la comisión de Un Hospital Para Pilar.
El hospital es una obra que debe realizarse con recursos públicos, aceptando donaciones, pero con recursos del estado, ya que se trata de un hospital público”
En realidad, UHP nació de una discusión que tuve por Internet con una concejal radical, donde decían que el nuevo hospital no servía para nada, que técnicamente no estaba bien. Entonces me fui a ver la construcción con mi asesor estructuralista que me dijo que la estructura estaba perfectamente bien. En una de las tradicionales reuniones que tenemos por la noche en la casa de Tono Aon saqué el tema y les dije ‘muchachos acá hay que hacer algo, así que Tono encargate vos”. El después fue el que nos fue animando a todos  y empezamos a trabajar. Debo reconocer que el ex intendente (Nicolás) Ducoté nos ayudó mucho, firmamos un convenio, hicimos una asociación civil, sin participación política de ningún tipo. Yo siempre insisto que nos ayudó el intendente de Pilar, no Nicolás Ducoté. Me preocupé siempre de que la tarea que desarrollamos sea un trabajo autárquico, sin injerencia política, que tuviera una trascendencia como una acción de toda la comunidad. La idea fue que el hospital fuera el fruto de una acción común y que eso marcara un poco a la sociedad en juntarse a favor de un proyecto y no en contra. La idea prendió mucho en la gente y fuimos nombrados auxiliares del Municipio, con injerencia y participación en todo lo que fuera el futuro del hospital. Fue aprobado también por el Concejo Deliberante de Pilar. Ahora estamos esperando que se acomoden las nuevas autoridades municipales para seguir adelante en la culminación de esta urgencia que tiene Pilar de tener un hospital. Es una vergüenza que todos los partidos linderos tengan estructuras ideales para atender a su gente y acá tenemos al Sanguinetti que no da para más. Es una obra monumental la del nuevo hospital, que no es tan fácil de llevar a cabo como creíamos. La realidad es que la acción comunitaria ocupa una mínima parte de lo que se necesita para terminar la construcción del hospital. La comunidad pone todo el empuje, toda la presión, pero se trata de una obra pública. Además sabemos que no podemos ser nosotros los constructores de un edificio público con fondos del estado, ya que eso origina una circulación de dinero que suele ser espuria y no queremos que parezca eso. Estamos convencidos que es una obra que debe realizarse con recursos públicos, aceptando donaciones, pero con recursos del estado, ya que se trata de un hospital público. Por eso estamos esperando que las nuevas autoridades de salud tanto de la Nación, la Provincia y el Municipio nos informen qué línea de trabajo tienen al respecto, cómo la van a estructurar. El proyecto si se debe refuncionalizar para que esté acorde para que se integre a la red nacional de salud. ¿Cómo ves a Pilar hoy desde tu óptica de observador activo de nuestra sociedad? Pilar ha crecido mucho, sobre todo las zonas de Del Viso y Derqui. En contraposición ha decrecido ostentosamente la ciudad cabecera del distrito, en cuanto a cantidad de habitantes inclusive y variación de su composición social. Este tema se trabajó mucho en el fallido trabajo que realizamos más de 300 personas durante seis meses en la realización de un nuevo Código de Ordenamiento Territorial, para que finalmente el gobierno anterior aprobara un código de ordenamiento verdaderamente nefasto. Pilar necesita gente, necesita desarrollo urbano, resolver los problemas viales de una ciudad que tiene siete u ocho calles que la cruzan de norte a sur que no se pueden sacar y que son las mismas para una población de 10 mil habitantes que una para 100 mil, con el agravante del crecimiento exponencial del parque automotor. Pero siempre hay soluciones a estos problemas. Yo creo que hay que recuperar ese  trabajo al que me refería y que después fue desvirtuado. Habría que retomarlo, hacerle algunos cambios y aplicarlo. En cuanto a lo social creo que lo peor que nos pasó fue haber perdido el sentido de pertenencia, originado por la cultura de la gran ciudad, del anonimato de las grandes sociedades que nos han hecho perder ese sentido de pilarenses, tanto en los barrios, como en el centro de Pilar y en las localidades. Pero creo que quedan las ansias y la nostalgia de recuperarlo y debemos hacerlo, ya que sin sentido de pertenencia seremos un barrio más de los tantos que componen los suburbios de Buenos Aires. Oscar Orlando Mascareño

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