Whirlpool cierra su planta de Fátima y desvincula a 200 trabajadores en medio de la apertura importadora

La filial brasileña de la firma confirmó el cierre definitivo de su planta de producción en Fátima, afectada por la fuerte entrada de productos chinos y una reestructuración regional. La empresa, que ya había reducido personal en 2024, anunció que mantendrá operaciones de importación y distribución en el país.

Whirlpool SA, la filial brasileña de Whirlpool Corp, confirmó este miércoles que cerrará definitivamente su planta de producción en Fátima, una decisión que marca el final de las operaciones fabriles que la compañía mantenía en Argentina. La multinacional, dueña de las marcas Brastemp y Consul, sostuvo en un comunicado que la medida responde a "lineamientos estratégicos de eficiencia operativa y asignación responsable de recursos", orientados a su reestructuración regional.

Aunque la empresa dejará de fabricar en el país, aclaró que mantendrá sin cambios sus actividades de importación, comercialización y distribución, que seguirán operando desde las oficinas y depósitos que conservará sobre Ruta 8. En cambio, la producción local de refrigeración, lavarropas y secarropas quedará desactivada por completo.

Desde la compañía señalaron que uno de los factores que aceleró la decisión fue la fuerte irrupción de productos importados, en especial de origen chino, cuyo volumen -según describieron- "nunca había sido visto" en el mercado argentino. Este ingreso masivo habría impactado de forma directa en la competitividad de la producción local, profundizando la caída del consumo interno y deteriorando la viabilidad de la planta.

El cierre implica la desvinculación de unas 200 personas, aunque la firma aseguró que se encuentra en diálogo con el gremio para "cuidar al personal" y ordenar el proceso de salida. Las autoridades sindicales ya fueron notificadas y mantienen reuniones para definir los pasos a seguir, en un contexto que vuelve a tensar al sector industrial de la región.

La noticia llega casi un año después de que Whirlpool iniciara un proceso de ajuste en su planta inaugurada en 2022, cuando recortó alrededor de 60 puestos de trabajo y eliminó un turno completo de producción. En aquel momento, la empresa había atribuido esas medidas a la baja del consumo local y a una reorganización global que incluyó la reducción de mil puestos en distintas sedes del mundo.

En mayo de 2024, la planta de Pilar ya operaba con un único turno y había reestructurado áreas gerenciales y líneas de producción internas. Entonces, el secretario de organización de la UOM y titular de la seccional San Miguel, Diego Espeche, relató que se logró evitar un ajuste más severo que inicialmente contemplaba despidos masivos, a partir de acuerdos que incluyeron no renovar contratos eventuales y aplicar suspensiones.

Sin embargo, la situación económica y la presión de la competencia importada terminaron por consolidar un escenario irreversible. El anuncio del cierre deja a Pilar sin una de las inversiones industriales más importantes de los últimos años, mientras la empresa concentra sus esfuerzos fabriles en Brasil, donde en 2023 había anunciado una inversión de 550 millones de reales para ampliar y modernizar sus plantas de Rio Claro y Joinville.

Con la producción argentina detenida, Whirlpool reconfigura su presencia en el país hacia un modelo dependiente de la importación y la distribución, mientras trabajadores, sindicatos y autoridades locales enfrentan el impacto laboral y económico que deja la salida de una multinacional que, hace apenas dos años, había apostado a expandir su actividad en territorio bonaerense.

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