Falleció Norberto Carlos Torres, leyenda del atletismo pilarense

Pilar despidió este martes a una de sus figuras más queridas y emblemáticas del deporte local. Norberto Carlos Torres, reconocido atleta y referente histórico del atletismo pilarense, falleció hoy a las 10.20 de la mañana. El velorio comenzará cerca de las 17.

Torres, nacido el 21 de octubre de 1932 en la Ciudad de Buenos Aires, llegó a Pilar siendo niño y creció en el Instituto Carlos Pellegrini, donde descubrió su pasión por el deporte que marcaría su vida. Allí comenzó a destacarse en competencias intercolegiales y, con el tiempo, se convirtió en una verdadera leyenda del atletismo local y nacional.

Además de su carrera deportiva, fue enfermero, profesor de natación y gimnasia, y bombero voluntario de Pilar, donde integró el cuerpo de reservistas. En los últimos años participaba activamente del Hogar de Día del Centro de Jubilados de la calle San Luis, donde compartía sus días con amigos y compañeros, siempre con el entusiasmo y la vitalidad que lo caracterizaban.

En diálogo con Resumen el año pasado, Torres había recordado con emoción su extensa trayectoria: “Corrí los 5 kilómetros de Pilar Corre cuando ya tenía 90 años. Pude terminar el recorrido sin problemas y tuve más felicitaciones que los ganadores. Fue una manera de cumplir con una frase que me acompañó toda mi vida: se puede correr hasta que uno quiera”.

Su último reconocimiento público fue en 2014, cuando el Corredor Aeróbico de Pilar fue bautizado con su nombre. “Logré lo que quería, ser un deportista reconocido”, había dicho entonces, con la humildad que siempre lo distinguió.

A lo largo de su vida, Torres acumuló títulos, trofeos y anécdotas inolvidables. Fue apodado de múltiples maneras —“Ñandú Criollo”, “El Correcaminos”, “El Señor del Atletismo”, “El Legendario”— y tuvo el honor de correr junto a Juan Carlos Zabala, campeón olímpico en 1932. También fue portador de la antorcha olímpica durante los Juegos Panamericanos de 1992 en Mar del Plata, además de haber ganado en tres oportunidades el Maratón de los Barrios.

Su pasión lo llevó incluso a fundar, a principios de los años ‘90, la Asociación Atlética de Pilar, donde se formaron generaciones de deportistas locales.

Pero su vida no fue solo deporte. Torres también fue parte de un grupo vocal de jazz en el Club Atlético Pilar, Los cinco mozos, y llegó a ganar un concurso de tango junto a su esposa, Julia Filippi, en un evento a beneficio del Hospital Sanguinetti.

Padre de Néstor Javier, abuelo de tres nietos y bisabuelo de dos, siempre se mostró orgulloso de que la pasión por el atletismo siguiera viva en su familia. “Uno de mis nietos está practicando atletismo en el grupo de Miguel Caldara. La continuidad de los Torres en el atletismo está asegurada”, decía con una sonrisa.

Con su fallecimiento, Pilar pierde a un símbolo del esfuerzo, la humildad y la pasión por el deporte. Su legado perdurará en cada corredor que transite el circuito que lleva su nombre y en la memoria de toda una comunidad que lo admiró y lo quiso como propio.