Aún en época de aislamiento y la inexactitud de una fecha de regreso para el automovilismo argentino, el único remedio para seguir con la pasión fierrera son los entrenamientos. Acompañado de un protocolo sanitario, el Autódromo de Buenos Aires habilitó la semana pasada las pruebas con recaudos que involucran el uso obligatorio del tapabocas y el permiso para que lo acompañe al piloto un mecánico, preparador o familiar, como es el caso de Mariano Oyhanart y su hijo Lautaro.
Este año, Lautaro iba a concretar su debut en el TC Bonaerense, sin embargo, el sueño se truncó con el comienzo de la cuarentena en marzo.
Mañana, el heredero de la dinastía Oyhanart, girará con el auto que vienen preparando desde hace meses. “Si lo sigue lustrando se le va a salir toda la pintura”, bromea Jorge "El Vasco", por la ansiedad de su nieto y agrega “no estoy muy de acuerdo sobre las pruebas, pero mi hijo si, y no puedo ir contra eso. No vamos a crear una disputa familiar ahora”. A pesar de su disconformidad, el ex piloto celebra que Lautaro pueda subirse al auto que tanto desea acelerar y a quien le gustaría ver correr en la actualidad. “Es una lástima, pero lamentablemente yo no puedo ir al autódromo. Acá voy a estar pendiente de como resulte. Espero que todo salga bien”, deseó.
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