La producción nacional de la vacuna Sputnik V contra el Covid-19 no cesa, y según las cifras que se dieron a conocer, actualmente el laboratorio Richmond ubicado en el Parque Industrial de Pilar cuenta con una fabricación total de más de 8 millones de dosis. Asimismo, esperan que en la próxima semana se pueda llegar a los 10 millones.
En ese marco, este martes las autoridades sanitarias de la Nación liberaron 1,6 millón de dosis del segundo componente, para sumarse a las 1.179.000 del primero y otro 1,9 millón del segundo. De esa manera, Richmond alcanzó los 4,7 millones de vacunas entregadas al Ministerio de Salud para su distribución.
El aumento en el número de entrega del segundo componente, se relaciona directamente con las necesidades de la campaña de vacunación, que actualmente requiere acelerar la aplicación de segundas dosis para completar el esquema de los argentinos.
Por otra parte, mientras el proceso de aprobación de la vacuna ha tomado ritmo para su aplicación en el país, en la actualidad la preocupación alrededor de la Sputnik V tiene que ver con el visto bueno de la OMS, una cuestión que viene retrasada y trae aparejadas complicaciones para viajeros que busquen entrar a determinados países europeos o Estados Unidos.
En plena pandemia global y a pesar de que las reguladoras nacionales de cada país -como la ANMAT- son independientes, el peso de las aprobaciones de los organismos internacionales, tienen un fuerte impacto sobre cada desarrollo científico. A esto se suma que la Sputnik V tampoco fue aprobada por ninguna de las dos reguladoras más importantes del mundo, la europea EMA y la norteamericana FDA.
No obstante, las negociaciones entre los productores de la vacuna rusa y la OMS con respecto a la aprobación continúan su camino, y se espera que una delegación de la Organización Mundial de la Salud visite Rusia en octubre para destrabar el sello final.
Actualmente, entre las siete vacunas contra el Covid-19 aprobadas por la OMS, las cuales han alcanzado la denomina gold standard, figuran Pfizer, Moderna, AstraZeneca y su homóloga producida en India Covishield, Johnson & Johnson/Janssen y las vacunas producidas en China, Sinopharm y Sinovac.
En el marco del nuevo plan de ingreso a Estados Unidos, el país estudia exigir que la mayoría de los visitantes que deseen ingresar a su territorio, estén vacunados con desarrollos aprobadas por la FDA o por la OMS.
En el caso argentino, son casi 11 millones de inoculados con Sputnik V, y este volumen hace escalar la atención alrededor del cepo que el mundo le pueda colocar a la vacuna ante la falta de aprobación por parte de la OMS.
Cabe recordar que en contraposición a esto, la rusa fue la primera vacuna aprobada en la Argentina contra el coronavirus. El Estado Nacional adquirió 25 millones de dosis directas a Rusia, y más tarde sumó un fabricante nacional para los componentes 1 y 2, y para toda la región.
Allí entró en juego el laboratorio pilarense Richmond, que en una primera etapa producirá en alianza con Gamaleya, y una vez que tenga su nueva planta -para lo que se estima un año- será un proveedor autónomo de las fórmulas. Así, Sputnik V se convirtió en uno de los inoculantes pilares del plan estratégico de vacunación en el país, habiendo inoculado a 11 millones de argentinos.
El ministro de Salud de CABA, Fernán Quirós, expresó su postura sobre las aprobaciones pendientes alrededor de la Sputnik: “Sería más razonable que los países aceptemos como vacunados a aquellos que tengan el esquema completo que rige en cada país. Creo que es lo más correcto porque cada país es autónomo y cada país tiene todo el derecho de definir el esquema de vacunación que considera válido”.
Asimismo, destacaron que “todo lo que ocurre alrededor de la aprobación de la vacuna Sputnik V no tiene nada que ver con la ciencia. La vacuna es segura y muy efectiva”, por lo que la cuestión en torno al visto bueno de la OMS es administrativa.
Vale recordar que la vacuna Sputnik V fue adquirida y distribuida en más de 70 países, abarcando al 50 por ciento de la población mundial. Argentina fue el primer país de América Latina en aprobar su uso, así como el primer país de la región en comenzar a aplicar la vacuna.
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