Debutó en la primera de River Plate en 1945 a los 19 años y fue arquero titular de los millonarios hasta 1968. Atajó en la Selección Nacional y fue considerado en su época el mejor portero del mundo junto al ruso Yashin.
Amadeo Carrizo, leyenda de River y el fútbol argentino, falleció este viernes a los 93 años en Buenos Aires. Nacido en Rufino el 12 de junio de 1926, bautizado con el nombre de Amadeo Raúl Carrizo Larretape el santafesino rompió los moldes del puesto como uno de los primeros en animarse a jugar con los pies y salir del área. Hizo su estreno bajo los tres palos del Monumental en 1945 cuando tenía 19 años y ese fue el primero de sus 552 partidos en defensa del arco millonario, los cuales marcarían un antes y un después en la historia riverplatense. Allí se ganó para la eternidad el apodo de ‘Tarzán’, por sus envidiables reflejos y una tenacidad admirable.
Después de su brillante trayectoria, el club de Núñez lo nombró presidente honorario en 2013 y desde 2008 el sector inferior de la platea Belgrano lleva su nombre. En su honor, en cada aniversario de su nacimiento se conmemora el "día del arquero argentino" por decisión del Senado.
Con la Selección Argentina tuvo una cuenta pendiente, debido a que le tocó integrarla en un período de desorganización institucional que se vio plasmado en aquella derrota por 6 a 1 ante Checoslovaquia en el Mundial de Suecia 1958, en donde sería señalado como uno de los mayores responsables. Sin embargo, tuvo su revancha en 1964, donde Argentina se consagraría en la Copa de Naciones ante rivales como Portugal, Inglaterra y Brasil, en un torneo que lo tendría con la valla invicta.
Recordado paso por Pilar
Carrizo finalizó su ciclo como profesional en Millonarios Fútbol Club de Colombia en 1970, pero no se alejó del fútbol. Compró una quinta en Pilar, más precisamente en Villa Astolfi, y pronto se puso en contacto con los clubes locales. “Jugó para un equipo de la entonces denominada Asociación de Fútbol Pilarense que habíamos fundado junto al Negro Diorio y José Nora”, contó a Resumen, Pedro Bottarelli, que en aquellas épocas jugaba para la Asociación Italiana.
“Lo que siempre recuerdo es que curiosamente Amadeo no jugaba de arquero sino de delantero, seguramente porque pensaría que nadie debería osar jamás hacerle un gol al gran Amadeo”, especuló el reconocido comerciante pilarense-. “Otra de las anécdotas dignas de contar -continuó Bottarelli- es que una vez lo echaron y se fue tan enojado con el árbitro de la Liga que dirigía, que no jugó más por bastante tiempo, aunque no faltaba nunca como espectador a los partidos todos los sábados”.
El ex dirigente del Club Atlético y la Cámara de Comercio de Pilar, recordó a Resumen aquella inolvidable noche en la que fue invitado a cenar a la sede de la SCIPA. “Lo invitó el recordado Roberto Pachelo y su papá, ambos confesos hinchas de Boca, pero admiradores y amigos de Amadeo. Fue una noche memorable, llena de anécdotas y Carrizo la pasó muy bien. Lo puede tratar en otras oportunidades y la verdad que era un tipo muy afable, sencillo y simpático, aunque tenía su carácter”, refirió Bottarelli. “De su visita hay una foto en la galería que tenemos en el salón de reuniones en SCIPA”, concluyó.
Amadeo Carrizo vivió un tiempo más con su familia en su quinta de Villa Astolfi, hasta que comprando en una carnicería de la zona, fue víctima de un violento asalto junto a otros ocasionales clientes. Fue tal su impresión que tomó la decisión de vender la quinta y radicarse en Capital Federal.
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