Viernes 29 de Marzo de 2024

Néstor Azorín: “En Argentina ya es difícil vivir del arte, imaginate lo que significa ir a probar suerte afuera”


  • Domingo 05 de Enero de 2020
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  En 2021 estará cumpliendo su décimo periplo por Europa enseñando a bailar tango y danzas folklóricas argentinas en los más recónditos países del mundo. Lleva recorridos más de 20 países, algunos tan exóticos para nuestra cultura occidental y latinoamericana como Corea, Singapur, Indonesia y Rusia. Aprovechando su tradicional pausa anual para estar los primeros meses del año en Argentina, más puntualmente en su casa paterna en Pilar, el reconocido bailarín y profesor de baile tango Néstor Alejandro Azorín recibió a Resumen para hacer un balance de sus viajes por el mundo enseñando a bailar el ritmo del “2 x 4” en las más lejanas latitudes. “En 2021 se van a cumplir diez años desde la primera vez que viajé a enseñar tango al exterior, más precisamente a Italia. La idea es hacer algo el año que viene relacionado con este décimo aniversario recorriendo el mundo, algo muy especial  para mí, ya que desde que empecé no hubo un año en que no hubiera viajado: creo que en total debo contabilizar más de 30 viajes, ya que por lo general viajo a Europa dos veces al año y durante ese lapso visito cuatro o cinco países”, comenzó a relatar Azorín a Resumen. Todo empezó con tus participaciones en el Mundial de Tango a fines de los 2000. En realidad todo empezó en 2008 cuando con una pareja estable que tenía –Yesica Arfenoni- concebimos un producto que nos metió dentro de la movida milonguera en Buenos Aires. Lógicamente el mundial fue una vidriera grande ya que durante dos años tuvimos la posibilidad de participar en la final. En 2009 logramos el quinto puesto y un año después estuvimos nuevamente entre las diez mejores parejas de todo el mundo. Estas participaciones nos abrieron las puertas para realizar infinidad de exhibiciones en los locales de tango más famosos de la Capital y el Gran Buenos Aires. Generalmente de diciembre a marzo llegan a Argentina muchos extranjeros y hubo gente que nos vio bailar y ahí comenzaron las primeras tratativas para llevarnos afuera. Participando en uno de los mundiales incluso tuvimos una propuesta para trabajar en Francia, con lo que la principal meta fue poder viajar al exterior.
El mundial de tango fue una vidriera grande ya que durante dos años tuvimos la posibilidad de participar en la final”
Sin embargo, tu primera incursión fuera del país fue en Brasil. Si, en 2010 tenía una amiga en el ambiente que era médica y vivía en Brasil que me convenció para que fuera a enseñar a Porto Alegre. Fue mi primer viaje y siempre lo recuerdo ya que lo hice en micro, con lluvia durante todo el camino y que tardó mucho en llegar. Ya antes de ir a Brasil otra chica italiana que vivía en Argentina y me había dicho de ir a Roma por tres meses, donde el padre tenía una milonga que todavía sigue vigente. A la vuelta de Brasil tomé la decisión de viajar a Italia por primera vez. En 2011 volví a trabajar en Latinoamérica, como invitado especial a un festival de tango que se realizó en Quito. Fui de la mano de una bailarina muy famosa que conocí acá. Desde aquel primer viaje a Italia, siempre organizaste tus giras por cuenta propia. Es verdad, es algo que me sigue sorprendiendo cuando hago el racconto de todo lo que hice en estos diez años. Es cuando me doy cuenta de cómo el ser humano cuando se lo propone puede superarse día a día, aprovechando al máximo las experiencias vividas. En mi caso fue también producto de la necesidad ya que al no contar con un padrino artístico, un representante o una empresa artística que me apadrinara, tuve que arreglármelas siempre solo para organizar mis viajes. En Argentina ya es difícil vivir del arte, imaginate lo que significa ir a probar suerte afuera en este rubro. Para organizarse solo, todo cuesta el doble, por eso cuando uno logra lo que logró a lo largo de los años, la verdad es que la satisfacción es doble. Además, al viajar uno va haciendo contactos que es la parte más estresante de los viajes, es decir aprovechar la estadía en un lugar, para simultáneamente lograr otros sitios donde enseñar. Hay que programar todo, el lugar adonde vas a vivir, los horarios y días adonde vas a dar clases y exhibiciones, con quien trabajar, cómo viajar de un sitio a otro, todas cosas que revisten una gran atención, ya que por lo general el primer contrato es por un mes y yo estoy acostumbrado a estar entre cuatro y seis meses en Europa para aprovechar el viaje. Los primeros años fueron difíciles en ese aspecto, añadido a que yo no hablaba entonces mucho inglés, así que también en el tema idioma tuve que aprender solo, ‘a los golpes’ como se dice acá. Después con la experiencia y cuando se va haciendo de un nombre la cosa se hace más fácil, aunque no quita que siga siendo la preparación de una gira, algo bastante complicado. Por eso yo me tomo unos diez o quince días más de lo pactado en cada lugar, porque yo siempre sé que va a salir algo más. ¿La principal barrera que encontraste para enseñar fue el idioma?
Se puede ser un muy buen bailarín y profesor, pero si socialmente no hay comunicación con la gente, se cierran muchas puertas”
No solo el idioma, sino las diferentes culturas que vas conociendo. Uno cuando llega a Europa va con su esencia de latino, que es más afectiva y tiene que adaptarse. Aprendí en ese aspecto a ser muy sociable con la gente, porque es parte de mi trabajo. Se puede ser un muy buen bailarín y profesor, pero si socialmente no hay comunicación con la gente, se cierran muchas puertas. En cuanto a la enseñanza en mis clases trato de ser bastante puntual, simple y preciso con las indicaciones para que los alumnos no tengan dudas al aprender. Acá en Argentina los profesores utilizamos muchas metáforas para explicar tal posición o movimiento que resultan incomprensibles para el europeo. Yo siempre les digo a mis alumnos extranjeros que en mis clases van a aprender a bailar tango y también a hablar en español. Por ejemplo Rusia adonde estoy yendo seguido ya no necesito explicarles que es un ‘ocho’, una ‘barrida’ o un ‘sanguchito’, porque son términos que ya han incorporado al lenguaje del bailarín; como así también yo he incorporado a mi léxicos, palabras de ellos que utilizo habitualmente en mis clases, donde por lo general utilizo el 50 por ciento en terminología argentina y 50 en ruso. Incluso ya entiendo las consultas que me hacen en su idioma. Después de tus incursiones en Italia, Francia y España se abrieron para vos las puertas de otros países del este europeo e incluso de Asia. 2011 y 2012 fueron  años bisagra en ese aspecto ya que tuve la oportunidad de en siete meses recorrer Bélgica, Holanda, Singapur, Indonesia. De este último país, recuerdo que una vez recorriendo un shopping, me detuve ante un globo terráqueo gigante tratando de ubicar a Argentina y tuve un momento de angustia cuando daba vueltas el globo y no la encontraba. Cuando finalmente encontré mi país me agarró un sentimiento de desesperación ya que caí en la cuenta de lo lejos que estaba. Es la primera y única vez que tuve esa rara sensación que nunca se volvió a presentar, por suerte. Estuve dos semanas en Indonesia y otras dos en Singapur. Fue una experiencia verdaderamente importante en mi vida profesional. Sin dudas fueron lugares que conocí gracias al tango. En ese aspecto, ¿por qué Rusia se convirtió desde hace años en tu país base para las giras? Se fue dando, es un país donde se me abrieron las puertas, donde coseché muchas amistades y donde nunca me falta trabajo. Es un país muy grande, donde el argentino ingresa con la visa de nuestro país normalmente. A fines de 2010 llegué a Rusia por primera vez, para dar clases en Siberia y hasta el día de hoy sigo volviendo, salvo en el lapso de dos años donde Rusia atravesó por una gran crisis económica que hizo mermar mucho el trabajo, por lo que tuve que dar clases en Europa occidental en ese período. En Rusia hay mucho trabajo porque el 90 por ciento de los organizadores de clases son mujeres, entonces para el profesor hombre se le hace más fácil trabajar, al menos en mi caso. Por decirlo de alguna manera he logrado tener mi propia ‘clientela’ en Rusia y siempre me sale trabajo por suerte, en lugares donde vengo enseñando, además de que siempre surgen lugares nuevos.
Afuera piensan que acá se baila tango en todos lados, todos los días y a toda hora. Yo les cuento que viviendo en Pilar, tengo que ir al Centro si quiero ‘milonguear’ entre semana”
Aparte de tango hay lugares donde enseñas danzas folklóricas argentinas también. Yo aprendí a bailar folklore a los 4 años, te diría que el Teatro Lope de Vega fue mi segunda casa en mi infancia. Después pasé a integrar el ballet “El Fortín” y después ya en mi adolescencia apareció el tango. Pero nunca olvido mis raíces y donde puedo enseño también a bailar nuestros ritmos tradicionales. A los rusos les gusta mucho, es más en este último viaje implementé una suerte de ‘peña práctica’, como prueba, donde les daba a mis alumnos seis clases de folklore aparte de tango, con cuatro o cinco ritmos clásico de nuestra música, aparte de la chacarera y la  zamba. Después de clase, les pasaba un mix de temas para que lo bailen. Para muchos extranjeros debe ser una sorpresa de que en Argentina se bailen otros ritmos además del tango. Si es cierto, afuera piensan que acá se baila tango en todos lados, todos los días y a toda hora. Yo les cuento que viviendo en Pilar, a 50 kilómetros de Capital Federal, tengo que ir al Centro si quiero ‘milonguear’ entre semana y no lo pueden creer. Incluso les conté que donde vivo organizan milongas muy de vez en cuando y que sin embargo, todos los fines de semana hay algún lugar para bailar y cantar folklore. Es más, les dije que entre enero y marzo los más grandes festivales de nuestro país son precisamente de folklore y no de tango y que prácticamente todos los meses hay fiestas tradicionales en algún lugar del país donde los principales espectáculos son de folklore y otros ritmos y no de tango precisamente. Por eso cuando puedo trato de inculcarles algo de nuestras danzas tradicionales porque ellos quieren saber un poco más acerca de nuestras tradiciones. Yo les trato de inculcar que el tango es parte de una gran cantidad de ritmos tradicionales que representan a nuestro país en la danza. También te han invitado como musicalizador de milongas. Me gusta pasar música cuando se da la oportunidad. En mi último viaje pase música en Barcelona, en Rusia y lo he hecho en Francia también. Hay lugares donde hay DJ’S que nunca han venido a Argentina y lo que hacen es copiar tandas preparadas en Youtube o también le piden a alguien que les pase música para musicalizar una milonga, pero sin contar con una experiencia propia de imponer su propio estilo en elegir temas para matizar un baile de tango. Por lo general los organizadores de milongas tampoco están en condiciones de contratar a Dj’s profesionales y se arreglan con lo que tienen o consiguen. En mi caso, trato de pasar música como bailo yo, por eso hay orquestas que no suelo pasar, a menos que sepa que la gente que va gusta de determinada formación o estilo, pero por lo general trato de poner en los bailes música de mi propio gusto personal. Estas programando tu próximo viaje para marzo. Me tomé como todos los años, tres meses de descanso, pero pronto llegará el tiempo de organizarme de nuevo y ver que otros lugares pueden surgir para enseñar. Por lo pronto sé que seguro voy a Rusia por tres meses y la idea ahora es entre semana hacer algunas giras por otros países.
Hace un par de años me preguntaba cuál sería mi lugar en el mundo y después me di cuenta que mi lugar es acá, en mi casa paterna de Pilar”
¿Tuviste problemas de ingreso en algún país por causa del terrorismo internacional y los atentados? Creo que en ese sentido tuve hasta ahora bastante suerte. Me contaron muchos colegas que si han tenido problemas al ingresar a algún aeropuerto, pero yo por suerte no pasé por esos inconvenientes. Si me ha pasado, por ejemplo que cuando pasó lo de los atentados en París yo justo viajaba, pero sin embargo salvo de notar mayor vigilancia en los aeropuertos, no tuve ningún problema en ingresar. Igual creo que en esos lugares, la gente de vigilancia tiene un ojo entrenado para detectar algún viajero sospechoso, porque ni bien bajas del avión ves a muchos policías de migraciones que paran a determinadas personas, que seguramente les resultan sospechosas. La única vez que me pasó algo sobre el particular fue precisamente en mi primer viaje a Italia, donde me demoraron en migraciones. En ese momento no hablaba nada de italiano: por suerte viajaba con la chica que me había contratado para enseñar en la milonga de su padre que obró de intérprete y después de responder algunas preguntas nos dejaron continuar con los trámites aduaneros para ingresar al país. Fue la  única ocasión en que fui demorado en un aeropuerto, después nunca más y ojala que siga de la misma manera. ¿Todavía no sentís el agobio de viajar tanto? Para serte sincero, ya desde hace un par de años que vengo sintiéndome un poco cansado de tanto ir y venir, de tanto viaje. Llega un momento que abrir y cerrar valijas se torna en algo cansador, pero por suerte también tengo la fortuna de poder organizarme y poder volver a Pilar todos los veranos, que es una verdadera fortuna. En esta época también podría estar trabajando en Europa, sin embargo prefiero venir, visitar a mi familia y a los amigos que son parte de mi manera de disfrutar la vida. Mi idea es en el futuro viajar un poco menos, pero la verdad es que vivimos en un país complicado en la economía y hoy por hoy prefiero seguir viajando y venir a pasear todos los veranos a Argentina. Tengo 40 años, no tengo pareja estable ni una familia, en síntesis no tengo compromisos que me hagan optar por un cambio de planes en mi vida profesional y personal. Quizás en un futuro no piense lo mismo, pero hoy disfruto de mis tiempos y mis espacios. Creo que la vida es muy corta y hoy es tiempo de viajar y conocer. De otra manera, teniendo pareja o una familia constituida seria ciertamente mucho más difícil hacerlo. Por ejemplo, el año pasado tuve la posibilidad de conocer Corea, a través de una propuesta que me hicieron y que decidí en dos días. Si yo tuviera otros compromisos, seguro que hubiera sido muy difícil haber aceptado la invitación tan rápido y sin tantas complicaciones. Esta libertad que estoy disfrutando también me brinda la posibilidad de conocer no solo a nuevos amigos, sino otras culturas y tradiciones. El día de mañana, cuando ya esté más  tranquilo y con menos obligaciones, seguro que me voy a quedar por siempre en Pilar, que es mi lugar en el mundo. ¿Qué es lo que más extrañas cuando estás fuera del país? Sin dudas mis afectos más cercanos, mi papá, mis amigos. Pero también extraño el día a día, salir a caminar por Pilar y cruzarme con compañeros de la primaria, de la secundaria, con gente del folklore y del teatro. Extraño mucho mi casa. Hace un par de años me preguntaba cuál sería mi lugar en el mundo y después me di cuenta que mi lugar es acá, en mi casa paterna de Pilar. Sentarme afuera y tomar mate en el parque es algo que no tiene precio. Después de casi diez años de recorrer tantos países y ver tantas cosas maravillosas uno se da cuenta que en las cosas simples de la vida es lo que uno más extraña. Para mí hacer un asado en mi casa, tomar mate, estar relajado es parte de mi terapia personal para estar y sentirme siempre bien. Oscar Orlando Mascareño

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